15-M: Cinco años y una semana tras el despertar, ya va siendo hora de cumplir sueños

Acampada en la Capilla del Oidor 29 de Mayo de 2011. Foto de Pilar Navio.

“El 15M va a ser una manifestación enorme, no sólo enorme, va a ser distinta”, me decía mi amigo Chema a la salida de una de las primeras reuniones de la PAH en Madrid. Yo, la verdad, no le hacía mucho caso. ¿Por qué distinta? Ya se había tratado de hacer manifestaciones sin banderas, sin siglas, y el resultado no era alentador. El comunicado me llamó la atención, por un lado se desmarcaba de toda organización o ideología, lo cual me generaba contradicciones ya que tengo ambas cuestiones muy definidas, pero el fondo, el fondo lo compartía totalmente: “No somos mercancía en manos de políticos y banqueros”.

Fui a la manifestación el 15M en Madrid y sí, fue distinta.  Fue grande, una buena movilización, pero tampoco para volverse loco, la diferencia estaba en la gente, un perfil muy joven, para muchos sería su primera manifestación.

En el trayecto vi a Juantxo López de Uralde de Equo y, al rato, a Cayo Lara de IU. Ambos sin séquito, sin pancarta, imagino que sentían alegría y sorpresa. Alegría por el éxito de asistencia, aunque no fueran convocantes, y sorpresa por la presencia de tanta juventud. Esto era importante, llevábamos años diciendo que a las manifestaciones siempre íbamos los mismos y esta vez no fue así, la juventud se movilizó, sin cortejos, sin siglas, sin banderas, pero compartiendo algo que vinieron a llamar indignación.

A mi amigo Chema también le vi, subido junto a otros en el remolque del camión que abría la manifestación y que luego sirvió de escenario para leer el manifiesto en Sol. Y conduciendo el camión, ¡repámpanos!, el padre de Chema. No me engañó, fue una manifestación distinta.

La acampada inicial en Sol, que parecía una iniciativa sin opciones de fraguar, se convirtió en un ícono, un símbolo de resistencia, de indignación. Una luz que se extendió por toda España y dio la vuelta al mundo.

Durante la semana siguiente se hicieron dos asambleas en la Capilla del Oidor de Alcalá de Henares. La primera fue interrumpida por la lluvia y la terminamos en la escalera principal de la Facultad de Filosofía. En ninguna de ambas superamos las 50 personas, pero el viernes 19 fue distinto. Era el día en el que nos habíamos emplazado a acampar y nos juntamos más de 300. Fueron momentos emocionantes, de entusiasmo. Mucha gente era la primera vez que participaba en una asamblea, fue caótico, poco eficaz dirán muchos, pero hermoso, muy hermoso.

Resultó que la indignación no fue lo único que compartíamos, había más cosas. Había deseos de cambio, de construir algo nuevo. ¿Hasta dónde, cómo, en qué sentido? Ahí la diversidad era total.

Las diferentes asambleas fueron menguando con el tiempo, se fueron disolviendo y no se alcanzaron objetivos de calado, las demandas siguen tan vigentes como hace cinco años. A pesar de ello no veo atisbo de fracaso, todo lo contrario, el 15M fue muy positivo. Hasta dos generaciones de españoles despertaron de su letargo inducido, muchos de aquellos que no participaban en los movimientos sociales dieron un paso al frente y se sumaron a diversas asociaciones, colectivos, partidos… se puso en valor la participación asamblearia, la involucración en lo que nos rodea, dotando de músculo a los movimientos sociales.

Me sentía muy a gusto en las asambleas del 15M. Como escribió Anguita: “No es que sean de los nuestros, es que somos de los suyos”.

No se le puede poner una etiqueta al 15M, su amplia diversidad lo impide, ningún partido puede apropiarse de su representación. Lo único que puedo asegurar es su potente espíritu rupturista… No es pueblo que quiere que los gobernantes cambien, es pueblo que quiere gobernar.

Hubo quién decía que “nuestros sueños no caben en sus urnas”, yo creo que para hacer realidad los sueños no bastan las urnas, pero tampoco debemos prescindir de ellas, ni de las plazas, ni de ningún espacio de debate, participación o conflicto.

Hoy les diría a todos los compañeros de asamblea, de aquella Capilla del Oidor, que sigan soñando, y que no renuncien jamás al más ambicioso de sus sueños. Qué sigan trabajando y luchando por hacerlos realidad, porque no lloverán del cielo, no vendrán solos, serán conquistados o no serán. Y que participen en la campaña del 26J lo más activamente que puedan, porque al igual que mi amigo Chema me dijo que el 15M iba a ser una manifestación distinta, yo hoy os digo que las del 26J van a ser unas elecciones diferentes.

David Cobo . Coportavoz de Izquierda Unida Alcalá

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