-
El homenaje reunió a 40 giganteros en un acto que reivindicó la tradición cervantina y el papel esencial de quienes la mantienen viva en Alcalá.
- Fotos del Ayuntamiento
El Ayuntamiento de Alcalá ha presentado este viernes la restauración realizada por la Concejalía de Patrimonio de El Duque y la Duquesa, dos gigantes de la Comparsa Cervantina de Alcalá, durante el homenaje que el Consistorio ha realizado a las personas que han sido giganteros o han colaborado con la Comparsa. Un acto que, más allá del anuncio, funcionó como un encuentro emotivo entre la historia viva de la ciudad y quienes la han sostenido literalmente sobre sus hombros durante décadas.
La alcaldesa Judith Piquet ha presidido este homenaje al que han asistido unos 40 giganteros, dentro de las celebraciones que el Ayuntamiento ha organizado por el quinto centenario de los primeros registros documentales de la participación de Gigantes y Cabezudos en grandes eventos institucionales y celebraciones populares de Alcalá de Henares, que datan de 1525. Al acto también han asistido los concejales de Fiestas y Tradiciones Populares, Antonio Saldaña, y de Patrimonio, Vicente Pérez.
Primer ladillo: Una tradición que se agranda con quienes la sostienen
Con este homenaje, el Ayuntamiento quiere preservar la memoria colectiva de una tradición que ha acompañado a generaciones de alcalaínos, llenando de color y alegría las calles de la ciudad durante las fiestas y resaltando el papel de aquellos que han contribuido a mantener viva esta emblemática costumbre. Y es que si algo quedó claro en el salón de Plenos es que la Comparsa no es solo patrimonio material, sino también humano. Los gigantes son historia, sí, pero sin giganteros no serían más que esculturas inmóviles.
La alcaldesa, que anunció que la Comparsa de Gigantes será la pregonera de la Navidad, afirmó que los alcalaínos ya no entendemos los acontecimientos más importantes de nuestra vida social, cultural y festiva sin el acompañamiento de nuestra comparsa de Gigantes y Cabezudos, presentes en la vida de nuestra ciudad desde hace cinco siglos. Un anuncio aplaudido por las personas presentes, que celebraron ver a la Comparsa ocupando un papel central en la Navidad de este año, una decisión que algunos veteranos calificaron de justicia poética para quienes llevan toda la vida portando ilusión.
En este sentido, Piquet destacó la contribución de los homenajeados a mantener viva una tradición centenaria que enriquece nuestro patrimonio cultural y popular y por ello siempre os estaremos muy agradecidos. Con vuestra aportación y con la generosidad e ilusión de los actuales miembros de la Comparsa, además de con la cantera de Los Pequeñantes, el futuro está más que asegurado. Entre todos habéis conseguido que Alcalá de Henares sea una ciudad gigante, añadió. La frase resonó especialmente entre los más jóvenes de la cantera, que se asomaban al acto con una mezcla de timidez y orgullo.
La Comparsa Cervantina, un símbolo que atraviesa generaciones
La actual comparsa cervantina data del año 1902, momento en que el Ayuntamiento decidió crearla con tres gigantes: Don Quijote, Sancho Panza y el Negrazo, probablemente representando la figura de Cide Hamete Benengeli, supuesto historiador musulmán creado por Miguel de Cervantes en su novela. Desde entonces, la comparsa no solo se ha ampliado, sino que se ha consolidado como uno de los signos más reconocibles de la identidad alcalaína. Su presencia es inseparable de procesiones, cabalgatas, desfiles y de ese imaginario colectivo que cada vecino guarda de su propia infancia.
Y, por otro lado, al valor histórico de estas figuras se une el valor sentimental que acompaña el recuerdo de la infancia de muchos complutenses y su importancia en la celebración de las fiestas y tradiciones populares de Alcalá de Henares. Es difícil encontrar un alcalaíno que no haya levantado la vista de niña o niño hacia la mirada fija de un gigante, con mezcla de admiración y susto, en cualquier calle de la ciudad.
En concreto, los gigantes que representan al Duque y la Duquesa son personajes con los que Don Quijote y Sancho se reencuentran a partir del capítulo XXX de la segunda parte del Quijote. El Duque viste rojo y azul y presenta un león rampante en el pecho, así como las armas de Alcalá en la banda que pende de la cintura, mientras que la Duquesa viste rosa, amarillo y blanco y también lleva un león rampante en la banda que cae a la altura de la cintura. Estos personajes se han convertido con los años en dos de los gigantes más queridos y fotografiados de la comparsa.
El proceso de restauración, un trabajo minucioso para recuperar su esencia
El concejal Vicente Pérez explicó que el planteamiento del trabajo de restauración, realizado por Aragonesa de Fiestas, partió del deseo de recuperar las fisonomías originales que tenían los gigantes cuando se incorporaron a la Comparsa. Por este motivo, se basaron en fotografías tanto en blanco y negro como a color desde diferentes puntos de vista para conseguir el mayor número de referencias estéticas posibles. Pérez subrayó que el equipo de restauración dedicó semanas a estudiar estas imágenes hasta dar con la coherencia plástica adecuada.
De este modo, se comenzó a modelar en arcilla una escultura a tamaño real del Duque y la Duquesa intentando plasmar lo más fielmente posible las facciones que se apreciaban en las imágenes. Un proceso artesanal que recuerda que, detrás de cada gigante, hay un trabajo artístico que muchas veces pasa desapercibido para el público general.
Una vez terminadas las esculturas, los restauradores realizaron los moldes correspondientes y su vaciado en resina de poliéster, que es el material actualmente empleado por su resistencia y su menor peso. Esta decisión no solo garantiza la durabilidad de las figuras, sino que facilita la labor de los portadores, que agradecen cada kilo que se consigue rebajar sin perder calidad estética.
Repasados todos los detalles, se prepararon las cabezas con una capa de imprimación que facilita la aplicación de la policromía final basada, en primer lugar, en la que se aprecia en las fotos, pero acentuando una paleta de colores en las tonalidades predominantes de los Gigantes de la Comparsa Cervantina existentes, con el fin de mantener una continuidad estética en sus componentes. El resultado final presenta una armonía cromática que sitúa al Duque y a la Duquesa al mismo nivel visual que el resto de la comparsa, sin perder su personalidad propia.
Asimismo, y para continuar en esa integración, se tuvieron en cuenta aspectos como el uso de estructuras comunes a dichos gigantes, como el cuerpo y la base del portador, además de los característicos brazos móviles. Respecto al vestuario se buscaron diseños de la época que encajaran con los personajes, utilizando tejidos adamascados, brocados y terciopelos que realzan la posición social de quienes representan. La recuperación de estas texturas aporta un nivel de detalle que realza la impresión de estar ante personajes nobles del universo cervantino.
Más allá de los aspectos técnicos, el proceso ha devuelto a la ciudad dos figuras emblemáticas listas para seguir recorriendo las calles y acompañando a nuevas generaciones. Es un gesto que refleja el compromiso institucional con la conservación del patrimonio festivo y con quienes dedican su tiempo y energía a mantenerlo vivo.

















¡ Nuestro canal en Telegram! Si te ha interesado esta información, únete ahora a






