Paraíso fiscal de Madrid | Por Antonio Campos

Al amparo del miedo que nos invade, la política española se está convirtiendo, se ha convertido ya, en un mercadeo árabe en el que el regateo es de obligado cumplimiento, con el agravante que nuestros políticos saben de antemano que van a llegar a un acuerdo, satisfactorio en beneficio mutuo, a pesar del espectáculo teatral que representan a diario.

Skyline Madrid.
  • Estamos a punto de morir, de rodillas, ante las nuevas hordas dictatoriales e implorando una vacuna que pretende modificar el ADN humano mediante ingeniería genética en el que se han introducido genes de otras especies, como el chimpancé.

 

 

Pedro Sánchez impone a Margarita Robles, ministra de Defensa, trasladar el cuartel del Ejército en San Sebastián para lograr el voto favorable del PNV a los Presupuestos. Estos cuarteles están plenamente operativos, estratégicos para el CNI y, con ellos, desaparece la inmediatez de actuación en el País Vasco ante cualquier insurrección o hipotética independencia, en la que el Ejército tardaría en reaccionar más de lo debido, situación no descartable ante manifestaciones como las que ha realizado Otegui: “Necesitamos que la gente ocupe la calle ….. hemos convocado una manifestación para el día 6 de diciembre, en contra de la Constitución, por la república vasca ….. con sectores abertzales, soberanistas, a los de izquierda, a las mujeres, a los antifascistas ….”

El otro punto álgido separatista, Cataluña, por boca de un personaje con nombre que lo define, exige a Pedro Sánchez que ponga fin al control financiero del Estado a la Generalitat y que iguale los impuestos que se pagan en la Comunidad Autónoma de Madrid con la del resto de autonomías. Lo que realmente está pidiendo es que se suba el IRPF y el impuesto de sucesiones y donaciones, para igualarlos a los vigentes en las autonomías regidas por socialistas, podemitas e independentistas, que dilapidan el dinero en gastos “suntuosos” de tipo proselitista, subvenciones a adictos, embajadetas publicitarias y todo tipo de actos cuyo único objetivo es su ansiada independencia. Todo ello mediante una enmienda a los PGE con la siguiente redacción:

  1. Se crea la cuota estatal en el Impuesto sobre el Patrimonio cuyo rendimiento constituye ingreso del Estado no cedido a las Comunidades Autónomas.
  2. Tributan por la cuota estatal los contribuyentes por obligación personal
  3. La determinación de la cuota líquida estatal se ajustará a las reglas siguientes:
  4. Se aplicará la normativa estatal vigente reguladora del Impuesto. En ningún caso serán de aplicación las normas aprobadas por las Comunidades Autónomas en ejercicio de la capacidad normativa reconocida en la Ley de cesión tributos.
  5. El importe del mínimo exento, así como la escala de tipos de gravamen, serán los que haya fijado la normativa estatal con carácter supletorio”.

Si esto se lleva a efecto, se cierra la puerta a las reducciones que tienen establecidas las comunidades autónomas, y antes que transcurran los muchos años que se tardan en obtener una sentencia final firme, Madrid debería enrocar el texto legal (hay que ser más malos que los malos) a través de vías subsidiarias compensatorias a estudiar.

Ya puesto, deberíamos igualar también el Concierto Económico del Régimen Fiscal del País Vasco y Navarra, la calidad de la sanidad pública, los sueldos de los funcionarios, policías, guardias civiles, bomberos, profesores, médicos y enfermeros; la compra unificada de material sanitario al mismo precio en todas las comunidades autónomas; el embargo al FC Barcelona por impago a Hacienda, al igual que ha hecho con los jubilados morosos mediante detracción de su deuda en la nómina extra de este mes; y así en otros muchos temas en los que, principalmente Cataluña, ha mantenido una ventaja competitiva hasta que al dinero le pusieron alas con un tres por ciento de potencia y se trató de disimular con el adoctrinamiento independentista.

Madrid se ha decantado por bajar los impuestos, y ha obtenido mayores ingresos; Cataluña ha implantado impuestos hasta por tomar una gaseosa y, junto al éxodo de empresas debido a sus pretensiones independentistas, ha reducido drásticamente sus ingresos fiscales; a esto, lo llaman “paraíso fiscal de Madrid”, lo que solo es una buena administración basada en controlar los gastos y aumentar los ingresos, idea fundamental en cualquier empresa bien gestionada.

Otra que se queja de lo mismo es María Jesús Montero, que fuera consejera de Hacienda bajo el Gobierno de Susana Díaz y que no pudo hacerlo peor, batiendo todos los récords de paro y endeudamiento autonómico. Y ahora está en el Gobierno, con una sonrisa melifrua y con más peligro que un mono con un cutter en la mano.

No vale quejarse cuando uno va perdiendo el partido, ni pretender que acaben con empate a cero los que juguemos fuera de casa y con victoria local los jugados en nuestro campo. Porque, sin reconocerlo, ¡¡faltaría más!! estaríamos volviendo a un estado centralizado en el que los 47 millones de ciudadanos que lo habitan tendrían los mismos derechos, obligaciones, deberes y leyes. Solo les faltaría decir que con Franco se vivía mejor.

 

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