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La plataforma vecinal exige paralizar el proyecto solar de La Rubia y reclama una consulta pública sobre el modelo energético del municipio.
 

El movimiento vecinal Salvemos la Dehesa de Los Hueros volvió a salir a la calle este domingo para protestar contra la instalación de una planta fotovoltaica en la zona de La Rubia, en el término municipal de Villalbilla. En torno a doscientas personas se concentraron en la Plaza Mayor del municipio para expresar su rechazo a un proyecto que, según denuncian, “nos quiere enterrar en un mar de paneles solares” y que fue aprobado por el Pleno municipal el pasado 3 de julio.
La convocatoria, celebrada bajo un ambiente pacífico y familiar, no contó con la presencia del alcalde, José Luis Luque, ni de ningún representante municipal, algo que los vecinos interpretaron como un signo de desinterés institucional ante un conflicto que va a más. En su lugar, la palabra fue para los portavoces de la plataforma, que leyeron un manifiesto en el que exigieron la paralización inmediata de la planta y la apertura de un proceso de información pública antes de continuar con cualquier trámite.
Una protesta vecinal sin alcalde en la plaza
La concentración, organizada de forma espontánea por el colectivo Salvemos la Dehesa de Los Hueros, se convirtió en un acto de reafirmación vecinal. Con pancartas en las que podía leerse “Placas no” y “Queremos campo, no cristal”, los participantes denunciaron que el proyecto La Rubia, con una extensión inicial de 11 hectáreas, equivalente a unos 16 campos de fútbol, amenaza con transformar el paisaje y la vida cotidiana de la zona.
El manifiesto, leído íntegramente por los portavoces de la plataforma, recordó que el acuerdo municipal de julio se aprobó “sin participación ciudadana” y con un nivel de información “insuficiente o inexistente”. Según el texto, “esta planta no traerá ningún beneficio para el pueblo de Villalbilla, pero sí múltiples perjuicios”, entre ellos “alteraciones en el ecosistema y la fauna local, impacto paisajístico y depreciación del valor de las viviendas”.
Durante las intervenciones se mencionaron también ejemplos concretos del entorno: corzos, águilas, búhos, buitres e incluso “Uraclio”, el lince ibérico avistado en la dehesa, fueron citados como símbolo de un paisaje que los vecinos consideran en peligro. El movimiento, que en apenas tres semanas ha recogido más de mil firmas y se ha organizado a través de redes sociales y medios locales, reivindica la defensa de una forma de vida “entre el campo y la ciudad”, lema que se repitió en más de una pancarta.
“Nos quieren enterrar en un mar de paneles”
El manifiesto difundido por la plataforma ,leído por varios vecinos y coreado por los asistentes, tuvo un tono reivindicativo pero sereno, con apelaciones directas al diálogo y a la revisión del expediente. “Queremos que se convoque un pleno extraordinario y se revoque la decisión tomada el 3 de julio”, rezaba el texto, subrayando que “una decisión tan radical no puede adoptarse sin participación ciudadana”.
Los portavoces exigieron asimismo que se detenga cualquier actuación en curso y se deniegue en el futuro la instalación de plantas solares “cerca de cualquier núcleo urbano de Villalbilla”. Entre sus peticiones figura la celebración de una consulta popular sobre la posición del municipio ante este tipo de proyectos industriales.
Los vecinos criticaron además lo que consideran una “compensación ficticia” ofrecida por la promotora, que habría prometido reparar el puente metálico sobre el arroyo Anchuelo “solo porque lo necesita para pasar la maquinaria pesada hacia la finca de La Rubia”. “Esa reparación no es un beneficio para el pueblo, sino una obra al servicio de la propia empresa”, afirmaron desde el altavoz.
El mensaje fue claro: la ciudadanía no se opone a las energías renovables, pero reclama planificación, transparencia y respeto al entorno. “Creemos en el progreso,concluyeron, pero las plantas fotovoltaicas deben situarse donde causen el menor daño posible, no en la dehesa más rica en paisaje, fauna y posibilidades de expansión natural de nuestra zona.”
El tono general del acto osciló entre la indignación y la esperanza. Las familias que acudieron a la concentración, muchas con niños, convirtieron la protesta en un encuentro vecinal en defensa del territorio. “No somos antivoltáicos, somos pro-Villalbilla”, resumía una vecina al término de la lectura.
A la espera de un Pleno extraordinario aún sin fecha
La movilización de Villalbilla ha tenido eco mediático en toda la comarca. Medios como TeleMadrid, Onda Cero o SER Henares se hicieron eco del acto, y la protesta fue también difundida por este medio, que ya había publicado la alerta sobre la planta La Rubia días antes. En declaraciones a la Cadena SER, Antonio Gómez, portavoz de la plataforma, estimó en unas 200 las personas asistentes y apuntó que “la presión vecinal empieza a surtir efecto”, ya que el Ayuntamiento habría iniciado contactos para revisar el expediente.
Sin embargo, la posible convocatoria de un Pleno extraordinario sigue sin confirmarse. Aunque algunos vecinos dan por hecho que se celebrará el próximo 14 de noviembre, fuentes municipales consultadas matizan que la fecha “no está cerrada” y que “el Pleno tendrá lugar la próxima semana”, sin concretar el día exacto. La expectativa, en cualquier caso, ha servido para mantener en alerta al movimiento vecinal, que prepara nuevas acciones en caso de que no haya avances.
Desde la plataforma insisten en que “el alcalde y sus concejales aún están a tiempo” de rectificar y de “revisar una decisión tomada a espaldas del pueblo”. El manifiesto recuerda que “el objeto de ser de un ayuntamiento es mejorar el bienestar de sus habitantes y no aceptar sin más caer en las garras de multinacionales cuyo único interés es obtener beneficios y subvenciones a toda costa”.
Mientras tanto, los vecinos planean continuar su campaña informativa, que incluye nuevas entrevistas, buzoneo y presencia en redes sociales. Salvemos la Dehesa de Los Hueros se ha convertido ya en un referente del activismo local contra las macroplantas solares, un fenómeno creciente en el Corredor del Henares que ha reabierto el debate sobre el modelo de transición energética y la gestión del suelo rural.
La concentración del domingo fue, según sus impulsores, solo el comienzo de una batalla cívica que quieren librar “con respeto, pero con firmeza”. En su despedida, uno de los portavoces resumió el sentir general con una frase que arrancó aplausos: “El sol es de todos, pero el campo también.”
                





















