Una ciudad reconciliada | Por Francisco Muñoz Romero

• También la limpieza o las zonas verdes parece que han dejado de ser un estigma y que transitan dentro de lo mejorable con un aprobado, que no es poco.

Francisco Muñoz Romero es Profesor de Comunicación Institucional e Imagen Pública del Departamento de Teorías y Análisis de la Comunicación en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid
 

Lo más destacado de esta segunda entrega de la encuesta de ALCALÁ HOY relacionada con las elecciones municipales del próximo día 28 de mayo es que parece desprenderse un alto nivel de reconciliación de los vecinos con la ciudad. Más allá de las puntuaciones concretas de cada área de gobierno, el hecho de que todas hayan aprobado demuestra una mejora de la relación de los alcalaínos con la ciudad en la que viven. O se puede decir de forma inversa: no se identifican áreas de rechazo o conflictividad en la ciudad que condicionen la forma en que los alcalaínos viven la realidad local y que esta sea un determinante de la conformación de posiciones políticas. Como ciudad, esto es algo positivo, más allá de que existan niveles o escalas de satisfacción en cada una de las áreas de gobierno.

Pero si algo llama la atención de estos datos ofrecidos por la encuesta es que parece que es la izquierda más allá del PSOE la que más cabreada está con la ciudad, si se me permite decirlo así. Cultura, movilidad, limpieza, sanidad, empleo, peatonalización o transparencia son claramente peor valoradas por los electores de Podemos, IU y Más Madrid que por los votantes del resto de partidos. El dato no sólo es importante en sí mismo como reflejo de un estado de ánimo de la izquierda a la izquierda del PSOE, sino por sus posibles repercusiones si lo llevamos más allá del 28M a la hora de plantearse un acuerdo de investidura o un futuro pacto de gobierno.

Que la cultura y los festejos sean el área que más valoración alcanza de entre todas las áreas de gobierno municipal no debe sorprender en una ciudad que todo lo convierte en espectáculo, dicho sea esto de forma objetiva y sin juicio de valor alguno. Las dinámicas de participación popular y la presencia en la calle de la cultura, el turismo y los festejos no cabe duda de que se visibilizan más y por naturaleza provocan más simpatía e identificación positiva de la ciudad.

También la limpieza o las zonas verdes parece que han dejado de ser un estigma y que transitan dentro de lo mejorable con un aprobado, que no es poco.

Ahora bien, si damos por buenas las valoraciones de los alcalaínos sobre las áreas de gobierno de la ciudad, también debemos dar por buenos los datos de intención de voto que se publicaron ayer. Es la misma encuesta. No tendría mucho sentido cuestionar las previsiones de los resultados electorales y abrazar con entusiasmo la valoración del estado de la ciudad. Como ciertas ofertas, esto va en un pack indivisible.

También por lo que respecta a la valoración del acuerdo de gobierno firmado por PSOE y Ciudadanos en diciembre de 2021. Este pacto sólo lo han entendido desde las dos fuerzas firmantes. Ni siquiera en un contexto tan excepcional como la pandemia se ha valorado adecuadamente este movimiento político.

Quizás en el debe de la encuesta está no haber incluido una pregunta de respuesta espontánea sobre el grado de conocimiento del acuerdo PSOE-Ciudadanos. Estoy convencido de que hubiera habido sorpresas y, de paso, explicaría también por qué no se llega al 5 de valoración.

En todo caso parece que quien va a obtener mayor retorno de ese pacto va a ser el PSOE, ya que Ciudadanos se quedaría fuera del Ayuntamiento. No por razones exclusivamente locales, es cierto. Pero parece claro que va a haber una clara asimetría en los beneficios políticos del acuerdo de gobierno: el apoyo de Ciudadanos al PSOE le ha dado a éste un margen de gobernabilidad institucional y un marco presupuestario que ha utilizado sabiamente. Mientras que Ciudadanos ha estado siempre en una posición menos cómoda para explotar el acuerdo. De lo que no cabe duda es que por parte del PSOE se ha sabido capitalizar como corresponde la percepción de “agentes del cambio”. A Ciudadanos sin embargo no parece que le haya reportado el más mínimo beneficio político, demostrando una vez más que este tipo de acuerdos siempre trabajan a favor de inventario, esto es, a favor del titular del gobierno y de la alcaldía. Y si no, que le pregunten a Somos Alcalá.

Por último, una inquietud de la que se me ha dado traslado en relación con los datos publicados el primer día, se refiere al conocimiento y valoración de algunos políticos locales. En concreto, me han trasladado dos cuestiones: cómo es posible que el nivel de conocimiento y valoración de un aparentemente desconocido candidato de VOX sea el que refleja la encuesta y cómo es posible que el tercer político más conocido, el candidato de Ciudadanos, sea el peor valorado de todos.

Medir el conocimiento y la valoración de los políticos locales tiene un interés limitado. Ni el conocimiento ni la valoración son componentes decisivos en el comportamiento electoral. El político mejor valorado en España en octubre de 2019 era…. Albert Rivera, si, el que perdió con estrépito las segundas elecciones de ese año. Es más, en contextos mediáticos saturados (muchos medios y canales de comunicación), los políticos más conocidos son los que precisamente tienen mayores niveles de rechazo… y viceversa, los menos conocidos suelen tener mejores índices de aceptación. Todo está en qué se entiende por “conocimiento” y cómo se conforma la identidad pública de un político, pero despejar esa incógnita llevaría una tesis doctoral o dos.

La explicación, por tanto, del caso de VOX se puede encontrar en que la posición de esta fuerza política, situada en la extrema derecha, tiene un componente sociológico casi sectario o tribal (dicho esto desde el análisis y no desde la opinión personal) y eso junto su base social, más amplia de lo que parece, hace que haya un respaldo monolítico a su posición, incluso con las vicisitudes que ha pasado VOX en su trayectoria municipal y en la configuración de la candidatura actual. El caso de Ciudadanos es más sencillo: se cumple la regla de que a mayor conocimiento mayor probabilidad de rechazo y, junto a ello, porque no ha sido capaz de equilibrar la ecuación con una estrategia política diferenciada.

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