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Hasta 1968 las ferias de agosto se celebraban en la plaza de Cervantes y en su entorno (tramos adyacentes de las calles Libreros y Mayor y la plaza de San Diego)
- Manuel Vicente Sánchez Moltó es Cronista Oficial de Alcalá de Henares
La primera transformación importante de la plaza tuvo lugar en 1834 cuando se creó un paseo oval con doble arbolado. En el primer tramo de la plaza, el más próximo a las calles Mayor y Libreros, se levantó una fuente pública circular con un obelisco en su centro. Esta disposición se mantuvo hasta los tiempos de la I República, cuando se decide ampliar el paseo, sustituyendo el oval por otro, igualmente con doble línea de arbolado, que rodeaba todo el perímetro. Con motivo de la reforma, la fuente sería trasladada en 1874 a la plaza de San Diego, sirviendo de abrevadero para el cuartel de Caballería y, ya en la postguerra, a la puerta de Mártires, donde sería conocida como la de los “Cuatro Caños”.
El primer elemento ornamental de la plaza sería la inauguración del monumento a Cervantes, obra del italiano Carlo Nicoli el nueve de octubre de 1879 (Foto de cabecera) , siendo alcalde de Alcalá, Esteban Azaña. Desde ese momento, la plaza fue renombrada con su nombre actual. En 1897 se levantaría el quiosco de la música, diseñado por el arquitecto municipal Martín Pastells y Papell y realizado por la fundición Lebrero, de Madrid.
A Martín Pastells en gran parte le debe la plaza su imagen actual, ya que fue el arquitecto que realizó en 1893 el Círculo de Contribuyentes y, medianero a él, en 1915 el Hotel Cervantes que, junto con él, hoy desaparecido, Casino Militar, y el edificio del Ayuntamiento dieron a la plaza un aire ecléctico. De todas las transformaciones llevadas a cabo a finales del siglo XIX y buena parte del XX, se han salvado las tres casas del frente oeste, donde se encuentra la histórica pastelería Salinas, fundada en 1846, en las que todavía se puede apreciar las galerías voladas abiertas con sus estructuras y balaustradas de madera.
Con pocas variaciones, la plaza permaneció de este modo hasta el incendio intencionado de la parroquia de Santa María en julio de 1936. En enero de 1938 se empezaron a desmontar los sillares de la iglesia, con el fin de construir en la plaza un refugio para proteger a la población de Alcalá de los frecuentes bombardeos aéreos. Tras la Guerra Civil, la iglesia nunca se reconstruyó y volvieron a utilizarse sus sillares en el muro oeste de la reconstrucción que se llevó a cabo del Palacio Arzobispal.
Con motivo del IV Centenario de Cervantes, en 1947 se realizó una restauración de las capillas del Cristo de la Luz y del Oidor, a donde se había trasladado en 1905 la pila bautismal, de la que hubo que hacer una fiel reproducción, con algunos fragmentos de la original, ya que había sido estúpidamente destruida en 1937. En ningún caso, como por ahí se ha venido afirmando, para la construcción del referido refugio.
Hasta 1968 las ferias de agosto se celebraban en la plaza de Cervantes y en su entorno (tramos adyacentes de las calles Libreros y Mayor y la plaza de San Diego), pero la instalación de industrias trajo el gran desarrollo urbanístico y poblacional de Alcalá, que a finales de esa década ya superaba los sesenta mil habitantes. La plaza se había quedado pequeña para albergar la feria y el Ayuntamiento buscó una nueva ubicación. Al año siguiente se celebraron en el inicio del Paseo del Val, aun sin urbanizar, pero los alcalaínos se mostraron reacios al cambio y esas ferias resultaron un rotundo fracaso. De este modo, en 1970 se decidió instalar el recinto ferial en el parque O’Donnell, donde se mantuvo hasta principios de la siguiente década. Pese a ello, la quema de los fuegos artificiales del fin de fiesta se siguió celebrando en la plaza, hasta que el veintisiete de agosto de 1974 un cohete cayó sobre el chapitel de la aislada torre de Santa María, provocando un incendio, sin que los bomberos pudieran hacer algo por apagarlo ya que la presión del agua no llegaba ni siquiera a la mitad de la torre. También, por aquel tiempo hubo un proyecto de trasladar el quiosco de la música a la plaza central del parque O’Donnell que, afortunadamente, no se llevó a cabo.
Se llevaba mucho tiempo hablando de que era necesaria emprender una reforma integral de la plaza, cuya superficie, hasta ese momento de era de tierra, con el fin de poner fin a las grandes balsas de agua que se formaban cuando llovía y que la hacía intransitable en algunas zonas. Finalmente, en 1977, siendo alcalde Fernando Sancho, se llevó a cabo la profunda transformación que ha llegado, con algunas modificaciones, hasta nuestros días. El encargado de llevarla a cabo fue el arquitecto municipal José María Málaga, que concibió un proyecto que quiso dotarla de un cierto aire “escurialense”. Se enlosó toda la zona central de la plaza con baldosas de piedra caliza y granito y, con esos mismos materiales, cubrió el deteriorado pedestal original sobre el que se levantaba la estatua de Cervantes, así como la parte baja del quiosco de la música que, hasta ese momento era de ladrillo visto. Así mismo, creó unos bancos corridos de piedra en los extremos y en el entorno al monumento que, desde un primer momento, fueron muy bien acogidos. Según me contó José María Málaga, el presupuesto era limitado y no daba para enlosar toda la plaza, por lo que optó por crear seis grandes zonas de juego con arena para los niños. El problema es que la arena se esparcía por el enlosado, haciéndole peligrosamente resbaladizo. La solución fue su ajardinamiento con césped y rosales, tal y como hoy lo vemos. Uno de los aspectos que resultó más controvertido fue el del nuevo pedestal, blanco, frío y desproporcionado, que no acabó de gustar a nadie, por lo que, en 1994, el alcalde Florencio Campos encargó al escultor Pepe Noja que hiciera unos relieves en bronce con escenas del Quijote para decorar sus laterales.
Quiero terminar este sucinto recorrido histórico refiriéndome a un proyecto que surgió en, al menos que yo recuerde, en dos momentos distintos, que pretendía convertir la totalidad del subsuelo de la plaza en un gigantesco aparcamiento subterráneo, al modo del de la plaza Mayor de la villa y corte. Aparte de todos los problemas de tráfico en los accesos por las calles Libreros, Colegios y Trinidad, suponía la desaparición del arbolado, con lo que habría sido toda una odisea su travesía en plena canícula complutense. Afortunadamente, los elevados costes desestimaron la faraónica idea.
PIES DE FOTO: Foto 1: La plaza del Mercado hacia 1870 / Foto 2: La plaza del Mercado hacia 1875 / Foto 3: Inauguración del monumento a Cervantes, 9 octubre 1879 … (En todos los casos imágenes originales en B/N cedidas por Vicente Sánchez Moltó y coloreadas con IA por Pedro Enrique Andarelli. La foto 4 ha sido igualmente cedida por el autor de este artículo y mejorada con IA por Pedro Enrique Andarelli
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La foto de IA plaza del mercado de 1984 debe ser un error, la iglesia de Santa María era ya solo la torre.
Ostenta el record de ser la única plaza “mayor” patrimonio de la humanidad que ha permitido tráfico y estacionamiento incluso de camiones y autobuses hasta hace tres años.
El intento de convertirla en macro parquing subterráneo afortunadamente fracasó por incapacidad ,digamos, política, que no económica, en convulsos tiempos del ladrilleo. Torrejón mismamente, si construyó un aparcamiento en su plaza. Es un buen apunte para la historia los peligros que la han acechado.
La reciente reforma del adoquinado plataforma única, junto con la calle libreros está siendo un fiasco al tener que estar reparando por hundimiento del enlosado. Esto también es historia.
La única estatua que alberga es la a de Cervantes con su devenir, y no sé si considerar la de Astrana Marin. Desde entonces no sé ha vuelto a instalar elementos embellecedores de esta empresa índole en este tipo de plazas. La reforma que parece que están acometiendo no sé si plantea algo en este sentido.
Un placer leer el artículo
La foto IA plaza del Mercado está basada en un original en B/N remitido por el autor. El pié de foto no es un invento de IA
Excelente artículo, Vicente, al que quizás se podría añadir un tercero recogiendo los proyectos no realizados, como la construcción de un edificio para el Ayuntamiento dividiéndola en dos plazas, o el de la Universidad diseñado por Ventura Rodríguez de construir toda una nueva fachada monumental entre el callejón de Santa María y la calle Pedro Gumiel, que se hubiera llevado por delante la capilla de San Ildefonso… y otros más que ahora no redcuerdo. Porque si algo no falta en Alcalá, es historia.
Un saludo.
Sobre los comentarios de J.M.E. Efectivamente, el pie de la foto IA es incorrecto. Está hecha a partir de una fotografía de 1875, tal y como se indica al final del artículo, en la que todavía no se había inaugurado el monumento a Cervantes. Por lo que respecta al embellecimiento de la plaza, creo que se debería incluir el quiosco de la música que, sin duda, es uno de los más elegantes e interesantes en su categoría (y he visto muchos). La estatua de Astrana Marín, en su tercera ubicación (todo un récord), no se encuentra en la plaza de Cervantes, sino en la de Rodríguez Marín. Comentar que, inicialmente, el anterior proyecto de la plaza contemplaba su peatonalización sólo en dos de los laterales de la plaza, permitiendo el tráfico en los otros dos; afortunadamente en el transcurso de la obra se decidió extender la peatonalización a toda su superficie y, así mismo, a la calle de Libreros.
Muchas gracias José Carlos por tus palabras. En ningún momento me planteé escribir la historia de la plaza. Aunque visto el interés que ha despertado, quizás lo haga en un futuro. En realidad era solo un breve recorrido histórico. El artículo resultó excesivamente extenso y, después de reducirlo considerablemente, aún tuve que convertirlo en dos entregas.
Aprovecho para señalar que la foto aérea de la plaza es de 1970-1971. Aún se puede ver el chapitel de la torre de Santa María antes de quedar destruido por un cohete en 1974.
Corregimos inmediatamente el pié de foto
Sí Vicente, y tú lo sabes mejor que yo, la plaza de Cervantes tiene mucha historia. Por cierto, desconocía el hecho de que antes de la fundación de la Universidad el lado este también tenía soportales, gracias por el dato. Aunque sabía que en el siglo XIX se suprimieron varios tramos en las calles aledañas a la Mayor, o bien desaparecieron al abrirse la plaza de los Santos Niños, esto ha sido una sorpresa, ya que eran tardomedievales y confirma la idea, negada en su día por algún historiador, de que Cisneros creó su ciudad universitaria sobre un primitivo arrabal extramuros que quedó rodeado por la ampliación de la muralla a finales del siglo XIV o principios del XV.
Posiblemente no estaría muy edificado, pero algo tendría que haber cuando contaba con una parroquia propia (la primitiva Santa María) y con la iglesia (ermita o parroquia, no se sabe bien aunque me inclino por lo primero) y la de Santo Tomé. No podía estar vacío con anterioridad a la Universidad tal como proponía este historiador.
Pero bueno, ésta es otra historia. Un saludo.
La fotografía aérea corresponde a una postal editada en 1973, pero el original puede que fuera algo anterior.
Las dos entregas leídas así, de corrido, parecen novelescas. En realidad, hay un esforzado y estupendo trabajo de investigación detrás. Se agradece a Vicente Sánchez su continua dedicación a nuestro placer. Gracias.