Ecos del Mercado Cervantino: la magia del vestido y la memoria viva de Alcalá

La Huerta del Obispo volvió a llenarse el pasado domingo de historia, música y color con la cuarta edición del Concurso de Indumentaria Cervantina, uno de los actos más queridos del Mercado. Vecinos, actores y recreadores revivieron el Siglo de Oro a través del vestuario, la palabra y la emoción, en una tarde que celebró con humor y orgullo la memoria viva de una Alcalá que cada octubre se viste de sí misma.

  • El certamen premió a Ximena Canorea, Carmen Jiménez Post y Estefanía Lobatón en una edición que reafirma el poder festivo del pasado.
  • Crónica y vídeo de Pedro Enrique Andarelli para ALCALÁ HOY

El pasado domingo 12 de octubre, la Huerta del Obispo, esa gran explanada dentro del recinto amurallado,  volvió a transformarse en escenario del Siglo de Oro con la celebración del Concurso de Indumentaria Cervantina, uno de los actos más esperados del Mercado Cervantino. Bajo un sol amable y entre el bullicio del público, las murallas resonaron con música, aplausos y carcajadas, mientras decenas de vecinos y grupos de recreación mostraban sus mejores galas históricas.

Han pasado ya unos días, pero todavía resuenan los ecos de aquel desfile de talento, costura y fantasía colectiva que cada año rinde homenaje a la tradición cervantina. El certamen, que este 2025 cumplió su cuarta edición, se ha consolidado como un referente dentro del programa del Mercado y un escaparate de la creatividad local, donde conviven la precisión histórica y la imaginación popular. Desde los más pequeños hasta los veteranos del atrezzo, todos contribuyeron a mantener encendida la llama de una Alcalá que se mira en el espejo de su pasado sin perder el pulso del presente.


Entre telas, brocados y personajes del Siglo de Oro

La presentación corrió a cargo de Yolanda Paniagua, de la Concejalía de Turismo, que dio la bienvenida a participantes y público antes de ceder la palabra a Félix Casillas, de Cabalbur, colaborador habitual del Mercado con sus campamentos históricos; José Luis Alonso, de Musical Sport, empresa organizadora del evento, y Juan Andrés Alba, jefe del Servicio de Turismo y Eventos. Ellos pusieron voz al espíritu del certamen: el respeto por el detalle, el amor por la costura artesanal y la evocación fiel del tiempo cervantino.

Uno a uno, los grupos participantes fueron desfilando con teatralidad y humor. Hubo soldados de los Tercios, damas de noble cuna y plebeyos con alma de juglar; hubo viudas de impresores, curanderas, mercenarios y hasta un capitán de destacamento que arrancó aplausos con su relato entre histórico y festivo. En su turno, una actriz encarnó a María de Quiñones, la célebre impresora viuda de Antonio Vázquez, reivindicando el papel de las mujeres en la imprenta y en la cultura del Siglo de Oro: “Durante treinta años he impreso para la Universidad de Alcalá”, recordaba orgullosa ante el público.

Otro de los momentos más aplaudidos lo protagonizó una “cantinera del ejército” que relató, entre risas y guiños, las vicisitudes de las mujeres que acompañaban a los soldados en campaña, “sirviendo comida, cuidando enfermos y sobreviviendo, si había suerte, para contarlo”. La escena, entre cómica y reivindicativa, conectó de inmediato con el público que llenaba la explanada.


De las brujas gallegas a las damas de Pastrana

La tarde avanzó con intervenciones tan diversas como la de un grupo llegado de Galicia, que interpretó con ironía y ritmo su número de “meigas y monxes” entre cánticos, rimas y hechizos teatrales. “Parecemos majos, pero simulamos el poder que escondemos bajo estos harapos”, recitaban entre carcajadas, arrancando los aplausos del jurado y del público congregado en torno al escenario.

El tono cambió con la recreación del grupo que evocó a figuras históricas como la princesa de Éboli, Francisca de Nevísa y Francisca de Pedraza, símbolo esta última de la lucha de las mujeres alcalaínas por la justicia. Su relato, cargado de dramatismo, recordó cómo Pedraza denunció en el siglo XVII a su marido maltratador y logró que fuera condenado, convirtiéndose en un ejemplo temprano de valentía femenina. “Nos creemos que hemos inventado algo en el XXI”, ironizaba el narrador, “pero ya en el XVI hubo mujeres que removieron conciencias”.

También hubo espacio para el humor y la improvisación. Entre referencias cervantinas y bromas con el público, los actores mezclaron historia y sátira, manteniendo la esencia del Mercado: un espectáculo popular en el que la participación vecinal es tan importante como la ambientación.

Y mientras el sol descendía tras las torres de la Catedral Magistral, el escenario de la Huerta se llenaba de un colorido desfile final, con los participantes saludando al público entre vítores y música.


Ganadores, emociones y un jurado en apuros

Tras el desfile, el jurado se retiró unos minutos para deliberar. “Va a estar muy difícil”, reconocía uno de sus miembros, “porque hay mucha calidad y creatividad en todos los grupos”. No exageraba: las propuestas de este año destacaron por la fidelidad en los tejidos, el rigor histórico y el ingenio en las interpretaciones.

Finalmente, se anunció el veredicto. En la categoría infantil, el premio recayó en Ximena Canorea, que conquistó al jurado encarnando a Magdalena de Cervantes, la hija del escritor. Su atuendo, sencillo y luminoso, reproducía con mimo la indumentaria de una niña del siglo XVI, con toques de bordado artesanal y un peinado trenzado que recordaba a los retratos de época.

En la categoría individual adulto, la ganadora fue Carmen Jiménez Post, por su recreación de una cantinera de los Tercios. Con su corpiño de cuero, falda de paño burdeos y mandil curtido, representó la dureza y el coraje de las mujeres que acompañaban al ejército, con un breve monólogo que arrancó risas y aplausos por su desparpajo.

El galardón al mejor grupo fue para Estefanía Lobatón y su compañía, que sorprendieron con una puesta en escena coral inspirada en la vida de Francisca de Pedraza. Su propuesta, con más de una docena de intérpretes y un vestuario trabajado hasta el detalle, combinó dramatización histórica y conciencia contemporánea, cerrando el certamen con una ovación cerrada.

Los premios fueron entregados por Víctor Cobo, concejal de Turismo, junto a José Luis Alonso, de la empresa organizadora Musical Sport, en un acto tan espontáneo como emotivo. El público acompañó cada entrega con aplausos y vítores, mientras los más pequeños pedían una foto con los ganadores. El acto concluyó con el grito colectivo de “¡Viva el corazón!”, pronunciado por uno de los participantes veteranos, en una especie de brindis simbólico por el espíritu cervantino que une a toda la ciudad cada mes de octubre.

Y mientras los últimos compases de gaitas y tambores se desvanecían entre los muros, Alcalá cerraba otro capítulo de su gran fiesta histórica. Solo un día después, el Ayuntamiento hacía público el balance oficial del Mercado Cervantino, que registró más de 375.000 visitantes en esta edición, una cifra que consolida el éxito de un evento que ya trasciende el ámbito local para convertirse en referente cultural y turístico de la Comunidad de Madrid.

Una cifra que no solo habla de éxito, sino de identidad: la de una Alcalá que, año tras año, demuestra que su historia sigue viva y que el mejor atuendo para vestirla es el entusiasmo de su gente.

Comentar

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.