Sobre la revista couché municipal

• Carta de los Lectores remitida por Pilar Blasco

Muy bonita la revista couché que el Ayuntamiento nos ha dejado en los buzones en vísperas navideñas. Muy agradecidos, supongo, muchos alcalaínos por el detalle de recordarnos o mostrarnos de primera mano a los no advertidos los logros y promesas cumplidas en nuestra ciudad por parte del equipo administrador/gobernante ilustrados con fotos a todo color.

La consigna mercantil de hacer notar los resultados de una labor, el producto de un trabajo creativo en favor de la comunidad, es una idea “Premium”. El marketing al servicio del gobierno es todo un hallazgo. Antes se llamaba propaganda, con apellido o sin él, propaganda política, ideológica, social…, electoral, en suma. En ocasiones van mezcladas y fundidas en el pie de foto y titulares del satinado panfleto, anual o semestral, que es el caso, creo, de este lujoso recordatorio de nuestro alcalde. Todo muy bien y legal y legítimo.

Si no fuera porque muchos ciudadanos andamos con la sensación rayana en justificada desconfianza hacia los administradores de nuestros bienes y servicios. El despliegue de medios de comunicación municipal y otras manifestaciones de esplendor como la decoración navideña, fiestas y atracciones para todos, y todas, “gratis total”, lo daríamos por fruto de bonanza económica resultado de administración eficiente y tal. Algo que expresamente consta en el vistoso periódico municipal buzoneado en fechas recientes.

En el cual sin complejos se hace constar, además de la impecable administración del dinero de las arcas públicas por parte de la actual junta de gobierno, la ingente deuda dejada en la alcaldía por el anterior partido (PP) y saldada con eficacia por el actual (PSOE). Todo dentro de las reglas del juego político que, como sabemos, no es un deporte de caballeros.

La desconfianza y desazón se produce en el ciudadano de a pie medianamente informado y consciente de la merma de sus ingresos y la disminución constante y progresiva de su poder adquisitivo. Ocurre antes o después de apagarse los leds navideños con sus colorines, una vez visto y leído el folleto del alcalde o tirado directamente al flamante contenedor de papeles, que a esos ciudadanos menos dúctiles nos acecha la idea cada día más persistente y mordiente de que toda esa farándula procede de nuestro bolsillo y más de uno preferiría menos luces y colores en las calles y más calefacción, por poner un ejemplo.

A la desconfianza se une la inevitable sospecha de que el despilfarro de colorines ya habitual de ayuntamientos y administraciones de uno y otro sello, Alcalá también, sale sin permiso de nuestros bolsillos, que la revista municipal coincide, casualmente o no, con los inicios de periodo electoral, que este año se prevé candente. Inevitable sacar conclusiones.

Dueños de nuestros silencios, esclavos de nuestras palabras

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