Confinamiento informativo | Por Carlos Cotón

No se puede tolerar el veto informativo que está aplicando el Gobierno en sus sucesivas ruedas de prensa filtrando, el propio Gobierno a sí mismo, las preguntas que se le realizan a los distintos técnicos que están al frente de la gestión de la crisis del COVID-19, a los Ministros o al propio Presidente.

Congreso de los Diputados
  • Dijo una vez Mario Vargas Llosa que la salud democrática de un país se puede medir evaluando la diversidad de opiniones, la libertad de expresión y el espíritu crítico de sus diversos medios de comunicación.

 

  • Analista político  colaborador de ALCALÁ HOY

 

Varios periodistas de distintos medios de comunicación han firmado un manifiesto titulado ‘La libertad de preguntar’ en la que describen cómo está siendo esta situación de censura a la información que están padeciendo en sus propias carnes y en la que se pide un cambio en el procedimiento de ruedas de prensa realizadas por el Gobierno. Fundamentalmente en lo que se refiere al ejercicio democrático del derecho a la información y la libertad de prensa.

El artículo 20 de la Constitución Española reconoce y protege, entre otros, el derecho “A comunicar o recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión” [Art.20.1.d) CE]. Este precepto de la Carta Magna confirma dos cosas. Que la censura informativa no solo atenta contra el ejercicio periodístico y el derecho de los profesionales de la comunicación, sino que vulnera de manera directa el derecho que tenemos todos los ciudadanos a estar informados y a recibir, como bien se dice en el artículo anteriormente citado, información veraz desde el medio de difusión (TV, radio, prensa escrita, prensa digital) que nosotros estimemos oportuno.

Como bien se dice en ese manifiesto, el derecho a la información es más importante que nunca en situaciones de crisis como la que estamos viviendo. Los ciudadanos tenemos derecho a saber cómo se está gestionando la crisis del coronavirus, a conocer cuáles son las medidas que el Gobierno está implementando y en ningún caso, a conocer solo de lo que el Gobierno quiere que conozcamos. Esto es mucho más importante en una situación de crisis, como digo, en la que se ha reducido considerablemente el control parlamentario al Gobierno, que ha asumido poderes especiales en la batalla contra el COVID-19.

Yo puedo entender que desde un punto de vista de tacticismo electoral –porque no hay que olvidar que los partidos políticos no han dejado de serlo durante esta crisis- el Gobierno quiera controlar al máximo lo que se hace, lo que se dice y el cómo se hace y se dice. Pero de ahí a hurtarnos a los españoles nuestro derecho a recibir una información veraz hay una barrera que solo se sobrepasa en aquellos regímenes que no son democráticos.

¿Qué sentido tiene que el Gobierno convoque y celebre ruedas de prensa en las que va a contar lo que quiere y, además, también se va a preguntar a sí mismo lo que quiere? Porque el procedimiento es el que ya conocemos: el secretario de Estado de Comunicación (que es un cargo del y nombrado por el Gobierno) es el encargado de filtrar las preguntas que se le hacen al Gobierno, de leérselas e incluso, se atreve a repreguntar y corregir a los diferentes intervinientes. La escena a cada rueda de prensa que se produce es sencillamente grotesca. Y no hay cabida para las excusas técnicas.

Si Pablo Casado e Inés Arrimadas pueden celebrar ruedas de prensa virtuales, Moncloa también. Si se está impartiendo docencia online en los diferentes centros educativos de toda España, Moncloa debería ser capaz de celebrar una rueda de prensa utilizando esos mismos medios telemáticos. Si Pedro Sánchez puede reunirse por videoconferencia con los diferentes Presidentes autonómicos, debería poder hacer lo mismo para reunirse con los periodistas y someterse a todas sus preguntas.

No se nos puede pedir que seamos responsables, que hagamos el esfuerzo de cumplir a rajatabla las medidas de confinamiento establecidas para evitar la propagación del virus y que también nos quieran tomar por tontos, por meros figurantes que solo son capaces de asentir con la cabeza a cada intervención política y gubernamental televisada y que carecen de cualquier sentido de la crítica.

Esta queja que algunos periodistas han expresado a través del manifiesto ‘La libertad de preguntar’ es una queja muy extendida entre amplios sectores del periodismo español. No piensen que esto viene teledirigido por esa prensa que habitualmente no es afín al Gobierno. No. Es tan fácil como acudir a las tribunas de opinión, columnas y editoriales también de aquellos medios de comunicación ideológicamente más cercanos al Gobierno actual para darse cuenta de que es una crítica muy compartida, como digo, por todo el periodismo y ámbito de la comunicación en España.

Ojalá el Gobierno rectifique y de verdad se produzca un cambio en las comparecencias de prensa. Que los periodistas recuperen su libertad a la hora de ejercer su profesión y que los ciudadanos recibamos información, toda la información, de lo que está sucediendo y de lo que se está haciendo en una situación tan excepcional como es la de la batalla contra el COVID-19. Se trata, simple y llanamente, de dar cumplimiento a lo que dice nuestra Constitución y de respetarlo. Porque una Democracia (y España lo es, de las más avanzadas en cuanto a derechos y libertades) que se precie de tal nombre no puede permitirse que existan espacios y reductos de censura o confinamiento informativo, especialmente en situaciones excepcionales como la que nos está tocando vivir.

*Fotos remitidas por el  autor

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