El reto de Yolanda Díaz | Por Carlos Cotón

Recoger el testigo de un partido o un espacio electoral fuertemente vinculado a la figura de otra persona no es fácil. Que ese partido o espacio electoral sobreviva y continúe su curso sin el amado líder al frente del timón, un reto. De algo así se trata la ‘sucesión’ producida en Unidas Podemos a raíz de la marcha de Pablo Iglesias de la política institucional.

Yolanda Díaz en una entrevista (Fuente: ETHIC | Patricia J. Garcinuño)
  • A Díaz se le ha encomendado la supervivencia del espacio representado hoy por Unidas Podemos.

 

  • Analista político  colaborador de ALCALÁ HOY

 

Yolanda Díaz en un acto junto a otras políticas (Fuente: EFE).

Recoger el testigo de un partido o un espacio electoral fuertemente vinculado a la figura de otra persona no es fácil. Que ese partido o espacio electoral sobreviva y continúe su curso sin el amado líder al frente del timón, un reto. De algo así se trata la ‘sucesión’ producida en Unidas Podemos a raíz de la marcha de Pablo Iglesias de la política institucional.

Y digo solo política institucional porque, realmente, Pablo Iglesias no ha abandonado la actualidad política. Ha regresado a su faceta como colaborador en medios de comunicación y desde los micrófonos y los artículos de opinión continúa haciendo política.

Irene Montero, Yolanda Díaz y Pablo Iglesias en una imagen de archivo (Fuente: EFE | Rodrigo Jiménez).

Respecto a Unidas Podemos, el relevo de Iglesias lo ha cogido Ione Belarra, una mujer estrechamente vinculada tanto al ex-líder del partido morado como a Irene Montero, y se desconoce hasta qué punto sigue teniendo influencia Iglesias en los caminos transitados por, todavía, su partido. El liderazgo de la cuota de Unidas Podemos en el Gobierno de España, sin embargo, ha recaído en Yolanda Díaz.

A Díaz se le ha encomendado la supervivencia del espacio representado hoy por Unidas Podemos. El cómo y con quién lo hará todavía está por ver. Hasta el momento, la Ministra de Trabajo recoge muchas más simpatías que las que recogía Pablo Iglesias, cuya figura política, y creo que es opinión generalizada, estaba sumamente desgastada.

De momento, las encuestas dicen que una hipotética candidatura de Yolanda Díaz lograría que el espacio representado por Unidas Podemos resistiese. Y la verdad, con más o menos razón, es que la pandemia y los estragos que ésta ha provocado en el ámbito laboral español han hecho de su perfil político un valor al alza. Un valor al alza tanto para Unidas Podemos como para el propio Gobierno de Pedro Sánchez.

Nada tiene que ver el perfil –y la imagen- de esta Yolanda Díaz con la Yolanda Díaz diputada en el Parlamento de Galicia, cuando inició el camino que la ha llevado hasta el Gobierno de España. Los que conocemos el día a día de la política en Galicia lo sabemos. De hecho, Pablo Iglesias tuvo mucho que ver en la alianza que Díaz forjó junto al histórico dirigente nacionalista Xosé Manuel Beiras y que irrumpió en Galicia en el 2012. Era el germen de lo que fueron después las autodenominadas «Mareas».

Si hay que analizar los pros y contras del perfil político de Yolanda Díaz en estos momentos, considero que uno de los puntos fuertes que tiene a su disposición es que ella, en su desempeño como política y miembro del Gobierno, no tiene que salvaguardar los intereses de un partido político. Es decir, no está atada de pies y manos por ningún aparato orgánico ni se debe a unas siglas. Tiene las manos libres, y la proyección pública que le otorga ser parte del Gobierno, para potenciar su liderazgo político.

Díaz ha sido durante muchos años la líder de Izquierda Unida en Galicia y no fue hasta 2020 cuando supimos de su baja de la coalición liderada por Alberto Garzón. El único carnet que todavía conserva la hoy Ministra de Trabajo es el carnet del Partido Comunista.

Además, por lo visto y siempre según los datos arrojados por las encuestas, Yolanda Díaz no solo conseguiría mantener con vida a Unidas Podemos sino que cae mejor entre la sociedad que Pablo Iglesias. Frente al perfil enfadado y bronco de Iglesias, Díaz ofrece un perfil amable y transigente. Aunque solo sea de fachada.

La cuestión clave, en mi opinión, es saber hasta qué punto va a disponer Díaz de libertad para configurar la oferta electoral que pretende ofrecer a los españoles. De todos los agentes que conforman el espacio de Unidas Podemos, Podemos es la organización política con mayor influencia. Y como hemos comentado ya, Podemos está en manos de Ione Belarra. Es decir, de Irene Montero. Es decir, de Pablo Iglesias. Y no son pocos los rumores que hablan de un descontento en el tándem Belarra-Montero por las intenciones de Díaz de armar una candidatura más allá de los partidos políticos. Especialmente, o eso dicen, en Irene Montero.

La prueba del algodón para certificar hasta qué punto la figura de Yolanda Díaz surtirá efecto en ese espacio a la izquierda del PSOE será cuando se convoquen elecciones y se pueda probar, como digo, la libertad de la que dispone para liderar esa opción. Porque los votos y la confianza de ‘la gente’ no se consiguen solo con amables titulares, dulces sonrisas y buenas intenciones.

 

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