Dos historias y un banco: el teatro del TIA regresa al hospitalillo

El Teatro Independiente Alcalaíno (TIA) vuelve a llenar de vida el Hospitalillo de Antezana con “Dos historias para un banco”, dos relatos breves que alternan humor, ternura y crítica social. Este domingo, a las 12:30 y 13:30 horas, el histórico patio complutense, joya del mudéjar complutense, volverá a ser escenario de encuentro entre público y actores, confirmando que el teatro hecho con cercanía sigue siendo un arte profundamente alcalaíno.

Foto de Baldo Perdigón
  • El TIA vuelve al Hospitalillo con una obra doble que celebra el teatro como encuentro, emoción y vida compartida.
  • Texto remitido por Azpilicueta, con fotografías de Baldo y Pedro Enrique Andarelli como tercera pata del banco que pone sus palabras y el corazón.

Un banco. Un simple banco de parque. En torno a ese objeto cotidiano, testigo de confidencias, silencios y confesiones de paso, gira la propuesta del Teatro Independiente Alcalaíno (TIA): “Dos historias para un banco”, escrita y dirigida por Luis Alonso Prieto, actor, dramaturgo y alma creadora de un grupo con casi medio siglo de vida sobre los escenarios complutenses. La obra regresa este domingo, 9 de noviembre, al Patio del Hospital de Antezana, uno de los espacios más evocadores de Alcalá, convertido una vez más en corral de comedias del siglo XXI.

El TIA, fiel a su espíritu de teatro popular y reflexivo, presenta dos piezas breves unidas por un mismo elemento escénico: un banco público que se convierte en escenario de encuentros improbables, venganzas insólitas y redenciones diminutas. Dos historias, dos tonos, dos miradas que dialogan sobre lo mismo: el peso de la soledad, la fragilidad humana y el humor como salvavidas frente al desencanto.

En la primera pieza, “El banco”, una mujer que huye de su vida y un vagabundo que perdió la suya se disputan el derecho a ocupar un rincón del parque. Ella carga su pasado en un bolso; él lo arrastra en un carrito lleno de recuerdos y despojos. Lo que empieza como una pequeña guerra por un asiento termina convirtiéndose en una confesión compartida, una tregua entre dos náufragos que se reconocen sin necesidad de palabras solemnes. La escena, sencilla y cargada de matices, oscila entre lo cómico y lo poético, entre el absurdo cotidiano y el destello de esperanza.

La segunda historia, “Reunidos por un banco”, cambia de registro y nos lleva al territorio de la sátira. Un grupo de secretarias, hartas de un jefe que las ha ido seduciendo, y decepcionando, con método casi científico, decide ajustar cuentas. Lo que comienza como un descanso al aire libre se convierte en una conspiración hilarante y surrealista. Entre confidencias, malentendidos y un plan que roza lo imposible, la obra juega con los clichés del poder masculino y los dinamita a golpe de humor. El resultado es una venganza tan desproporcionada como liberadora, que parodia el machismo laboral con ligereza y mala leche.

“Dos historias para un banco” se mueve con soltura entre el realismo y el absurdo, entre la crítica social y la ternura más humana. En apenas una hora y media, Luis Alonso consigue condensar emociones complejas en escenas breves, sostenidas por diálogos ágiles, silencios elocuentes y un humor que nunca es gratuito. Su teatro bebe del costumbrismo, pero también del surrealismo cotidiano, de ese tipo de ironía que revela verdades incómodas sin dejar de hacer sonreír.

El montaje, minimalista y cuidado, gira en torno a un solo elemento escenográfico: el banco. Todo lo demás, la luz, el sonido, la música original compuesta por el propio Alonso,  se subordina a los actores. El elenco, formado por intérpretes habituales del grupo como Paula Torrens, Mónica Salazar, Francisco Javier Blasco y Marisa Jiménez, demuestra una madurez interpretativa que solo dan los años de trabajo compartido. Cada uno alterna papeles en las dos historias, subrayando así la universalidad de los personajes y el carácter coral del montaje.


Del Antezana al Paco de Lucía

El Patio del Hospital de Antezana, en plena Calle Mayor, es algo más que un escenario. Es un relicario de historia, un espacio donde la piedra respira cultura y las voces rebotan con una acústica natural que parece hecha para el teatro. Allí, el 23 de septiembre de 2023, tuvo lugar el estreno de esta obra: un momento simbólico, porque fue la primera vez que el hospitalillo, tradicionalmente asociado a los clásicos del Siglo de Oro, acogía un texto original contemporáneo. El público, bajo la luz dorada del atardecer y entre las columnas centenarias, celebró aquella apuesta valiente como lo que era: un acto de amor al teatro vivo.

Después vendrían nuevas representaciones, entre ellas la celebrada en el Auditorio Paco de Lucía en otoño de 2024, donde el grupo incorporó proyecciones y recursos multimedia. Pero el regreso de este noviembre tiene un valor especial: es un volver a casa. En el Antezana, cada palabra de Luis Alonso cobra otra dimensión; cada gesto de los actores dialoga con siglos de historia. Y es que ese patio, humilde y majestuoso a la vez, se ha convertido en uno de los lugares más mágicos del teatro local.


El TIA, medio siglo de teatro complutense

Hablar del Teatro Independiente Alcalaíno es hablar de Alcalá, de su memoria cultural y de su gente. Fundado en los años setenta, en tiempos donde hacer teatro era también un acto de resistencia, el TIA ha sabido reinventarse sin perder su raíz comunitaria. Su actual presidente, Javier Blasco, veterano actor y guardián de la memoria escénica local, y Luis Alonso Prieto, autor prolífico, director y actor de carácter, encarnan la continuidad de una historia que sigue escribiéndose desde la pasión y la camaradería.

Ambos son, en cierto modo, testigos y herederos de aquel movimiento teatral aficionado que en los setenta y ochenta encendió luces en la penumbra cultural de muchas ciudades españolas. Hoy, décadas después, el TIA sigue fiel a la idea de que el teatro no es solo arte: es encuentro, conversación, compromiso y, sobre todo, humanidad.

Por eso “Dos historias para un banco” no es solo una obra más: es una declaración de principios. Minimalista pero profunda, cómica pero tierna, realista pero poética. Un recordatorio de que el teatro, incluso en su forma más modesta, puede iluminar las grietas de la vida cotidiana y devolvernos algo tan simple, y tan necesario, como la emoción compartida.

El Patio del Hospital de Antezana, con su aire antiguo y su belleza discreta, será testigo de ese milagro este domingo 9 de noviembre, con dos pases, a las 12:30 y 13:30 horas. El escenario no podía ser más apropiado: el Antiguo Hospital de Nuestra Señora de la Misericordia, conocido como Hospitalillo de Antezana y erigido en 1483, es una joya del mudéjar castellano del siglo XV, un rincón donde la historia y la cultura se dan la mano. Allí, bajo sus arcadas centenarias, el TIA volverá a recordarnos que el teatro, como la vida, siempre encuentra un banco donde sentarse a soñar.

 

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