- A las tres de la madrugada del domingo los relojes se retrasan una hora. Europa debate acabar con este cambio en 2026.
La madrugada del sábado 25 al domingo 26 de octubre volverá a traer ese pequeño ritual que marca el fin del verano: el cambio al horario de invierno. A las tres de la mañana, los relojes deberán atrasarse una hora, por lo que volverán a marcar las dos. Un gesto aparentemente menor que, sin embargo, altera el ritmo de millones de personas en España y en toda Europa. Y quizás, si prospera la propuesta del Gobierno, podría ser uno de los últimos.
Desde hace décadas, este ajuste horario se repite cada primavera y cada otoño con precisión milimétrica. La idea es aprovechar mejor la luz natural, sincronizando el reloj con el sol y, de paso, lograr un ahorro energético. Sin embargo, cada año el debate reaparece: hay quien lo celebra como una oportunidad de dormir una hora más, y quien lo sufre porque durante días su reloj biológico no entiende de órdenes ministeriales ni de directivas europeas.
De las tres a las dos: bienvenida al horario de invierno
El cambio se efectuará en la madrugada del sábado 25 al domingo 26 de octubre de 2025. A las tres de la madrugada, hora peninsular, habrá que atrasar los relojes una hora. Eso significa que amanecerá antes, anochecerá antes y, como suele decirse, los días parecerán más cortos. Una transición que siempre coincide con la llegada del verdadero otoño, ese que deja atrás los últimos restos de calor y encadena las primeras lluvias serias.
El horario de invierno, que se prolongará hasta el último fin de semana de marzo, es el que marca el ritmo habitual de los meses fríos. No obstante, este podría ser uno de los últimos años en que tengamos que hacer este gesto. El debate europeo sobre la conveniencia de mantener o eliminar el cambio de hora vuelve a cobrar fuerza y, esta vez, España ha tomado la iniciativa.
La propuesta española para acabar con el cambio horario
La Comisión Europea ha aceptado debatir la propuesta del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para suprimir definitivamente los cambios estacionales a partir de 2026. La iniciativa ha sido bien recibida en Bruselas, donde el comisario de Energía y Vivienda, Dan Jogersen, ha asegurado que se fomentará el consenso entre los Estados miembros. “Puede que no sea el tema más trascendental de la agenda europea, pero millones de ciudadanos nos reclaman una decisión”, señaló.
No es la primera vez que se aborda esta cuestión. En 2018, la Comisión Europea lanzó una consulta pública que recibió 4,6 millones de respuestas y en la que la mayoría se mostró contraria a mantener el cambio de hora. El Parlamento Europeo llegó incluso a aprobar en 2019 una resolución que proponía poner fin a esta práctica a partir de 2021, permitiendo a cada país elegir si conservar el horario de verano o el de invierno. Sin embargo, la falta de acuerdo entre los estados miembros dejó la propuesta en punto muerto.
Ahora, la iniciativa española ha reabierto el debate y cuenta con apoyos significativos. Países como Finlandia o Polonia se han sumado a la idea, mientras que otros, como Alemania o Dinamarca, han mostrado desde hace tiempo su predisposición a eliminar el cambio horario. La clave estará en alcanzar una posición común que evite un mosaico de horarios dispares dentro de la Unión Europea.
Lo que dice el BOE: Mientras tanto, en España todo sigue bajo el marco normativo vigente. Según la Orden PCM/186/2022, publicada en el Boletín Oficial del Estado, se mantienen los cambios de hora hasta 2026. Este documento fija con precisión las fechas y horarios de los ajustes tanto de primavera como de otoño, en cumplimiento de la Directiva 2000/84/CE del Parlamento Europeo.
Así que este fin de semana no habrá escapatoria: a las tres de la madrugada, los relojes volverán a marcar las dos. Un gesto tan rutinario como inevitable, que vuelve puntualmente cada octubre y marca el inicio oficial del horario de invierno.
Puede que dentro de poco esa costumbre pase a la historia y que los relojes dejen de obedecer a Bruselas para seguir, de una vez por todas, el ritmo natural del sol. Pero de momento, el ritual continúa. Y este domingo, aunque sea por una hora, dormiremos un poco más y amanecerá un poco antes.


















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