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Sería una lástima que Tamames, quien ya demostró su valor y coraje militando en el PCE contra la dictadura franquista, se echase para atrás a última hora.
- Santiago López Legarda es un periodista alcalaíno que ha ejercido en diferentes medios nacionales.
Ojalá hubiera en España muchos mayores capaces de ejecutar una pirueta tan sensacional como la que parece estar ensayando el hombre que nos enseñó los rudimentos sobre la estructura económica de España y del mundo. Si hubiera muchos españoles capaces de hacer ese viaje sideral por la política y por la vida, nuestro querido país prácticamente se saldría del mapa: la mayor esperanza de vida, las mejores playas, el mejor clima, las mejores tascas ( a las que, según propia confesión, Tamames pide ir después de sus conferencias), la mejor gastronomía, la mejor Liga de fútbol, las mejores plazas de toros y los mejores sitios donde echar una siestecita. ¿Cómo no inflamarse de patriotismo ante semejante panorama? Conmiseración es lo único que podemos sentir ante los millones y millones de seres humanos que, pudiendo haber nacido aquí, fueron a nacer lejos de estos cincuenta millones largos de hectáreas que comprende la piel de toro.
Según ha explicado en estos días el antiguo catedrático de economía, lo que le ha llevado a estar dispuesto a enfrentarse a Pedro Sánchez en el Congreso de los Diputados es su vieja amistad con el el escritor Fernando Sánchez Dragó y el patriotismo altruista que, un día sí y otro también, exhiben los dirigentes y militantes de VOX. Nada malo nos puede pasar después de esa feliz concertación de intenciones entre Sánchez Dragó, Ramón Tamames y Santiago Abascal. Sería una lástima que Tamames, quien ya demostró su valor y coraje militando en el PCE contra la dictadura franquista, se echase para atrás a última hora. Solo una cosa chirría un poco en todo esto; y es que los sobrevenidos compañeros de viaje de Tamames habrían disfrutado mucho en los años cincuenta del siglo pasado, cuando él y Sánchez Dragó se hicieron amigos, pasando por las armas a todo aquel que hubiera cometido la osadía de confesarse comunista. Pero, en fin, pelillos a la mar. Lo que importa es el presente y no el pasado. Y en el presente, Tamames dixit, VOX es un partido constitucional que defiende sus ideas democráticamente en el Parlamento.
Digo que sería una lástima un hipotético no del escritor y ensayista, porque el espectáculo que se anuncia promete ser el mayor notición político y parlamentario habido en España desde aquel lejano mayo de 1980, cuando Alfonso Guerra subió a la tribuna de oradores en defensa del candidato González y dejó dicho para la historia que “la democracia ya no aguanta a Suárez y Suárez ya no aguanta a la democracia”. No me negarán mis lectores de ALCALÁ HOY que la política, la buena política, tiene algo de espectáculo, puesto que su materia prima es el arte de las palabras, de la oratoria, como en el teatro.
Pero, puestos a buscar símiles, yo compararía el duelo dialéctico entre Ramón Tamames y Pedro Sánchez con un acontecimiento taurino que los españoles realmente existentes no hemos tenido la suerte de disfrutar: los mano a mano que disputaron Joselito y Belmonte en las más importantes plazas de la geografía patria. Este último confesó en una entrevista que debía mucho a Joselito y Joselito le debía mucho a él. Y no sería de extrañar que Sánchez, luego de las próximas elecciones generales, tuviera un arranque de sinceridad: todo se lo debo a Tamames.
Y no vayan a creer que Sánchez lo tiene fácil. Tuve la suerte de conocer personalmente al candidato in pectore cuando aspiraba a la alcaldía de Madrid por Izquierda Unida. Y puedo atestiguar que sus mandobles dialécticos nos resolvían la obligada y urgente crónica a los plumillas que seguíamos sus andanzas. Decía cosas como “no se le pueden pedir peras al manzano y menos aún tirar los votos al barranco”. También fue él quien acuñó la frase según la cual los socialistas destacaban por “sus cien años de historia y cuarenta de vacaciones”, en alusión a los escasos méritos contraídos por el PSOE en la lucha contra la dictadura.
Gracias a Tamames hice mi primer viaje en helicóptero y de aquella experiencia solo recuerdo dos cosas: el entusiasmo contagioso con que el candidato arrojaba octavillas desde el aire y el mareo que me producían los frenazos y acelerones de la aeronave. A punto estuve de echar hasta la primera papilla que me dieron, porque soy un blandengue y no es que sea incapaz de hacer una pirueta, es que nunca he sido capaz de cosas tan banales como hacer el pino o viajar en la noria o la montaña rusa. También conservo del candidato un ensayo cuyo título no adivinarían nunca: EL SOCIALISMO INEVITABLE. ¿Qué tipo de socialismo defendía en aquellas páginas? Pues un socialismo democrático muy parecido al que hoy en día defiende un tal Pedro Sánchez. Pero Tamames es mucho Tamames y yo ardería en el infierno con tal de que mis viejos compañeros de RNE me invitasen a echarles una mano en el seguimiento de las memorables jornadas que se anuncian.
Y ya está, esto es todo lo que querías decirnos. No entiendo nada, ni lo que tú no dice y Tamames pretende.
Buen artículo Santiago. A buen entendedor…. ,😄
Decir que Pedro Sánchez defiende un socialismo democrático es caer en la senilidad, sobre todo cuando tiene copado el tribunal constitucional o la fiscalía general del estado. Como siempre el Sr. Legarda confunde la democracia y la libertad creyendo que los únicos demócratas son los que apuestan por el totalitarismo de izquierdas. Así nos va. Pero del ultraje que sentimos las mujeres con la ley de Pedro Sánchez a callar.