Oportunidades no faltarían en una ciudad en la que han proliferado con acierto y desacierto estos distribuidores de tráfico que, sin quererlo, se han convertido en el icono de la nueva política de este y el anterior gobierno, ambos bajo la batuta del PSOE de Javier Rodríguez Palacios.
La rotonda y su movimiento circular representa muy bien la esencia del año 2019: más de lo mismo: hemos pasado por las mismas bacheadas aceras, hemos asistido a la misma Semana Cervantina, hemos padecido los mismos atascos, hemos visto la misma suciedad, hemos visto el mismo Don Juan y hasta hemos pasado tres veces por las mismas urnas… Alcalá no se mueve y, si lo hace, es con un movimiento circular más o menos uniforme en el que sólo varía la velocidad de ejecución de las obras en función de la cercanía de procesos electorales.
Todo ello, como corresponde a un análisis editorial, está tan lleno de subjetividad como la propia percepción de los vecinos y vecinas de esta ciudad que no tienden a evaluar objetivamente los logros promocionados por el gobierno, que también son subjetivos, sino que tienen la mala costumbre de pensar por sí mismos y opinar libremente. Si un vecino de Nuestra Señora de Belén, por ejemplo, tarda cuarenta y cinco minutos en buscar un sitio para aparcar y al final lo tiene que dejar mal aparcado o casi en medio del campo y a la mañana siguiente se encuentra una multa en el mejor de los casos o que le han robado el espejo retrovisor, lo normal es que no piense objetivamente en lo mucho que dice el PSOE que ha mejorado esta ciudad en su posicionamiento turístico, sino que subjetivamente se sienta indignado por la incapacidad de un gobierno para no resolver problemas que si tiene cada día del año.
2019 también se recordará por lo que no pasó el 26 de noviembre: el alcalde no se sentó en el banquillo de los acusados y no tuvo que hacer frente a un juicio por prevaricación que muy probablemente hubiera terminado con su inhabilitación política y hubiera producido un movimiento sísmico-político en la ciudad de consecuencias impredecibles, sobre todo en los socialistas alcalaínos y madrileños, que se hubieran quedado sin alcalde, sin secretario general y sin presidente del Comité de Ética. La razón por la que el denunciante retiró la demanda a última hora y salvó la carrera política de Javier Rodríguez Palacios no se ha hecho pública… ni se hará, ya que en el marco de las negociaciones entre denunciante y denunciado parece que existe una cláusula de confidencialidad que apaga la luz y que evita que se pueda conocer el fondo del asunto.
Otro sorprendente personaje de 2019 ha sido Pilar Fernández Herrador, concejal de IU en su día, concejal “tránsfuga” de IU después y “pilar” del gobierno del PSOE entre 2015 y 2019, que ha visto recompensada su extraordinaria adaptación a todo tipo de clima con su nombramiento como Gerente del Ente Empresarial Alcalá de Desarrollo. Pilar Fernández ha demostrado que para triunfar en la política y su entorno no hay que ser de carne y hueso, sino de corcho.
Las elecciones municipales de mayo del pasado año terminaron por dar titulares de todo tipo y condición. El PSOE venció con sorprendente comodidad las elecciones pasando de 7 a 12 concejales. Ciudadanos con una lista continuista sobrepasó electoralmente al PP y se convirtió en la segunda fuerza política de Alcalá. El PP con una lista renovada en su cabacecera perdió casi la mitad de sus concejales. Vox se estrenó con dos ediles y Podemos–IU quedó como cuarta fuerza política con otros dos representantes. Aunque la verdadera sorpresa se produjo con el cataclismo de Somos Alcalá, que de tener 6 concejales y casi el 20% de los votos en 2015, desapareció del mapa y se quedó a varios miles de votos de sacar un concejal en 2019. Lo de la Atlántida y lo de Somos Alcalá, continentes perdidos, se han equiparado en cuanto a misterio insondable, aunque la subida del PSOE en los mismos términos y el voto útil podrían explicar este fenómeno sin precedentes. El resultado, no obstante, si ha cambiado la aritmética: el PSOE no tiene mayoría para gobernar y necesitará de mucha diplomacia y fontanería para sacar adelante cada proyecto importante, ya sea el Plan General o los mismos Presupuestos.
El cierre técnico del vertedero ha sido otro de los grandes temas del 2019. Una vieja aspiración de los vecinos de Alcalá y la comarca que se ha visto apoyada con las movilizaciones vecinales más importantes del año. Aunque se trate de un cierre “técnico” y que, según confesión pública del alcalde, seguirá produciendo malos olores durante 10 años, lo cierto es que se ha dado el paso definitivo después de 40 años de servicio. Pero lo que supone un avance para los vecinos de Alcalá ha supuesto una movilización en sentido contrario de los vecinos de Madrid, que bajo ningún concepto querían que las basuras de la Mancomunidad del Este se procesaran temporalmente en Valdemingómez. Y aunque la pelea se ha escenificado entre la Vice-alcaldesa Villacís y el alcalde Rodríguez Palacios, lo cierto es que los socialistas madrileños, con Pepu Hernández a la cabeza, han hecho todo lo posible para que esto no se produjera. Es un hecho cierto, a pesar de las declaraciones triunfalistas, que la San Silvestre de este año y la de los próximos, se celebrará todavía, inversión térmica mediante, con un cierto olor a basuras en descomposición para desesperación de los vecinos de Nueva Alcalá, Nueva Rinconada, Barrio Venecia, etc…
Para quien 2019 ha sido un año especial, aunque seguro que no lo va a recordar, es la bebé de 8 meses que fue salvada por la Policía Local de morir atragantada en la calle Torrelaguna. También ha hecho méritos la Policía Nacional para ser recordada este año por dos actuaciones casi consecutivas en el tiempo aunque sin relación alguna entre ellas: la intervención de casi 1.000 kg. de droga, entre ellos unos 700 kilos en el parking de un conocido centro comercial de Alcalá y la caída de una prolífica banda de atracadores que ha permitido resolver 14 robos y asaltos. En materia de seguridad, la ciudad aprueba el examen.
Donde el gobierno local acertó sin querer fue en la peatonalización de la calle Libreros y Plaza de Cervantes. Demostración de reflejos y oportunismo de manual en un proyecto que nunca se había planteado así; ni en el programa electoral del PSOE ni en la propia presentación del proyecto que siempre se había vendido como de “semi-peatonalización” de estos espacios. Lo que tienen estas cosas de improvisar sobre la marcha es que no había ningún estudio de impacto sobre los efectos de esta medida y lo que se hizo para complacer la demanda de una parte, ha generado problemas en otras, especialmente en el sector del comercio y la hostelería. No obstante el resultado es el que es y se ha ganado un espacio para los peatones en el centro de la ciudad que a pesar del feísmo del mobiliario urbano y los obstáculos a la movilidad que ya se han retirado, apunta como positivo en el balance.
La atención mediática durante el año se centró en la presentación de las nuevas líneas de autobuses urbanos de Alcalá de Henares. Unas líneas que ahora incluyen la tan ansiada línea circular y un servicio de buhos nocturnos. También se conocieron los planes de inversión para el parque O´Donnell y la propuesta participativa del Ayuntamiento para vallarlo o dejarlo como está. Al final ganó la segunda opción.
Por otro lado, la buena salud económica permitieron alegrías como un completo plan de obras públicas, rotondas incluidas, y algunas nuevas zonas verdes y remodelación de algunos parques, como el de Demetrio Dúcar y los de Magallanes y Manuel Azaña, el primero ya concluso y el segundo todavía pendiente de recepción ocho meses después del inicio de sus obras.
La cultura, símbolo por excelencia de nuestra ciudad, ha empezado a perder color durante 2019 y muy pronto parecerá un noticiario en blanco y negro del NO-DO. “Sin novedad” es lo más positivo que se puede decir: se mantiene el Festival de Cine, la Semana Cervantina, Alcalá Suena, se repite el Don Juan, las luces de la Navidad en Alcalá solo llegan al centro de la ciudad… en resumen, poca innovación y poca imaginación.
De tapadillo en los últimos días del año se ha conocido el proyecto de traer el Festival Gigante que nació siendo de música “indie” en la vecina vecina Guadalajara, al corazón de las Ferias de agosto, que lo que parece una decisión arriesgada por parte de la responsable de Cultura y Festejos, y por lo que tanto el PP primero y Ciudadanos despues han exigido información y explicaciones al gobierno municipal, sobre un festival que ya está comenzando a vender abonos. También en este capítulo es noticia un escándalo que no fue: el lazo amarillo que el premiado en el Cervantes Chico lució junto al alcalde en el acto de entrega en el Teatro Cervantes y que todo el mundo prefirió hacer que no había visto.
Lo mismo que le ha pasado a la antigua Fábrica de Hielo de la calle Gallo: nadie parece haber visto en una Ciudad Patrimonio Mundial como se ha tirado abajo un edificio construido en 1513 como Colegio Menor de San Ambrosio. Entre reparto de culpas y reproches, la realidad es que tiene más responsabilidad quien tiene más poder y el resultado es una pérdida lamentable de nuestro patrimonio arquitectónico.
Por lo demás, es lo de menos. La ciudad se mueve poco a poco dentro de una rotonda anual de eventos de trámite: semana cervantina, festival de cine, navidad, carnaval, semana santa, premio cervantes, alcalá suena, santos niños, ferias y fiestas, semana del mayor, semana cervantina, festival de cine, el ciclo anual de eventos deportivos … y así sucesivamente en un movimiento circular continuo … En definitiva, un déja vu que se salda con las habituales “triunfalistas” cifras de participación.