- Santiago López Legarda es un periodista alcalaino que ha ejercido en diferentes medios nacionales.
La veterana periodista y presentadora, con varias décadas de experiencia profesional a sus espaldas, merece todo el respeto del mundo, pero resulta patético que, cuarenta años después de aprobada nuestra Constitución, tengamos que considerar un sueño el mandato que desde el primer momento la ley encomendó a RTVE.
¿Por qué no ha sido posible en España hacer realidad ese mandato legal de tener una radiotelevisión independiente que estuviera al servicio de todos los ciudadanos y no al servicio del Gobierno de turno? Yo creo que la respuesta está en que nadie ha creído que las bellas palabras incluidas en la ley pudieran ser algo más que un cuento de hadas. No se lo ha creído la opinión pública, no se lo ha creído el Gobierno que nombraba a los sucesivos directores generales o presidentes de la corporación, tampoco se lo han creído los parlamentarios de la comisión de control de RTVE y tampoco nos lo hemos creído quienes formábamos parte de su plantilla. No es de extrañar, por tanto, que en medio de esta incredulidad general no haya aparecido nunca un jefe máximo dispuesto a tomarse en serio lo que decía la ley y olvidarse de todo lo demás.
Los nombramientos “a dedo” han sido la norma constante de convivencia dentro de la casa. Normalmente, se entraba a formar parte de la plantilla por oposición o por conversión en fijos de contratos temporales que habían ido renovándose, muchas veces cayendo en fraude de ley. A partir de ahí, cualquier promoción interna no se derivaba de un posible diseño de carrera profesional que estableciera criterios objetivos y concursos de méritos, se derivaba única y exclusivamente de la estructura de dirección emanada del Ejecutivo salido de las últimas elecciones. Y cada vez que había cambio de Gobierno se hacía una “limpia” completa, desde la cúspide hasta las jefaturas de área de los servicios informativos.
Yo entré en RNE siendo Director General José María Calviño, el primero que nombraron los socialistas después de su gran victoria de 1982. Y lo que pude comprobar a lo largo de más de dos décadas hasta que salí de la empresa por el ERE de 2006, es que los compañeros con ambiciones, los que querían ejercer mayores responsabilidades solo lo conseguían si tenían la suerte o la habilidad de arrimarse a quienes ejercían el poder. Los simpatizantes socialistas subían cuando gobernaba el PSOE y bajaban cuando gobernaba el PP. Y los simpatizantes del PP subían con gobiernos populares y pasaban al ostracismo con los gobiernos socialistas.
No quiero decir con todo lo anterior que los promocionados o destituidos en las sucesivas etapas carecieran de méritos. Todo lo contrario. En general, la gente que he conocido al frente de las áreas o los informativos diarios eran compañeros de gran valía, que seguramente habrían logrado las mismas o parecidas responsabilidades en un sistema de concurso de méritos basado en criterios objetivos. Lo que quiero decir es que el funcionamiento interno nunca estuvo basado en los criterios objetivos, sino en las afinidades políticas.
Y seguimos en las mismas. El Gobierno de Pedro Sánchez, pese a la evidente debilidad parlamentaria que sufre, se lanzó a una frenética carrera de nombramientos de nuevos presidentes de empresas públicas, desde Correos a Enresa, y declaró urgente el cambio de dirección en RTVE. Al parecer no era posible esperar unos meses hasta que se resolviera el concurso público actualmente en marcha para designar a un nuevo Consejo de Administración. Y así llegamos al nombramiento con plenos poderes de Rosa María Mateo, un cuarto de siglo después de haber abandonado el ente público. Algunas de sus decisiones podían ser lógicas y necesarias, como por ejemplo la nueva jefatura en los Servicios Informativos de TVE, pero otras tienen, a mi juicio, el tufo de “limpia” a la vieja usanza. Por ejemplo, la Dirección de RNE, que venía siendo desempeñada con prudencia y acierto por Alfonso Nasarre, antiguo Director de Comunicación de José María Aznar en La Moncloa. El mensaje que llega a la opinión pública es el mismo de siempre: un cambio de Gobierno implica inevitablemente un cambio de personas a todos los niveles en RTVE. Sin matices y casi sin excepciones.
Así que soy muy escéptico sobre la posibilidad de que llegue a ser realidad ese sueño del que hablaba Rosa María Mateo en su toma de posesión. Escepticismo que acompaño con la creencia de que a la sociedad española este asunto le importa poco y le afecta menos. El servicio que le ofrece RTVE viene a ser más o menos el mismo gobierne quien gobierne y el porcentaje de audiencia que fue capaz de atraer dicho servicio en la temporada recién terminada apenas llega al 17 por ciento. RTVE ya no es lo que era durante la dictadura, la transición y los primeros años de la democracia.
Santiago López Legarda es un periodista alcalaino extrabajador de RTVE
Muy de acuerdo con el escrito de Santiago.
Pasando al tema local, igual un profesional como López Legarda podría resolver una duda. ¿Por qué es tan pobre el panorama radiofónico, televisivo y de prensa en. Alcalá?
La comarca carece de emisora de Rne y de delegación de tve, así como cobertura diaria en los informativos regionales de rtve. Cosa que cualquier capital pequeña tiene más que asegurado, incluso urbes como Torrelavega.
A nivel de radios, Ser Henares o Onda Cero se han quedado casi sin Espaciosde debate o información local. No hablemos del cierre de Punto Radio o Cadena Cope.
A nivel de prensa ya ve usted cuál es el exiguo panorama. Parece que ningún grupo editorial ve interesante cubrir la noticia de Alcalá y su comarca de cientos de miles de habitantes.
No hablemos ya del papel que tiene Alcalá en rtvm, onda Madrid y Telemadrid. Antaño hubo delegación y ya ni eso ni cobertura.
En cuanto a televisión local, desde Telealcala y Localia, nada de nada.
Alcalá parece un páramo informativo y la noticia apenas va más allá de si se hace una rotonda.
¿Qué futuro ve usted?
Gracias