Placas, promesas y vacaciones: cuando un colegio se convierte en terreno de nadie en Villalbilla

La instalación de placas solares en la cubierta del CEIP Salvador Dalí, en Villalbilla, ha desencadenado un conflicto político y social marcado por la falta de información, la ejecución de obras en periodos vacacionales y el incumplimiento de un compromiso adquirido en Pleno. Las familias denuncian opacidad, ausencia de diálogo y la cesión de espacios educativos públicos para un proyecto privado, mientras reclaman explicaciones y acceso a los informes que deberían avalar la actuación municipal.

Foto remitida
  • Las familias denuncian opacidad y falta de diálogo tras retomarse en vacaciones la instalación de placas solares, pese al compromiso municipal de paralizarla.
  • Crónica gráfica remitida por Raquel Arza, vecina de Villalbilla

En Villalbilla, la Navidad ha llegado este año con grúas, operarios y un profundo malestar en parte de la comunidad educativa. Lo que comenzó como un proyecto municipal vinculado a la transición energética ha terminado derivando en un conflicto político e institucional que ha erosionado la confianza de numerosas familias en su Ayuntamiento. El epicentro de la polémica: la instalación de placas solares en la cubierta del CEIP Salvador Dalí, ejecutada en plenas vacaciones escolares y tras un compromiso público de paralización adquirido en el Pleno municipal.

La historia no es menor ni anecdótica. Afecta a centros educativos públicos, a decisiones tomadas sin diálogo previo y a un procedimiento que, según denuncian los padres y madres, se ha caracterizado por la opacidad, la falta de información y el incumplimiento de la palabra dada.

La información que sustenta esta crónica, así como la documentación y el material gráfico que acreditan el inicio de las obras durante las vacaciones escolares, ha sido remitida por Raquel Arza, vecina afectada del municipio y madre de alumnado del CEIP Salvador Dalí, que ha participado activamente en las gestiones realizadas ante el Ayuntamiento para solicitar explicaciones y acceso a los informes del proyecto.


No es autoconsumo: el origen del malestar

Uno de los puntos clave del conflicto es una aclaración que las familias consideran esencial y que, a su juicio, el Ayuntamiento no ha explicado con suficiente claridad: las instalaciones fotovoltaicas no están concebidas para abastecer energéticamente al colegio ni para reducir su factura eléctrica. Se trata de comunidades solares cuya energía estaría destinada a particulares y a una empresa externa, utilizando para ello las cubiertas de edificios públicos.

Esa cesión de espacios escolares para un proyecto de terceros es lo que ha encendido las alarmas. Las familias se preguntan qué obtiene el municipio a cambio, si existe una contraprestación económica, si hay beneficios energéticos para los centros o si se ha valorado el impacto estructural y sanitario de la instalación. Hasta ahora, aseguran, no han recibido respuestas claras.

En el caso del CEIP Salvador Dalí, la falta de información previa ha sido determinante. No hubo reuniones informativas, ni consultas al AMPA, ni exposición pública del proyecto antes de intentar su ejecución. Cuando las familias tuvieron conocimiento real de la iniciativa, ya no se trataba de un planteamiento, sino de una obra inminente.


El pleno del 20 de noviembre y una promesa clave

La tensión llegó al ámbito político el pasado 20 de noviembre, cuando el asunto fue llevado al Pleno municipal. Allí, según relatan los padres y madres presentes, la teniente de alcalde Vanesa Aguilar se comprometió públicamente a paralizar la instalación en el CEIP Salvador Dalí hasta contar con nuevos informes y remitirlos tanto a la oposición como a los afectados.

Ese compromiso generó una lógica expectativa. Las familias interpretaron que se abría, por fin, un periodo de reflexión y diálogo. Sin embargo, solo dos días después, el sábado 22 de noviembre, se detectó la presencia de operarios en el tejado del colegio. La rápida movilización vecinal logró frenar aquella actuación, al no ajustarse a lo acordado en el Pleno.

A partir de ahí, el silencio. Ningún informe fue remitido, ninguna reunión convocada y ninguna explicación adicional ofrecida durante las semanas siguientes. Hasta que llegó diciembre.


Obras en festivo y puertas cerradas

El 19 de diciembre, coincidiendo con el inicio de las vacaciones escolares y a las 13:00 horas, el Ayuntamiento comunicó al AMPA del centro que la instalación de las placas iba a comenzar. Sin margen para reaccionar, con el colegio cerrado y las familias dispersándose por las fiestas, la sensación de hecho consumado volvió a instalarse.

El 26 de diciembre, la escena fue inequívoca: grúas, materiales y más de una decena de operarios trabajando sobre la cubierta del CEIP Salvador Dalí. Ante esta situación, varios padres y madres decidieron acudir al Ayuntamiento para pedir explicaciones directas. No lo lograron.

Según relatan, no fueron recibidos por la teniente de alcalde, pese a esperar durante más de una hora. La única vía ofrecida fue la administrativa: registrar solicitudes formales. Hasta siete peticiones se presentaron ese mismo día, reclamando el expediente completo del proyecto, así como los informes de Sanidad y Educación que avalarían la actuación.

La imagen, para muchos, resultó demoledora: mientras los trabajos avanzaban en el colegio, el diálogo político permanecía cerrado.


Más allá de las placas: un problema de confianza

Las familias insisten en que nadie cuestiona la necesidad de avanzar hacia las energías renovables ni la transición ecológica. El debate no es tecnológico, sino democrático. Lo que se discute es el uso de espacios públicos sensibles para proyectos privados sin transparencia, sin información clara y sin participación de la comunidad educativa.

El caso del CEIP Salvador Dalí se suma al del CEIP Gregorio Canella, donde las placas fueron instaladas durante el verano, aprovechando igualmente el cierre del centro. Un patrón que, según denuncian los padres, se repite: ejecutar las obras cuando no hay actividad escolar y la capacidad de respuesta ciudadana es mínima.

Para muchas familias de Villalbilla, lo ocurrido no es solo una polémica puntual. Es un síntoma de una forma de gobernar que consideran alejada del diálogo y del respeto institucional. Cuando un compromiso público se incumple y las decisiones se toman de espaldas a quienes se ven directamente afectados, la consecuencia inmediata es la pérdida de credibilidad.

El conflicto sigue abierto. Las placas ya están instalándose, los informes siguen sin hacerse públicos y las familias continúan esperando respuestas. Mientras tanto, el CEIP Salvador Dalí se ha convertido, involuntariamente, en el escenario de una pregunta incómoda: ¿quién decide realmente sobre los espacios públicos y en nombre de quién?

¡ Nuestro canal en Telegram! Si te ha interesado esta información, únete ahora a nuestro canal de telegram @alcalahoy para estar al tanto de nuestras noticias.

Comentar

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.