-
La Tuna complutense arrasó en Logroño con música, humor y solidaridad, llevando el nombre de Alcalá a lo más alto del certamen.
La Tuna de la Universidad de Alcalá volvió a dejar el listón bien alto en el VIII Certamen de Tunas “Ciudad de Logroño”, celebrado del 10 al 12 de octubre en la capital riojana. Con su capa, su humor y su repertorio clásico, los complutenses conquistaron al público del Auditorio Municipal, que colgó el cartel de completo con más de 700 personas entregadas a una cita donde la música universitaria se mezcló con la solidaridad y el buen vino.
El certamen, organizado por la Tuna Universitaria de La Rioja junto a la Fundación Proyecto Hombre, tuvo carácter benéfico: toda la recaudación se destinó a apoyar la labor de acompañamiento y reinserción de personas con problemas de adicciones. En este marco tan humano, la Tuna de Alcalá no solo brilló por su calidad musical, sino por su alegría contagiosa y su compromiso, dejando una imagen imborrable de Alcalá en tierras de viñedos y hospitalidad.
Premios, pasacalles y un público entregado
Entre las más de 200 capas negras que desfilaron por Logroño durante el fin de semana, procedentes de Sevilla, Santander, La Rioja y Alcalá, la representación complutense destacó desde el primer día. La agrupación acudió con una treintena de tunos, en su mayoría de las nuevas generaciones, que demostraron que el espíritu universitario sigue muy vivo.
El jurado valoró el aspecto musical, la puesta escénica y la escenografía, y el resultado no pudo ser mejor: segundo premio en la clasificación general y premio al mejor solista. El galardón individual recayó en Antonio Verdejo, “Cornelio”, cuya interpretación de “La bella enamorada”, de la Zarzuela El último romántico, arrancó ovaciones y puso en pie al auditorio. No es un premio cualquiera: se trata de una de las categorías más disputadas en los certámenes de tuna, y por primera vez viaja a Alcalá de Henares.
Bajo la dirección musical de Julián Jiménez, “Alpargato”, la Tuna ofreció un repertorio que combinó la elegancia y la picardía: el chotis “Las Kermeses” defendido por Rafael Sánchez “Yeti”, el pasacalles instrumental “La Calesera”, el bambuco colombiano “Bésame morenita” y, como cierre, el himno “Alcalá de Henares”, que todo el público coreó como si fuera suyo.
“¡Venga vino!”, humor a la riojana
Pero si algo caracteriza a la Tuna complutense es su capacidad para mezclar música y teatro, y esta vez lo hicieron con nota. Los más jóvenes prepararon un sketch teatralizado como homenaje a la ciudad de Logroño y a sus vinos, con ese sentido del humor que convierte cada actuación en una pequeña fiesta.
La escena comenzaba con una invitación: “Esta tarde con ustedes venimos a brindar con un buen Rioja y, como dijo el cura cuando llamó a Gabino: no dijo ‘Gabino, ven’, sino ¡‘venga vino!’”.
El público, entre risas, respondió con palmas y brindis improvisados. A partir de ahí, vino el dueto de Roca y Barrancas, un diálogo tan absurdo como encantador, donde dos tunos se descubrían “vecinos” por casualidad:
—¿Dónde tienes la casa?
—En la plaza.
—¡Caramba, junto a mi casa!
—¿Y la viña?
—En la cuesta.
—¡Caramba, junto a la nuestra!
Y así, entre coincidencias, risas y una conclusión inevitable “¡Porque no bebíamos! ¡Bebamos!”, la Tuna selló uno de los momentos más celebrados del certamen. Fue un homenaje al vino, a la amistad y al espíritu festivo que define a las tunas desde hace siglos.
Tradición, hermandad y una causa solidaria
Más allá de los premios, la estancia en Logroño fue un ejercicio de hermandad universitaria. Las calles de la capital riojana se llenaron de capas, cintas y guitarras durante tres días de pasacalles, serenatas y encuentros improvisados. No faltaron las fotos conjuntas, los brindis entre tunas y el intercambio de panderetas y estandartes.
La Tuna de la Universidad de Alcalá, con sede en el histórico edificio de los Caracciolos (calle Trinidad 3 y 5), sigue siendo una de las agrupaciones más activas y reconocidas del panorama universitario español. Desde su fundación, ha sabido conjugar el respeto a la tradición con una mirada joven y abierta, representando el espíritu complutense allá donde va. En Logroño, una vez más, lo lograron con creces: conquistaron al público, emocionaron al jurado y honraron el nombre de Alcalá.
El certamen dejó también una huella solidaria. Los fondos recaudados se destinarán íntegramente a Proyecto Hombre La Rioja, que desarrolla programas de prevención y atención a las adicciones. En tiempos donde la música suele medirse por reproducciones y likes, resulta inspirador ver cómo la Tuna, esa vieja institución universitaria de capa y rondalla, sigue tendiendo puentes entre la alegría y la empatía.
En palabras de uno de sus veteranos, “no hay mejor premio que el abrazo del público y saber que lo que cantas sirve para ayudar a alguien”. Quizá por eso, cuando las guitarras se silenciaron y los tunos guardaron sus capas, en el aire de Logroño quedó flotando algo más que una melodía: la certeza de que la música, cuando se comparte, cura y une.
Brindis final por Alcalá
La Tuna de Alcalá volvió a casa con sus dos premios y una maleta llena de recuerdos. “Nos quedamos con la emoción del público y con el vino de la amistad”, bromeaban los tunos al despedirse de sus colegas riojanos. Entre guitarras, laúdes y capas salpicadas de cintas de colores, la ciudad de las cigüeñas sumó una nueva página a su historia musical.
En su himno final, “Alcalá de Henares”, sonaron los acordes que tantas veces han acompañado a generaciones de estudiantes: un canto a la alegría, a la universidad y a la vida compartida. Y como si fuera un brindis entre amigos, resonó una última frase que resume el espíritu de toda la aventura:
“El que no diga tres veces vino, vinín, de la copa copín… ¡no beberá ni gota!”.
Así se despidió la Tuna complutense de Logroño: con humor, con música, con humanidad. Y, sobre todo, con la certeza de que las buenas coplas, como los buenos vinos, siempre mejoran al compartirlas.