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El Cervantes de Alcalá abre sus puertas a una exposición que celebra veinte años de matrimonio igualitario con arte, poesía y memoria.
- Fotos del Instituto Cervantes
La sede del Instituto Cervantes en Alcalá de Henares se vistió de emoción y memoria este miércoles para inaugurar la exposición «Amores raros. Poemas para celebrar el matrimonio igualitario 2005-2025», una muestra que aúna poesía y artes plásticas para conmemorar dos décadas de una de las leyes más transformadoras de la democracia española. Pintura, fotografía, arte textil e instalaciones dialogan con versos de diferentes generaciones de poetas, en un viaje que reivindica la diversidad como patrimonio cultural.
El acto estuvo encabezado por Luis García Montero, director del Cervantes, acompañado por el comisario de la exposición, Pablo Peinado, y por el expresidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, cuyo nombre quedó para siempre ligado a la aprobación de la ley de matrimonio igualitario en 2005. Entre el público asistieron también representantes de la vida cultural y política local, entre ellas las concejalas socialistas María Aranguren, Rosa Gorgues y Patricia Sánchez, que quisieron sumarse al homenaje.
El arte como espejo de la igualdad
En la amplia sala del histórico edificio complutense, los asistentes pudieron recorrer un mosaico de voces y miradas que hacen tangible la idea de que el amor, en cualquiera de sus formas, merece ser celebrado. Obras de artistas como Nazario, Ouka Leele, Diego Figari, Carmen Isasi, Cecilia Paredes, Duncan Grant o David Trullo se entrelazan con los poemas de Mario Obrero, Luis Antonio de Villena, Gloria Fortún, José Manuel Lucía Megías, Sonia Moll, Marta Pessarrodona o Ángelo Néstore, entre otros.
El comisario Pablo Peinado, con la pasión que caracteriza su trayectoria como activista cultural, recordó que el título «Amores raros» no alude a lo extraño, sino a lo injustamente marginado: «Lo raro no es amar entre personas del mismo sexo, lo raro es que todavía haya lugares en el mundo donde ese amor no es libre». En sus palabras resonó también la memoria de quienes abrieron camino, como Pedro Zerolo, y el reconocimiento a parejas que, gracias a la ley, pudieron casarse y vivir con dignidad.
Zapatero: «La ley nos hizo un país más decente»
El momento más esperado llegó con la intervención de José Luis Rodríguez Zapatero, recibido con un aplauso cálido. Con un tono pausado, casi poético, el expresidente evocó aquellos días de debate parlamentario en 2005 y subrayó que el matrimonio igualitario supuso «hacer de España un país más decente, más libre y más justo». Entre pausas que parecían versos, reivindicó la vigencia de esa conquista: «El amor es lo único que sobrevive a la muerte. Y el amor entre iguales merece todo el reconocimiento de la sociedad».
Zapatero no escondió su orgullo por que España fuera pionera: «Me siento extraordinariamente orgulloso de que nuestro país, hace veinte años, diera al mundo un ejemplo de esperanza. Hoy seguimos siendo una voz que resuena». Sus palabras, cargadas de emoción, se entrelazaron con la certeza de que aquella ley no rompió nada, como algunos auguraban, sino que fortaleció la convivencia.
El público siguió su discurso en silencio, con esa atención que solo se logra en momentos de intensidad histórica. Al terminar, la sala volvió a estallar en aplausos, en un gesto que fue también reconocimiento colectivo a quienes lucharon para que la igualdad fuera un derecho y no un privilegio.
La voz de la cultura en el siglo XXI
El director del Instituto Cervantes, Luis García Montero, quiso situar el acto en una perspectiva más amplia: la del papel de la cultura como guardiana de valores democráticos. Citando a Jaime Gil de Biedma, Lorca y Gloria Fuertes, recordó que la poesía ha sido refugio para quienes vivieron amores ocultos y también semilla de cambio: «La cultura nos ayuda a mirar la realidad con conciencia de los valores. Y en este sentido, tomar conciencia de lo que significan los amores raros forma parte inseparable de la cultura».
Para García Montero, esta exposición es un acto de memoria democrática que enlaza con la tradición literaria española: «Celebramos veinte años de una de las mejores conquistas de nuestra democracia, y debemos reafirmarnos en que no nos van a quitar esta ni otras conquistas». El director del Cervantes subrayó la importancia de no dar por sentado los avances, porque «aunque hemos avanzado mucho, no todo está conseguido».
Su intervención dejó claro que el Cervantes no es solo una institución dedicada a enseñar español, sino también un altavoz de valores universales como la igualdad, la diversidad y la libertad. En un contexto internacional marcado por tensiones y retrocesos, la exposición es un recordatorio de que la cultura puede ser un espacio de encuentro y de afirmación colectiva.
Un homenaje desde Alcalá al amor en todas sus formas
El hecho de que esta celebración tuviera lugar en Alcalá de Henares, ciudad natal de Cervantes y Patrimonio de la Humanidad, añadió un valor simbólico especial. No faltaron referencias al propio escritor, de quien incluso algunos investigadores han especulado sobre su identidad y su relación con la diversidad. Zapatero bromeó con que «no habría estado mal invitar a Amenábar», aludiendo a la reciente película del cineasta sobre una posible homosexualidad de Cervantes, y arrancó sonrisas entre el público.
Más allá de la anécdota, la ciudad se convirtió una vez más en escenario de grandes debates culturales. Alcalá, con su tradición humanista, volvió a demostrar que sabe acoger exposiciones que no solo muestran arte, sino que interpelan a la sociedad. Y «Amores raros» lo hace desde una estética vibrante, con obras que van de lo íntimo a lo colectivo, y con poemas que invitan a mirar la diversidad con respeto y ternura.
Memoria, celebración y futuro
La exposición permanecerá abierta en la sede del Cervantes complutense hasta el 15 de noviembre, ofreciendo a visitantes locales e internacionales la oportunidad de recorrer veinte años de historia social a través de la poesía y el arte. Cada pieza expuesta es un recordatorio de que la igualdad no es un punto de llegada, sino un camino en construcción.
Como señaló Pablo Peinado, «la cultura siempre ha sido el cómplice perfecto de los avances sociales». Esa complicidad se palpó en la sala: en los versos que hablan de deseo y libertad, en las fotografías que capturan miradas cómplices, en las instalaciones que recrean un espacio donde lo raro deja de serlo para convertirse en parte esencial de la condición humana.
La jornada concluyó con una sensación compartida de gratitud y esperanza. Veinte años después de la ley que cambió la vida de tantas personas, la muestra invita a celebrar el amor en todas sus formas y a seguir defendiendo la diversidad como riqueza colectiva. Y hacerlo desde Alcalá, en el corazón del Cervantes, convierte este aniversario en un capítulo más de esa historia cultural que une poesía, memoria y compromiso.