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El suceso se produjo en el módulo para reclusos jóvenes de la prisión y obligó a evacuar a 34 internos.
El suceso se produjo minutos antes de las nueve de la noche, cuando todos los internos estaban ya en sus celdas. En ese momento, un recluso de 19 años considerado conflictivo y que, a lo largo del día, había provocado varios incidentes que incluían autolesiones, colocó el colchón contra la puerta de la celda y le prendió fuego, según detalla el sindicato en una nota. Al percatarse de lo que ocurría, los funcionarios acudieron al lugar con equipos de extinción y protección para apagar las llamas que llegaron a superar el medio metro de altura, según añade Acaip. El humo obligó a evacuar a uno de los patios de la cárcel a los 34 internos que había en ese momento en la galería afectada.
Al centro penitenciario se desplazaron siete dotaciones del Samur y Protección Civil, que finalmente tuvieron que trasladar a centros hospitalarios a tres de los reclusos, entre ellos al autor del incendio y su compañero de celda. El tercer herido ocupaba una celda contigua. Dos de ellos, incluido el que prendió fuego al colchón, presentaban intoxicación de humo. El tercero, diversas quemaduras, por lo que permanece ingresado en el hospital La Paz de Madrid. Varios funcionarios que intervinieron presentaron también molestias respiratorias, pero no fue necesario trasladar a ninguno a centros sanitarios.
Acaip denuncia que la cárcel de Alcalá-Meco, la más antigua de la Comunidad de Madrid, “adolece de los medios materiales y personales necesarios” para albergar a presos jóvenes (entre 18 y 20 años), que, recalca, son “los que, de largo, protagonizan los incidentes regimentales más graves y el mayor número de ellos”.
El 23 de diciembre del año pasado, esta prisión ya fue noticia por un suceso protagonizado por otro joven. Entonces se escapó del centro penitenciario Yousef Mohamed Lehrech, alias El Pastilla, un presunto sicario de 20 años que pudo ser detenido un mes después de su huida en Alemania. Las imágenes grabadas por el circuito de videovigilancia de la cárcel recogieron con detalle el periplo seguido por el evadido desde el módulo de comunicaciones, donde tenía previsto verse con cuatro familiares, hasta el control de salida. El Pastilla se mezcló con personas que iban a visitar a otros reclusos para pasar inadvertido y, tras encontrar abierto un rastrillo —sistema de doble puerta que separa dependencias con barrotes—, salir caminando tranquilamente por la puerta principal de la cárcel sin que nadie le diera alto. Varios funcionarios de prisiones fueron expedientados para depurar responsabilidades por la rocambolesca huida.