Agosto es el mes de las fiestas patronales en España, cuyo origen se remonta a los siglos XV / XVI, de significación simbólica religiosa ante graves peligros al bienestar colectivo, como la peste, las sequías, los pedriscos, las plagas, que diezmaron poblaciones enteras. Frente a estas amenazas, los habitantes de pueblos y ciudades buscaban luchar contra las mismas y celebrar sus fiestas de petición o agradecimiento por lo solicitado o conseguido.
No es casualidad que la mayoría de las fiestas patronales se celebren en los meses de verano, ya que es la época de los grandes trabajos en el campo; no hay que olvidar que la agricultura era el sustento básico de la economía española hasta mediados del siglo XX, por lo que una mala cosecha influía negativamente en el sustento de toda la comunidad. Por tanto, no es de extrañar que se hicieran votos ya sea para proteger la cosecha o bien para agradecer una buena recolección (Victor Omar Dabbagh en el nº 373 de Revista de Folkrore).
Junto a las fiestas, las Ferias, punto de encuentro de compra-venta ganadera, agrícola y equipamiento industrial, hasta no hace tanto reunión económica de primer nivel comarcal del sitio de celebración.
El quince de agosto se celebra la Asunción de la Virgen, creencia cristiana de que el cuerpo y el alma de la Virgen María, madre de Jesucristo, fueron llevados al cielo cuando terminaron sus días en la tierra. Bajo diferentes advocaciones, Ferias y Fiestas en muchas ciudades y pueblos de España.
Cualquier fiesta patronal que se precie, ha contado con una amplia gama de actividades que, sin que sean limitativas, han tenido siempre la presencia de:
• Conciertos musicales. En muchas ciudades y pueblos eran los únicos días en los que se tenía acceso a ello.
• Actividades de Peñas, Casas Regionales y Casas Internacionales. Fundamentales hoy en día, sin cuyo concurso no se conciben unas fiestas patronales.
• Fútbol. De grandes trofeos veraniegos, a partidos sueltos sin ningún compromiso.
• Toros. Entre los anti taurinos, la falta de subvenciones y los elevados emolumentos de los toreros, no se presagia buen futuro para esta actividad.
• Teatro. Al igual que los conciertos, eran los únicos días en los que había representaciones teatrales.
• Procesiones. Patrón, Patrona, Virgen o Cristo, a las que acudían hasta los menos religiosos del pueblo.
• Pasacalles, dianas floreadas. El empalme con la noche anterior o el inicio de la jornada. Alegría por doquier.
• Reina de las fiestas. Representan a las jóvenes que llegan a la mayoría de edad, ritual por el que pasan a ser consideradas mujeres. Algo similar a la “Fiesta de los Quintos”, aquellos muchachos que sorteaban reemplazo en el año para incorporarse al Servicio Militar Obligatorio, paso a ser considerados verdaderos hombres.
• Lugar de encuentro para comer, beber, bailar y divertirse. En el fondo, el verdadero fundamento de las fiestas. Tiempos de duros trabajos y pocas diversiones, a las que se daba rienda suelta en esas fechas.
• Fuegos artificiales. No hay una buena fiesta patronal sin un buen espectáculo de fuegos artificiales que cierre la fiesta.
Ni que decir tiene que las fiestas patronales de cualquier ciudad o pueblo se han visto afectadas con el tiempo, por el cambio económico y social, la inmediatez de adquisición de los productos, la migración nacional e internacional, la falta de dinero en las arcas municipales, el anti clericalismo de cierta ciudadanía, el acceso a vacaciones fuera de la ciudad, y otros factores de diversa índole que han ido modificando las costumbres y necesidades de la población.
Copio de Pep Cabré: Niñatos de diez años con móviles de 600 pavos; crías de quince años con extensiones de 500 euros; imberbes de 18 años con cochazos de 24.000 euros; gafas de sol de 300 pavos; pantalones de 200 euros; zapatillas de 150 euros; estudiantes que se pegan unos viajes al extranjeros por 1.500 euros, a países dónde sus padres no irán jamás en la vida; y mientras, los padres sin trabajo o con trabajos de mierda, con la misma ropa año tras año, sin ir de vacaciones y con coche de hace veinte años …
A veces pienso que se ha perdido el deseo de conseguir algo con esfuerzo propio, también la alegría familiar de esperar a las fiestas para feriarse, la Tómbola Cachichi, la escopeta trucada de perdigones, el cenar en la Feria pollo asado con las manos, el porrón de cap …
Felices fiestas. Felices vacaciones. Incluso a los que no hacen ni sombra al botijo.
Antonio Campos . El blog de Campos