Blanca Ibarra: el barro que no cesa | Por Antonio Saldaña

"La concejala socialista, con su conocida destreza para manipular narrativas y fabricar escándalos donde no los hay, ha decidido regalar a los vecinos de Alcalá de Henares una dosis de su característico veneno político justo para comenzar el año. Una jugada, por cierto, digna de quien prefiere embarrar el terreno antes que construir sobre él".

Foto del Ayuntamiento
  • Antonio Saldaña es concejal de Transparencia, Fiestas y Tradiciones Populares.

Como en el inolvidable poemario de Miguel Hernández, “El rayo que no cesa”, parece que Blanca Ibarra ha encontrado su inspiración en una versión menos lírica y más cenagosa: “el barro que no cesa”. La concejala socialista, con su conocida destreza para manipular narrativas y fabricar escándalos donde no los hay, ha decidido regalar a los vecinos de Alcalá de Henares una dosis de su característico veneno político justo para comenzar el año. Una jugada, por cierto, digna de quien prefiere embarrar el terreno antes que construir sobre él.

Y me pregunto si ese conato de médica sin MIR que pagamos todos los alcalaínos no podía haberse dedicado a leer al poeta alicantino en lugar de seguir cultivando su baldía estulticia: “¿No cesará esta terca estalactita de cultivar sus duras cabelleras como espadas y rígidas hogueras hacia mi corazón que muge y grita?”. Pues parece que esta vez tampoco.

Al contrario que la sublime lírica de el de Orihuela, el reciente escrito de Ibarra, titulado con pomposa intención “Las mágicas navidades de Judith Piquet”, es una obra maestra de demagogia. En él, Ibarra intenta convencernos de que nuestra alcaldesa ha urdido una oscura conspiración para consolidar su puesto laboral en el Ayuntamiento. Un relato que, al igual que las técnicas del peor sensacionalismo, carece de pruebas y se sostiene exclusivamente sobre insinuaciones, hipérboles y la vieja táctica de repetir una mentira hasta que parezca verdad.

Pero desvelemos el truco de este “cuento de Navidad” al que se le ha pasado el arroz que nos quiere vender Ibarra o “y barro”. Primero, el proceso de consolidación laboral de Judith Piquet no solo es absolutamente legal, sino que también forma parte de una normativa impulsada por el propio gobierno de Pedro Sánchez. Sorprendente, ¿verdad? La misma ley que Ibarra y su partido apoyaron ahora es utilizada como arma arrojadiza contra una mujer que, además de liderar con éxito nuestra ciudad, ha demostrado una integridad que deja en evidencia las constantes contradicciones del socialismo local.

Segundo, resulta irónico que Ibarra, quien ha sido señalada en diversas ocasiones por prácticas cuestionables durante su gestión como concejala, se erija como paladín de la ética y la transparencia. Quizá debería recordar a los vecinos los episodios de adjudicaciones dudosas a empresas relacionadas con su círculo familiar. Pero claro, para ella, la memoria parece ser selectiva y el barro siempre se lanza hacia fuera.

Lo que Ibarra no menciona en su lírica “denuncia” es el trabajo de Judith Piquet: una gestión enfocada en mejorar la vida de los alcalaínos. Desde la revitalización económica y de infraestructuras de los barrios hasta la mejora de servicios públicos, Piquet ha demostrado que gobernar con responsabilidad y compromiso es posible. Y eso es lo que realmente molesta a Ibarra: no poder igualar con hechos lo que pretende compensar con insultos.

Por último, es importante reflexionar sobre el peligro que representa tener personajes como Blanca Ibarra en nuestras instituciones. La democracia, ese frágil pacto que todos debemos proteger, se tambalea cuando sus representantes prefieren difamar antes que proponer, dividir antes que construir. Mientras propagadores de mentiras como Ibarra campen por las instituciones publicas, nuestra democracia estará en peligro. Echémolos pues por métodos democráticos: con la palabra demostrando su indigencia intelectual y con los votos. Cuando el partido socialista vea que el sanchismo y los personajes sanchistas de este pelaje son una ruina en lo que a rédito electoral se refiere, volverá el PSOE de la transición moderado.

En lugar de escribir libelos que solo buscan intoxicar, Ibarra debería tomar un ejemplo de la poesía de Hernández. “Para la libertad sangro, lucho y pervivo”.Sangrar, luchar y pervivir por la libertad implica trabajar con honestidad por el bien común, no arrastrarse en el barro del rencor y la mentira. Pero claro, eso sería pedirle demasiado a quien ha hecho del barro su bandera.

Alcalá de Henares merece más. Merece liderazgo, transparencia y compromiso. Y Judith Piquet lo está ofreciendo, a pesar del ruido, a pesar del barro que no cesa.

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