La ultraderecha europea | Por Teresa Galeote

La sociedad, entretenida con los juegos de la pelota y otros variados espectáculos, apenas percibe los movimientos políticos que se están dando en los últimos años. Pero en ello están quienes argumentan que estamos en el fin de la historia, que tenemos que rendirnos al pensamiento único y con ello olvidarnos que cualquier intento de cambiar el mundo que padecemos.

Foto de Pedro Enrique Andarelli
  • “Hay una guerra de clases, de acuerdo, pero es la mía, la de los ricos, la que está haciendo esa guerra, y  la vamos ganando”. Warren Buffett.

 

  • Teresa Galeote Dalama es escritora: Los días largos, Momentos que no se olvidan, El grito, El eco de las Palabras y Daños colaterales, forman parte de su obra literaria.

Las grandes corporaciones trasnacionales y la economía especulativa se han hecho con el poder, generando con ello trágicas consecuencias.  Se puso en marcha la manipulación lingüística para que la globalización económica pasee los negocios y el dinero sin trabas, mientras las personas son tratadas como materia orgánica desechable. Se engendran guerras y se expanden mentiras con el fin de dulcificar la barbarie o demonizar todo aquello que se salga de los cauces establecidos. Se inició a finales del siglo XX en el este de Europa; en la antigua Yugoeslavia se dio el pistoletazo de salida para romper obstáculos en el avance omnipotente del gran Leviatán que todo lo devora.

Y al poco le llegó el turno al corazón de Europa (Ucrania). Una “revolución de colores” inició el proceso y en el país continúa el combate, aunque apenas se hable de ello: en el año 2016 la violencia en Ucrania fue en aumento y en 2017 ha sido más intensa. Y no hay indicios de que la calma llegue al país porque el Departamento de Estado norteamericano sigue echando leña al fuego, asignando millones de dólares para suministrar armas letales a Kiev. El jefe de República Popular de Donetsk (RPD), Alexandre Zajarchenk, (muerto por una explosión en un café en el centro de Donetsk, el 29 de agoto) advirtió de una guerra a gran escala si EE.UU. seguía con el plan provocativo de suministrar armas a Ucrania para azuzar las tensiones en el país europeo.

Y si nos centramos en Europa, Francken, uno de los dirigentes del partido independentista flamenco N-VA (Alianza Neo-Flamenca) que forma coalición con el Gobierno belga y para más señas, apoya el movimiento secesionista catalán, ha subido en votos como la espuma. Manuel Abramowicz, uno de los históricos estudiosos del neo nazismo y la extrema derecha belga, mantiene que “en el seno del partido, Alianza Neo-Flamenca, hay una corriente de extrema derecha que avanza de manera encubierta”, llamada La Libre Bélgique, (23-9-2015). Francken es conocido por su dureza con los inmigrantes y ha sido acusado por la Red Europea contra el Racismo de ser una de las figuras que fomenta el discurso racista en Europa. Otro de los dirigentes del N-VA, el ministro de Interior Jan Jambon, ha  manifestado su “comprensión” con los belgas, de signo fascista, que colaboraron con el ocupante nazi alemán durante la Segunda Guerra Mundial.

No conviene despistarnos de lo que sucede en Austria. El antecedente lo puso el ultraderechista Haider, (ya fallecido) que propuso una federación de partidos europeos ultraderechistas, y colaboró con la Liga Norte italiana, la cual formaba parte del gobierno de Berlusconi. En 2016, Alexander Van der Bellen logró la presidencia de Austria en la segunda vuelta, en clara competición con el candidato de ultraderecha, Norbert Hofer, del Partido de la Libertad (FPÖ), que había ganado en la primera vuelta. Alexander Van der Bellen se impuso con el 50,3% de los votos frente a un 49,7% de Hofer y con tan solo 31.026 papeletas de diferencia. El nuevo referente lo marca Italia con la llegada de la ultraderecha al gobierno.

Por otro lado, no hay que menospreciar el fortalecimiento de Marine Le Pen, actual lideresa de la ultraderecha francesa, sin obviar que el actual presidente francés, Macron, no se aleja mucho de las políticas neoliberales más duras. Queda claro que los partidos que más fieles se mantienen a su ideario son los derechistas y ultraderechistas, a ellos no les importa cumplir sus objetivos a sangre y fuego, deshaciéndose de las principales señas de identidad de la Revolución Francesa, “Liberté, Egalité, Fraternité”.

Pero no hay que olvidar que Europa hace tiempo que cedió el liderazgo Occidental a EE.UU. Y aunque intente disimularlo con palabras de neutralidad calculada, a EE.UU le interesa la fragmentación de Europa; contar con pequeños estados colaboradores que le permitan establecer el poder de sus intereses, para hacer del viejo continente un fácil pasillo hasta llegar al corazón de Euro-Asia, lugar estratégico para dominar el tablero mundial.

Y en España, las palabras y los hechos ponen a cada cual en su lugar. Existen partidos minúsculos de ultraderecha que afirman ser el legado histórico de los valores de la España Grande y Libre que el Franquismo afianzó durante los años de dictadura, pero ahí está el Partido Popular, antigua Alianza Popular, dando subvenciones a la Fundación Francisco Franco, y oponiéndose a que los restos del dictador salgan del Valle de los Caídos, además de NO condenar la larga dictadura franquista (1939/1976), que encarceló y asesinó a los opositores al régimen que no se exiliaron, cuyos restos están todavía en fosas comunes o en cunetas (más de 120.000 mil personas). Un claro síntoma de fidelidad al dictador.

Además, Rajoy ha declarado recientemente:He vivido muchos años al lado de la Escuela Naval de Marín, en la calle Salvador Moreno. Ahora no sé por qué le han quitado el nombre a la calle, yo la sigo llamando así”. Y se queda tan tranquilo. Rajoy no ha podido olvidar que el personaje que daba nombre a la calle participó en el golpe militar de 1936, y que Salvador Moreno fue Ministro de Marina en la dictadura que duró 40 años.

Y mientras en Francia se recuerda a los españoles que lucharon contra el Franquismo, en Alcalá de Henares el memorial que se ha levantado en los aledaños de El Val, en homenaje a las víctimas del Franquismo, ha sido manchado con signos fascista en tres ocasiones desde su inauguración, el 5 de mayo, además de ser sustraída la placa conmemorativa. El primer ataque se produjo el mismo mes de la inauguración y la tercera en agosto. No hay duda de que A la ultraderecha directa y a la emboscada les molesta mucho que se recuerden a las víctimas del franquismo.

Y es que el posibilismo más elemental se ha pertrechado en la mayoría de las fuerzas políticas, generando entre sus votantes frustración y desidia; sentimientos que posibilitan el fortalecimiento de la ultraderecha y “otros experimentos de nuevo cuño”. Es necesario dar un giro radical a la política actual antes de que sea demasiado tarde. Llamar a los hechos concretos y a las situaciones que se producen por su nombre es obligado si no queremos convertirnos en cómplices.

Según el profesor Manuel Querol, aún podemos hacer algo frente al uso perverso que los poderes fácticos hacen del lenguaje: “Debemos recuperar el significado de las palabras. Si no llamamos al hambre ‘hambre’, a la guerra ‘guerra’ y a la injusticia ‘injusticia’, estaremos creando un mundo virtual. No podemos actuar en un mundo que no es real. Para poder intervenir en la política y en nuestra sociedad, lo primero que necesitamos es conocer la verdad”.

La alcalaína Teresa Galeote Dalama es escritora

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1 Comentario

  1. Señora Galeote, me temo que también usted ha sido víctima del agit-prop globalista-izquierdista, o si quiere, como ahora se estila, progresista y, por ello, confunde los términos y las definiciones.
    La globalización no es un objetivo que apoyen los partidos fascistas o nacionalsocialistas, al contrario, están abiertamente enfrentados a él y su ideología defiende el proteccionismo económico y el mantenimiento de unas fronteras perfectamente definidas que impidan el fácil tránsito a través de ellas de personas y mercancías. Su idea es la de patrias conformadas como estados-nación de carácter identitario. Además están en contra de la colaboración con cualquier país que sea enemigo declarado de la civilización y la cultura europea. Los movimientos fascistas y nacionalsocialistas son ateos, o si quiere en un concepto más moderno neopaganos, pues buscan en los antiguos cultos de los pueblos europeos una expresión renovada.
    Tal vez el fallo está en lo que usted entiende por extrema derecha, pues de su artículo que desprende que se refiere a la derecha liberal globalizadora, vamos, la “derechona burguesa meapilas” de toda la vida, católica a machamartillo y protectora de la oligarquía empresarial y de la clase media-alta que explotan a los trabajadores y desean la llegada de millones de inmigrantes para tener mano de obra barata. Ahí quedan incluidos, coherentemente con la concepción que parece tener de extrema derecha, partidos como el PP, Ciudadanos, los nacionalistas secesionistas de distintas regiones europeas (Cataluña, norte de Italia, Bélgica, Holanda, etc.) y otras formaciones burguesas de derechas cuya única razón de ser es el control de la inmigración, pero cuyos fines económicos y políticos son idénticos a otras derechas de distinto signo.
    Lamento decirle que esos fines globalizadores son compartidos por la izquierda con el resultado, como bien dice usted, del crecimiento y engorde de “las grandes corporaciones trasnacionales y la economía especulativa”…”generando con ello trágicas consecuencias”.
    El ejemplo más cercano de lo que afirmo se ha dado muy recientemente, y fue el recibimiento en la Moncloa, antes que a cualquier otra personalidad, por parte de D. Pedro Sánchez, presidente del Gobierno de España, de George Soros, uno de los mayores especuladores mundiales, oligarca explotador y generador de muerte y pobreza con sus negocios a lo largo de todo el mundo. Se ve que tenía algo muy importante que oír de su boca. Ningún partido de izquierdas, de los que apoyaron la llegada al poder del Sr. Sánchez, se quejó por ello, ni ningún medio de comunicación “progresista” trató tan extraña reunión.
    Si hablamos de tratar a la gente como ganado, que es como lo hace la globalización y el capitalismo internacional que está detrás de ella, así como de la proliferación de guerras fomentadas para hacer doblar la rodilla a países que se oponen a los designios de la oligarquía capitalista, podemos recordar cómo la OTAN bombardeó Serbia en 1999 para desgajar Kosovo, donde todo el poder estaba en manos de la organización terrorista de la UKC, dirigida por Hasim Taci, cuyos orígenes eran marxistas-leninistas, aunque después se deslizó hacia un nacionalista musulmán con principios económicos liberales con el apoyo de Estados Unidos y la OTAN. Ni el dirigente terrorista Taci ni los miembros del UCK fueron juzgados por sus crímenes, sino que conformaron las fuerzas de seguridad y el ejército del Kosovo independiente. Tal vez no recuerde usted quién era el secretario general de la OTAN en aquel momento, el que ordenó los ataques. Se trataba del socialista español D. Javier Solana.
    Más recientemente, anteayer como quien dice, el progresista Gobierno español socialista, al que apoya el eco-comunista Podemos y los secesionistas catalanes y vascos, anunció que anulaba la venta a Arabia Saudí de 400 bombas guiadas, bien por láser o por GPS, las conocidas GBU, en su acrónimo en inglés, o “bombas inteligentes”. La razón son los bombardeos que los saudíes están perpetrando en Yemen contra todo tipo de objetivos, incluidos civiles, en una guerra de intervención claramente ilegal y en la que se están infringiendo las leyes de la guerra y, por tanto, se están perpetrando crímenes de guerra. Inmediatamente los sindicatos, todos muy progresistas y de izquierdas, clamaron por la posible rescisión del contrato de cinco buques para Arabia Saudí que debe construir Navantia. El alcalde de Cádiz, D. José María González, de Podemos, se ha destacado, antes y ahora, en la defensa de los astilleros de Navantia. Ante todo los puestos de trabajo, dijeron, se ve que los buques de guerra dispararán hogazas de pan. Ante tal situación el Gobierno cambia de criterio y envía las “bombas inteligentes” a Arabia Saudí. El más lucido fue el ministro de Exteriores, José Borrel, que argumentó que esas bombas, por sus características, es imposible que produzcan víctimas civiles. Como si no conociésemos múltiples casos de GBU que yerran el blanco. La conclusión de todo ello es que las bombas que venden los izquierdistas con “inteligentes” y no atacan a civiles y no defienden a regímenes tiránicos y teocráticos como el de Arabia Saudí, y las bombas que venden los gobiernos de derechas se dirigen con precisión hacia los civiles y protegen dictaduras. Para carcajearse con el nivel intelectual de determinados políticos que consideran que los ciudadanos carecemos de inteligencia.
    Señora Galeote, las izquierdas y las derechas defienden al alimón la globalización y se alían con la oligarquía capitalista, es más, el comunismo ha derivado, como demuestra el Partido Comunista Chino y su régimen, hacia una tiranía política roja con una economía capitalista-globalizadora. Es muy necesario precisar los conceptos para no confundir a los ingenuos, a no ser que sea eso lo que se pretende.

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