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“Yace en el corazón del pueblo ese apego a lo local, como un rescoldo, y sobre el que es preciso soplar hasta que alce la llama”.
- Por Fernando Gomecello Rodríguez, activista social
Traigo este recuerdo a colación porque, tras 110 años de aquella conferencia (completamente actual salvando la distancia) y 43 de democracia formal, seguimos instalados en un bucle del que los gobiernos que hemos tenido no han sido capaces de despojarse de aquellos “tics” franquistas que aún imperan en muchas estructuras de nuestro Estado y que todavía espera una regeneración democrática y progresista, acorde a los nuevos tiempos. Regeneración tantas veces anunciada por nuestros representantes políticos pero siempre olvidada o postergada cuando llegan al “poder”.
Después de explicar los problemas que aquejan a la nación Azaña se pregunta “¿queda algún lugar abierto a la esperanza? Indudablemente si queda. […] ninguna incapacidad natural aflige a nuestro pueblo que le impida acelerar el paso y recuperar el puesto perdido. […] Queremos una transformación de nuestro régimen económico, público y privado, […] Queremos variar el sistema tributario, de suerte que quien más tenga pague más; queremos acercar el trabajo al trabajador, que el trabajo sea reproductivo e imposible la vida del parásito, llámese como se quiera.”
Y continua “En lo político necesitamos, como una condición indispensable, la revisión de todas la instituciones democráticas […] purificándolas de todos los falsos valores que sobre ellas o a sus expensas se han creado, […]¿Democracia hemos dicho? Pues democracia. […] No odiéis ni os apartéis de la política, porque sin ella no nos salvaremos.”
Alude a la enseñanza, a la instrucción y educación pública sobre bases científicas, al cultivo de la inteligencia y la formación del carácter, “sin esos principios todo se viene al suelo”. Los medios que han de operar para esa transformación proviene de un sentimiento, que es una fuerza, es el apego a lo local y de un instrumento que es el Estado. ¿Ese localismo sería equiparable a lo que actualmente se llama “municipalismo”?. Podría ser, porque Azaña lo caracteriza como “una inclinación natural, un movimiento instintivo, porque el municipio es la sociedad política más inmediata a nosotros,”
[…] “Yace en el corazón del pueblo ese apego a lo local, como un rescoldo, y sobre él es preciso soplar hasta que alce la llama. ¿Para qué? Para hacer del municipio una escuela de ciudadanos”. Está invitando Azaña a sus paisanos a asistir al ayuntamiento para hacerse oír. […] “si no os importa que vuestras calles no se empiedren, o que vuestros abastos no se vigilen, o que vuestros enfermos no tengan asistencia, ¿cómo queréis, cómo podréis interesaros, por ejemplo, en que se reformen los tributos y aranceles, en que la marina sea eficaz y la enseñanza gratuita y verdadera?”
Hasta aquí mi pequeño recordatorio de esta importantísima conferencia desconocida para muchos alcalaínos, como desconocida, perseguida y silenciada durante muchos años, también lo fue toda su magna obra y su propia persona.
P.D. Apuntes recogido de una edición facsímil, impresa el 22 de mayo de 1987,con motivo de la inauguración en Alcalá del Monumento a Azaña. Ejemplar original cedido por la familia San Luciano y que supongo debe estar en todas nuestras bibliotecas.