Creo que vivimos en una segunda juventud para la escena musical de nuestra ciudad, tendríamos que remontarnos a los 80 o 90 para recordar un volumen de grupos igual en la ciudad, tener tantas promesas emergentes o tanta variedad, como muestran los más de 80 grupos en la #FiestaDeLaMusica de este fin de semana, un evento que nos hemos merecido tener, ya sea por calidad, por insistencia a las instituciones, porque el año pasado hicieran una apuesta 400 músicos tocando gratis para demostrar que la idea era buena, o sencillamente porque era algo necesario.
Es algo muy novedoso que los propios músicos poco a poco tengamos más relevancia en lo que se programa en nuestra ciudad (no es algo muy común desde luego, aunque el que es positivo cae por su propio peso..), que bandas distintas a las de siempre tengan presencia en las fiestas de distritos, que bandas de Alcalá toquen en el Corral de Comedias, o el que se pueda ver en la agenda de nuestra ciudad las propuestas de las salas de conciertos. Todo esto es muy positivo, pero nos faltan todavía un mundo para ser un referente de industria musical, estamos a años luz de Cataluña o Pais Vasco al respecto.
Dentro de los problemas hay uno que lastra el empujón que tiene ahora mismo la música en directo en nuestra ciudad, es sin duda la regulación que impide a bares y cafeterías programar música sin correr el riesgo de enfrentarse a una multa astronómica e injustificada, y que no diferencia entre un concierto para 2000 personas y a dos señor@s tocando en acústico para 30 personas. Los máximos artífices de la escena no son ni las instituciones, ni las asociaciones que ponemos nuestro trabajo para fomentar la música en directo, son los múltiples locales que hacen conciertos y los músicos. Esos locales que apuestan su dinero para en muchos casos hacer un evento por pura filantropía, son los que hacen que grupos noveles puedan subirse a un escenario, los músicos profesionales puedan pasar el Invierno o que cualquier fin de semana en nuestra ciudad tengamos más de 20 conciertos. Y esta inseguridad jurídica no es un futurible o algo que pudiera pasar,… Deltoya, La posada del diablo, Laboratorio, encinas… en menos de 6 meses estos espacios han dejado de programar, y esto se traduce en 160 conciertos menos al año. 160 ratos de música electrizante que se dejarán de vivir para desgracia de locales, músicos y espectadores, oportunidades que se perderán para músicos emergentes o ingresos que no existirán para ayudar a mantener locales o material de los grupos.
Pero hay que ser positivo, vamos a lanzar una campaña para intentar cambiar la legislación en la comunidad y esperamos sumar el apoyo institucional a una petición que tod@s l@s que estamos vinculados a la música desde hace un tiempo tenemos presente que es fundamental, y esperamos tener éxito como lo tuvieron los compis de #QueremosEntrar y que han conseguido que los menores puedan pasar a las salas de conciertos.
Una vez superado este escollo, tendremos que hacer una estrategia para exportar el talento local, hacer un plan de generación de industria musical, de fomento de la música en directo, para acercar a jóvenes a la música, o para que los músicos tengamos un espacio acorde a nuestras necesidades, tener un festival de referencia a nivel nacional,… muchas ideas y proyectos necesarios para ser un referente en la industria y para el que tenemos un plan, pero para eso tendremos que superar el primero de los escollos para seguir un camino que caminar pasito a pasito y de la mano de las instituciones, despacio y con cabeza… porque vamos lejos.
César Gallegos. Promotor de ALCALÁ ES MÚSICA
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