- El MUSEAL reabre con esculturas restauradas, nueva iluminación y un trazado urbano que actualiza su diálogo entre modernidad, historia y ciudadanía.
- Crónica gráfica de Pedro Enrique Andarelli para ALCALÁ HOY
El Museo de Esculturas al Aire Libre de Alcalá de Henares está viviendo una segunda juventud. No se trata de una simple restauración, sino de una auténtica reconfiguración urbana: las esculturas que durante más de tres décadas formaron parte del paisaje cotidiano de la ciudad están regresando, renovadas, pero en nuevos lugares. El MUSEAL, que muchos vecinos conocían por las piezas alineadas a lo largo de la Vía Complutense, se extiende ahora por otras calles del Casco Histórico, dialogando de nuevo con la piedra, la historia y la vida cotidiana complutense.
Desde hace meses, quienes pasean por los alrededores de la muralla o por zonas como Cardenal Sandoval y Rojas, San Bernardo o la Plaza de Palacio han empezado a notar cambios. Donde antes había vallas y maquinaria, empiezan a reaparecer las esculturas, limpias, restauradas, con nueva base e iluminación. El Museo al Aire Libre renace, y con él, una idea de ciudad donde el arte contemporáneo y el patrimonio histórico se dan la mano.
Una idea nacida en los noventa y un nuevo comienzo
El MUSEAL fue una creación del escultor onubense José Noja, impulsor también de otros museos similares en España, pero su nacimiento en Alcalá tuvo un fuerte respaldo institucional: el proyecto fue promovido por el entonces alcalde socialista Florencio Campos, decidido a consolidar la vocación cultural y abierta de la ciudad en los primeros años de la democracia.
Se inauguró oficialmente en agosto de 1993 y desde el principio destacó por su recorrido: su emplazamiento más singular se desplegaba en los parterres verdes colindantes a la muralla, desde el Parque O’Donnell, que también acogía algunas esculturas, y siguiendo por la Vía Complutense y Andrés Saborit, actualmente en obras, hasta la Puerta de Madrid. Aquella línea verde y metálica se convirtió en un auténtico corredor escultórico urbano, único en la Comunidad de Madrid.
Treinta años después, la ciudad ha cambiado, y el museo también necesitaba hacerlo. Las esculturas, muchas de ellas deterioradas por el paso del tiempo, fueron retiradas hace meses para pasar por restauración. En su mayoría, no volverán exactamente a sus emplazamientos originales. Permanecerán algunas en el entorno de la muralla, pero otras han encontrado nuevas ubicaciones más céntricas o accesibles, como la calle Cardenal Cisneros, Puerta de Madrid o el Jardín de las Palabras, en el Huerto de los Leones.
El proyecto, financiado a través de fondos europeos Next Generation EU, cuenta con un presupuesto de 2,2 millones de euros y está siendo ejecutado directamente por el Ayuntamiento de Alcalá. Incluye no solo la restauración y recolocación de las esculturas, sino también la renovación integral del sistema de iluminación de la muralla, que pronto lucirá con un nuevo sistema monumental. Aunque el plazo de ejecución previsto era de seis meses, los trabajos se han prolongado y se espera que concluyan entre diciembre y las primeras semanas de 2026.
Un recorrido renovado para un museo vivo
El MUSEAL siempre fue un museo sin paredes. En lugar de salas, tiene calles; en lugar de vitrinas, el cielo de Alcalá. Su trazado original seguía dos ejes principales: la Vía Complutense, desde la Puerta de Madrid hasta la rotonda de Caballería Española, y el entorno del recinto amurallado, junto al Palacio Arzobispal.
Con esta remodelación, el museo se reorganiza en cinco recorridos temáticos, más cohesionados y pensados para el visitante contemporáneo. La coordinación artística corre a cargo del escultor alcalaíno Jorge Varas, que ha colaborado en el proceso de contextualización y en la definición de los nuevos emplazamientos. La idea es reforzar el diálogo entre las piezas y su entorno, integrándolas mejor en los itinerarios culturales y turísticos de la ciudad.
La colección, compuesta por alrededor de 60 esculturas, es una auténtica muestra de la escultura contemporánea española de las últimas décadas. Reúne obras de nombres destacados como Paco Barón, Fernando Suárez, Amadeo Gabino, José García Muela, Reinaldo, Úrculo, Isidro Blasco y Agar Blasco, entre otros. Materiales como el hierro, el bronce o la piedra se combinan en composiciones que van del realismo al expresionismo, del cubismo al conceptualismo.
Muchas de ellas, tras su paso por los talleres de restauración, presentan un aspecto completamente nuevo: bases reforzadas, pátinas recuperadas y señalética actualizada. En algunos casos, se incorporará un sistema de códigos QR para ofrecer información ampliada y contextualizar a los artistas y sus obras.
El arte vuelve a caminar con la ciudad
Para los alcalaínos de toda la vida, ver de nuevo las esculturas repartidas por las calles despierta recuerdos. Durante años, formaron parte del paisaje diario: puntos de encuentro, referencias para los paseos escolares o simple fondo para las fotografías de familia. Hoy regresan con un aire distinto, pero conservando esa esencia de arte cercano.
Además, el nuevo sistema de iluminación de la muralla, una de las actuaciones más visibles de esta fase, promete convertir el entorno en un paseo nocturno espectacular. Los trabajos, visibles en los jardines que bordean los muros medievales, permitirán que el conjunto monumental gane protagonismo al caer la tarde, haciendo del MUSEAL una experiencia diferente también de noche.
Fuentes municipales subrayan que el objetivo es revitalizar el espacio urbano y “recuperar la conexión entre el arte y la ciudadanía”, integrando las esculturas en los flujos peatonales del centro histórico. El proyecto pretende, además, reforzar la imagen de Alcalá como ciudad cultural y Patrimonio de la Humanidad.
El MUSEAL no está solo en esta aventura. España entera se ha convertido en un gran laboratorio de arte al aire libre. Desde el Museo de Escultura al Aire Libre de La Castellana en Madrid hasta el NMAC de Vejer de la Frontera o el Illa do Cobo en Galicia, el modelo de museo sin paredes se ha consolidado como fórmula de democratización cultural. Pero el caso complutense tiene un valor añadido: su fusión natural entre modernidad y piedra antigua, entre hierro y memoria.
Habrá quien celebre el cambio por aportar frescura y nueva vida al espacio urbano, y quien eche de menos el trazado original que tantos recuerdos dejó. Lo cierto es que Alcalá vuelve a situar el arte en el centro de la conversación, y eso ya es un logro.
Por nuestra parte, lo dejamos, como siempre, al juicio de la ciudadanía.
















¡ Nuestro canal en Telegram! Si te ha interesado esta información, únete ahora a






