DE PLAZA DEL MERCADO A PLAZA DE CERVANTES (1ª entrega) | Por Vicente Sánchez Moltó

No cabe duda de que, pese a los siglos transcurridos, nuestra plaza mayor, la plaza de Cervantes, sigue siendo el centro neurálgico, político y social de Alcalá de Henares. Ha sido lugar de intercambio comercial, de fiesta, de encuentro social y de ocio. Pero, también, escenario de grandes acontecimientos. Los vaivenes políticos de la primera mitad del siglo XIX hicieron que la plaza pasara a denominarse, según las circunstancias de cada momento, como de la Constitución, Real o, simplemente, Mayor.

 La plaza del Mercado y el arco de la universidad, hacia 1846
  • la plaza más importante de Alcalá no surgió, como las de Valladolid, Madrid o Salamanca durante el barroco. Nuestra plaza es muy anterior.

 

  • Manuel Vicente Sánchez Moltó es Cronista Oficial de Alcalá de Henares

 

 

No cabe duda de que, pese a los siglos transcurridos, nuestra plaza mayor, la plaza de Cervantes, sigue siendo el centro neurálgico, político y social de Alcalá de Henares. Ha sido lugar de intercambio comercial, de fiesta, de encuentro social y de ocio. Pero, también, escenario de grandes acontecimientos. Desfiles militares, mítines, misas al aire libre, pregones, conciertos de música, actos públicos, promulgación de la Constitución, campeonatos deportivos, carreras ciclistas, de motos y de karts, juras de bandera, manifestaciones políticas y sindicales y un largo etc. se han desarrollado en torno a este recinto urbano.

Pero la plaza más importante de Alcalá no surgió, como las de Valladolid, Madrid o Salamanca durante el barroco. Nuestra plaza es muy anterior. Se generó como un gran espacio libre extramuros del primer recinto amurallado. Su enorme extensión se debía a que era el lugar donde se celebraba el gran mercado semanal, del que tomó su nombre. Pero, también, era el recinto donde tenía lugar la feria anual, concedida por el rey Alfonso VIII, a instancias del arzobispo de Toledo, don Gonzalo Pérez en 1184, a celebrar a partir del Domingo de Quasimodo (el siguiente al Domingo de Resurrección), por lo que fue conocida como Feria de la Pascua Mayor. Enseguida se convirtió, junto con la de Medina del Campo, en una de las ferias más importantes de Castilla. A mediados del siglo XIII, en tiempos de Fernando III Alcalá contaría con una segunda feria para mediado agosto, que recibiría la protección de Alfonso X y otros monarcas de la Corona de Castilla, conviviendo con la anterior hasta bien entrado el siglo XIV, cuando la primera dejó de celebrarse y sólo quedó la de agosto, que es la que ha llegado hasta nuestros días.

A lo largo del siglo XIII la ciudad fue creciendo por el este, surgiendo iglesias como la de San Juan, conocida como “de los Caballeros”, por ser el lugar de enterramiento de miembros de la nobleza complutense, o la parroquia de Santa María la Mayor, además de viviendas y algunos servicios, como las tenerías. En el último tercio del siglo XIV el arzobispo Pedro Tenorio ordenó erigir una nueva cerca o muralla para la defensa de este barrio. A mediados del siglo siguiente, otro arzobispo, Alonso Carrillo de Acuña, fundó el monasterio franciscano de Santa María de Jesús, lo que determinó el traslado de la parroquia a la iglesia de San Juan. A mediados del siglo XVI se iniciaría la construcción del nuevo templo, conservando la torre y las antiguas capillas de enterramiento. En el baptisterio de esta parroquia, situado en la base de la torre, fue donde el nueve de octubre de 1547 recibiría las aguas del bautismo Miguel de Cervantes. La falta de recursos económicos hizo que la nueva parroquia no se pudiera concluir más que en lo que serían los dos tercios de la cabecera, por lo que se cerró a la plaza con una poco agraciada fachada de ladrillo que, posteriormente, se cubriría con un revoco a la cal. De este modo, llegó hasta julio de 1936 y, así la podemos ver en muchas fotos.

Actualmente el arco de la universidad, Foto de Pedro Enrique Andarelli.

Inicialmente, la plaza contaba con soportales en tres de sus frentes, pero tras la creación de la Universidad de Alcalá, Cisneros consiguió del Concejo en 1513 autorización para suprimir los soportales de varias de las casas que había adquirido en el lateral este. De este modo, la jurisdicción de la plaza quedó dividida por una línea imaginaria que partía de la torre de Santa María hasta la esquina de la plaza con la calle de Libreros. Esto es lo que explica que hoy sólo presente columnas en los extremos norte y oeste.

La plaza del Mercado hacia 1870

Progresivamente, la plaza del Mercado fue configurándose como el centro neurálgico de la ciudad renacentista. El lugar donde, no sólo se celebraba el mercado semanal y la feria anual, sino también donde tenían lugar las fiestas públicas, las “cañas”, los simulacros militares, las carreras ecuestres, los fuegos y luminarias y, sobre todo, las corridas de toros.

A principios del siglo XVII el Concejo decidió trasladar su sede de la plaza de la Picota, situada al final de la calle Mayor, a unas casas de la plaza del Mercado. Aún en el capitel de una de sus columnas se puede ver el escudo de Alcalá. Desde su balcón, el Concejo, presidido por el corregidor, presenciaba los espectáculos públicos. Enfrente, sobre el llamado Arco de la Universidad, que se levantaba en el encuentro de lo que hoy es la calle Pedro Gumiel, el rector y las autoridades académicas asistían a los festejos. El uso de un paño azul con el escudo de Cisneros, adoptado por la Universidad como suyo propio, colgado del balcón, además de sitial y almohada por parte del rector provocó un largo pleito que supuso la suspensión de la celebración de corridas de toros durante veinticinco años. El asunto no se resolvió hasta que el Concejo obtuvo de Carlos II en 1691 idéntico privilegio “sin que sirviera de precedente para otras ciudades donde no se daba el mismo estado de circunstancias”. En la planta noble del Ayuntamiento se expone el paño carmesí con las armas de la Ciudad que se desplegaba del balcón en los actos públicos y que, acertadamente, fue restaurado hace pocos años.

Los pleitos entre ambas instituciones no terminaron aquí y en el siglo XVIII vuelven a producirse enfrentamientos por el uso de la calle del Toril (actual Bustamante de la Cámara), lugar tradicional del encierro de los toros, que quedaba en la zona de jurisdicción de la universidad. Las corridas de toros se siguieron celebrando en la plaza del Mercado hasta 1834. No sería hasta 1840 cuando se levantó el primer coso taurino cerrado y con gradas en la huerta del antiguo colegio convento de San Nicolás de Tolentino (hoy de San Juan de la Penitencia).

Los vaivenes políticos de la primera mitad del siglo XIX hicieron que la plaza pasara a denominarse, según las circunstancias de cada momento, como de la Constitución, Real o, simplemente, Mayor. Tras el cierre de la Universidad de Alcalá para crear en Madrid la Universidad Literaria (después Central y, desde hace unas décadas, Complutense), fueron puestos en venta por el Estado los históricos edificios universitarios. Poco después, su propietario, decidió demoler el Arco de la Universidad, lo que provocó la irritación y la denuncia de los alcalaínos. Su propietario inició el desmantelamiento de los edificios, desmontó la crestería del patio Trilingüe, se llevó las campanas de la capilla de San Ildefonso, fundidas con el bronce de los cañones tomados por Cisneros en la conquista de Orán, trasladó a su finca las excelentes rejas de hierro forjado de la capilla… Finalmente, en diciembre de 1850 el pueblo de Alcalá crearía la Sociedad de Condueños, con el fin de adquirir la manzana universitaria y, de este modo, evitar la ruina y asegurar la conservación de los históricos edificios.

 

 

 

 

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