- Ana Garrido, testigo clave de Gürtel, revive en novela su “muerte civil” junto al escritor alcalaíno Javier Bardón, narrado desde Alcalá.
El pasado 15 de septiembre llegó a las librerías Ana contra Gürtel, la novela con la que el escritor y profesor alcalaíno Javier Bardón convierte en relato literario una de las historias más turbias de la política reciente en España: la denuncia de Ana Garrido Ramos, funcionaria del Ayuntamiento de Boadilla del Monte que se atrevió a levantar la voz contra la trama Gürtel.
Publicada por AlRevés Editorial en su colección Libro Singular, la obra se construye como un diálogo entre la protagonista y un periodista ficticio. Con ese recurso, Bardón logra tensar la cuerda entre lo íntimo y lo institucional, lo personal y lo colectivo, lo emocional y lo judicial. El resultado es una narración en primera persona que tiene mucho de thriller político: aparecen alcaldes y presidentes, extesoreros y empresarios, ministros y presidentas autonómicas, nombres propios que aún resuenan en la memoria colectiva de este país.
La voz de Ana Garrido
Ana Garrido lo dice sin rodeos: “Lo he perdido todo. Familia, amigos y trabajo”. Su testimonio, recogido también en entrevistas recientes en eldiario.es y la Cadena SER, es el eje de una historia que comienza con presiones soterradas en Boadilla del Monte. “Si firmas te va bien; si no, te degradamos”. Ella decidió resistir y pronto fue apartada, humillada y acosada.
Al principio pensaba que solo se enfrentaba a un alcalde “chorizo”, Arturo González Panero, el Albondiguilla, con un patrimonio muy superior a su sueldo. Pero la investigación la llevó mucho más lejos. Sin saber siquiera quién era Luis Bárcenas o Francisco Correa, Ana empezó a encontrar sus nombres en los documentos. Y con ellos aparecieron los indicios de financiación ilegal de campañas del Partido Popular. “De perdidos al río”, pensó. Era el salto del caso local a la red nacional.
La propia Esperanza Aguirre, presidenta de la Comunidad de Madrid, recibió cartas con datos y advertencias. Su respuesta, según relata Ana, fue siempre la misma: que lo movieran en los medios de comunicación. También Francisco Granados y Juan José Güemes fueron alertados. Nadie quiso escuchar. “Me empezaron a temblar las piernas cuando vi que informaban antes a Aguirre que a la Fiscalía”, recuerda.
El libro muestra ese ambiente claustrofóbico de despacho, con llamadas insistentes, invitaciones incómodas y un entramado de favores que convertía al consistorio en una obra de teatro siniestra: “había personajes, pero nadie era quien parecía”. Javier Bardón lo traduce al lenguaje psicológico: “Es el efecto de la oveja negra; quien denuncia desde dentro es castigado con más dureza que un enemigo”.
El estilo de Bardón
Profesor de Psicología Social en la Universidad Rey Juan Carlos, licenciado en Administración de Empresas y en Geografía e Historia, Javier Bardón ha vivido en Suiza, Alemania y Portugal antes de establecerse en Alcalá de Henares hace una década. Su trayectoria literaria ya había dejado huella con obras como Retales de una bandera blanca, y en ALCALÁ HOY hemos contado sus presentaciones junto a la librería Diógenes o sus colaboraciones de opinión.
En Ana contra Gürtel despliega un estilo que bebe de la ironía, el esperpento y la picaresca, pero que no pierde el pulso analítico. La primera persona convierte cada página en una experiencia visceral. “Repasaba situaciones una y otra vez, mi cabeza era como una lavadora”, se lee en un fragmento donde Ana describe el insomnio y la angustia que la empujaron a acudir a terapia psicológica.
Bardón insiste en la SER: “Queríamos humanizar la Gürtel, que no se quedara en titulares ni en una pelea política. Que cualquiera pudiera comprender lo que significa resistir desde dentro”. Esa combinación de crudeza, tensión narrativa y preguntas incómodas es lo que convierte el libro en algo más que una crónica judicial: un thriller real que interpela al lector.
El precio de la denuncia
La historia de Ana Garrido es la de una mujer condenada a una “muerte civil”, como ella misma la define. El Tribunal Supremo reconoció que había sido víctima de acoso laboral en Boadilla, pero ese reconocimiento llegó tras años de desgaste, pleitos absurdos y un exilio forzado a Costa Rica. Paradójicamente, el acoso más brutal lo sufrió con el sucesor de Panero, Antonio González Terol, quien prometió limpiar el ayuntamiento y acabó prolongando la persecución.
El juicio de la Gürtel en Boadilla fue el clímax. Con casi 37 años de condena para Panero y sentencias para buena parte de la trama, Ana asistió en persona a la Audiencia Nacional. “Me vestí como si fuera a recoger un Goya”, ha contado. No era triunfo ni revancha, sino la necesidad de mirar de frente a quienes le habían destrozado la vida. “Mereció la pena verles entrar en fila en la sala”, recuerda. Francisco Correa, cabecilla de la trama, coincidió con ella en algo: la soberbia de Panero, “un avaricioso sin límites”.
Pero la condena no reparó las heridas. “No hay nada que repare esto. He perdido todo”, insiste Ana. Y ahí radica la fuerza del libro: mostrar la dureza de enfrentarse a un sistema que castiga a quien denuncia. “Ana lo perdió todo, menos, tal vez, su dignidad”, escribe Bardón.
Hoy, más de quince años después de que estallara Gürtel, Ana Garrido busca cerrar un ciclo. Ana contra Gürtel es ese intento de recomponer, de hacer justicia aunque sea simbólica, de encontrar un nuevo comienzo. La obra, de 330 páginas, se vende a 22 euros y será presentada en Alcalá de Henares el próximo 26 de septiembre con la presencia de la propia protagonista.
La corrupción derribó gobiernos y cambió la política española, pero detrás de las portadas hubo personas concretas que se jugaron la vida por decir la verdad. Esta novela, escrita desde Alcalá, recuerda que en toda trama de poder hay un precio humano. Y que enfrentarse al silencio colectivo sigue siendo, quizá, el acto más valiente.