- Carta remitida por el Grupo de Familiares Residencia Francisco de Vitoria
La situación en la Residencia Francisco de Vitoria cada día es más crítica, el escenario empeora por momentos ante la pasividad de las autoridades competentes (AMAS-CAM), y las situaciones precarias que no cesan de agravarse. Si bien hace meses, se hacía pública la pobre y mala alimentación que reciben los residentes, aún sin resolverse esta problemática en toda su totalidad, se enfrentan a un nuevo reto, un verano cuanto menos preocupante, debido a la falta de personal.
Por dantesco que parezca, la residencia solo cuenta últimamente con una enfermera por planta; 1-2 Tcae por módulo, para atender aproximadamente a 130 residentes, algo que hará humanamente imposible que todos los ancianos reciban los cuidados mínimos que necesitan. El simple hecho de imaginar cuanto tiempo podrá pasar, una persona mayor soportando la suciedad de un pañal sobre su cuerpo, ( porque sus trabajado@s están derrotad@s, y no dan a basto para atenderlos como ell@s quisieran y como se merecen, psicológica y físicamente no pueden con esta situación), o esperando su momento de higiene mediante su ducha diaria, o simplemente cuanto tiempo esperará hasta ser alimentado, a todos nos pone los vellos de punta, a todos debe ser, menos a las autoridades competentes.
En resumen, el próximo verano se presenta inviable, irreal e inhumano. La realidad es crítica, pero las autoridades competentes no reman a favor para salvar a los residentes de toda esta precariedad, sino todo lo contrario. Parecieran ignorar que el derecho a tener una vejez digna es un derecho real y contemplado por la ley en su artículo 50. Cabe destacar que además han renunciado ya varías auxiliares suplentes ( 8 en total en 6 días), porque no tienen fines de semana libres en todo el verano, comunicando su renuncia cuando ya habían firmado. La falta de personal tan grave que hay es es debido a las condiciones y contratos de AMAS, la Agencia Madrileña de atención social y de la CAM.
En cuanto al tiempo de atención del que disponen las auxiliares para atender a cada anciano, es cuanto menos simbólico; según AMAS tienen 45 minutos por residente y turno y las auxiliares lo tienen distribuido en 20 minutos máximo. Poniendo un ejemplo simbólico, imaginando que tienen 20 minutos para atender a la residente “María”, lo distribuirían de la siguiente manera: en 5 minutos tendrían que ducharla, asearla y levantarla, en otros 5 minutos la señora María tendría que desayunar y solo quedarían 2 minutos para realizarla el cambio de pañal. Teniendo en cuenta que la señora María muy posiblemente tenga dificultades de movilidad o deglución, la pregunta es ¿es esto realista? Evidentemente no. La realidad es que tendrían que trabajar mínimo 12 horas para cumplir con el tiempo de atención propuesto por la Agencia Madrileña de atención social.
Otra problemática que trae el verano es el calor, en la residencia Francisco de Vitoria afrontarlo es otro reto más al que se enfrentan las personas mayores. Los familiares declaran que la climatización brilla por su ausencia, y en sus declaraciones llega a tildar ciertas zonas como “pasillo de los horrores” . La ventilación es horrible aun teniendo ventiladores puestos hace muchísimo calor, y “la lavandería es un horno” aseguran.
En conclusión, los familiares vuelven a dar la cara y a alzar la voz. Tratan de frenar las consecuencias de un verano que no se presenta nada fácil dentro la residencia. Tratando en un nuevo intento de recordar a las autoridades competentes que la ley de residencias general que hay es del año 1986 y más aún dicha ley lleva sin actualizarse desde el año 1973. Tratando de recordarles que en esas residencias viven personas, seres humanos, familiares que no merecen ser descuidados como lo están siendo por el sistema. Un sistema que les ignora, que hace como si no existieran. Sin duda los familiares lo seguirán haciendo incansablemente hasta conseguir que sus familiares, en la última etapa de su vida, tengan la calidad de vida y las condiciones humanas que merecen.
El un gran problema de las residencias es el exceso de opacidad. En las residencias privadas están igual o peor, es algo que nos ha enseñado la pandemia, en la residencia de mi madre murieron cincuenta de ciento treinta residentes, se nos negó todo acceso a información relevante, en la Francisco de Vitoria al menos los trabajadores se atreven a denunciar, en las privadas no lo hacen, se juegan el puesto de trabajo.
Sería bueno conocer el gasto por menú semanal, número de auxiliares por cada 10 residentes, número de horas de atención de enfermería, fisioterapia, terapia ocupacional, trabajadora social o de médico por cada cien residentes. Sería la única manera de poder elegir, pero en realidad te dicen que tienen médico, enfermera fisioterapeuta etcétera pero no informan de la disponibilidad. Opacidad, opacidad, y opacidad