- Pilar Blasco es licenciada en Lengua española y ha colaborado en publicaciones locales en temas de actualidad política y cultural.
No es casualidad, en esta semana hemos celebrado, los católicos al menos, a los tres arcángeles, 29 de septiembre. Antes tenían cada uno su día, ahora, como si se tratara de la concentración empresarial, San Miguel, San Gabriel y San Rafael se conmemoran en el mismo día aunque sus misiones en la tierra y en el cielo son distintas. Yo lo prefiero la verdad, son un trío imprescindible para andar por la vida: Miguel el defensor con espada y lanza contra las acechanzas del Maligno, Gabriel el mensajero alado, el comunicador, mejor que Meta, no cuenta nuestros secretos ni nos manipula con la información privada. Rafael, creo que es sanador de cuerpos y almas o algo así, tope moderno en estos tiempos de remedios naturales y tal.
Pero a continuación en la misma semana, el 2 de octubre, han ocupado los altares y los memes los llamados ángeles custodios. Patrones de la policía según creo. Una tropa de guardianes de la humanidad a los que acudimos los mayores con el encargo de que cuiden y protejan a los nuestros, preferentemente a los niños. No es que actúen solo con menores, en general se ocupan de los indefensos y desprotegidos, los expuestos a los peligros del cuerpo y del alma son los encomendados a la policía celestial. Hay testimonios que confirman la eficacia de esos seres alados incorpóreos, flotantes, en la tarea de vigilar las amenazas del mundo y la carne sobre los más necesitados, Los vulnerables. No se puede pedir más.
El arte cristiano está plagado de esas hermosas figuras en varias modalidades y categorías, querubines, serafines, etc., la imaginería católica tradicional nos acostumbró a convivir con ellos no solo en iglesias, capillas, en nuestras casas, libros, estampas, cuadros, figuras… sino también Y en nuestra imaginación y sentimientos. Ángel de la Guarda, dulce compañía, no me desampares, de noche ni de día... Hoy día perviven en los ámbitos más restringidos de la devoción religiosa y en los museos. La estética es la razón principal de su pervivencia. Son bellos sin excepción, adorables mofletudos que empujan al cielo entre nubes las Inmaculadas de Murillo, efebos andróginos, desnudos o velados, con la rica indumentaria y melena rizada de Leonardo y Fray Angélico, Anunciadores divinos de la Buena Nueva ante María Virgen. Los iracundos guerreros de armadura y espada del ejército de Miguel, defensor de la Fe. Ninguno de los grandes artistas clásicos se ha sustraído a su belleza y singularidad. Seres inclasificables, trascendentes, magníficos en su naturaleza descomprometida con todo lo que no sea el Bien y la Justicia del Dios Creador y su Corte Celestial.
Es o no es casualidad que en esta misma semana hayan convivido las celebraciones angélicas con la noticia y repercusión mediática de la acusación y anuncio de juicio y amenaza de penas de cárcel (3 años, dicen) por parte de la justicia de los hombres (españoles), una de esas fiscalías ideológicas, contra un sacerdote llamado Custodio Pellicer. Díganme si no es coincidencia oportuna que un guardián de la Fe católica, un guerrero de las ideas y de la tradición cristiana, un sacerdote de cuerpo entero y mente clara a pesar de la edad se llame Custodio y esté en el banquillo por decir las verdades del barquero: que el islamismo “radical” tiene como fin acabar con la civilización occidental. Algo que confirmaría cualquier islamista, como ya lo han dicho sin preguntárselo.
Teniendo en cuenta que dicha Civilización Occidental, la nuestra hasta el momento, la europea que también es nuestra y la extendida por influencia a lo largo del mundo, toda América sin ir más lejos, se basa en valores, historia y cultura en el pensamiento y el legado judeocristiano y grecolatino, que vienen a ser lo mismo por simbiosis a lo largo del tiempo, es lógico pensar que la religión islámica, que trasciende la devoción religiosa para llegar a la política y ocupar la esfera privada y pública hasta en sus menores detalles, como el vestido, la higiene, la sanidad, las costumbres, el gobierno (siempre totalitario y represivo en los países musulmanes, con pocas excepciones), es lógico pensar y advertir que es un peligro en las sociedades donde se asienta. Y que el radicalismo de esa religión y forma de vida, siguiendo los preceptos del Corán, sean amenazantes para otras culturas.
Los factores que sostienen esa tesis son varios y los conocemos, negarlo es ceguera ideológica o intereses inconfesables. Y por añadidura la tesis de la invasión y el peligro islamista son avalados por nuestra propia historia y la de Europa, ancestralmente amenazada por varios imperios musulmanes, invariablemente por medio de la violencia, la intimidación y la guerra santa. De los que nuestros antepasados han tenido que defendernos a sangre y fuego por siglos. Desperdiciar aquel esfuerzo y la herencia recibida es responsabilidad nuestra y de nadie más. Pero mientras tengamos dentro al “conde D Julián” y la quinta columna en forma de progresía multicultural de puertas abiertas y corazón asín (sic) de ancho, la historia, que tiene la facultad de volver del pasado, volverá.
Dios y los ángeles cuiden y protejan al Padre Custodio Pellicer. Su nombre no es en vano, la coincidencia de su juicio con los Ángeles Custodios y los tres Arcángeles viene al pelo para su peripecia jurídica. Obviamente goza de todas mis simpatías y las de muchos católicos, algunos con reticencias y complejos (“porque sois tibios os vomitaré de mi boca”). Es un valiente que lejos de retractarse y disimular o “cambiar de opinión”, se responsabiliza y reafirma en sus convicciones. Porque son verdad comprobada y empírica.
Y “La Verdad os hará libres”. Así sea.