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Vecinos de Villalbilla denuncian aislamiento y atascos por el cierre del puente de Zulema, mientras Alcalá celebra las obras y Madrid resta importancia.

En redes sociales y grupos vecinales se multiplican las quejas por los atascos interminables, las dificultades para acudir al hospital, los retrasos escolares y la ausencia de alternativas reales de transporte público. La protesta ha subido de tono hasta organizar una convocatoria para el próximo lunes 6 de octubre, a las 11:30 horas, en la entrada del puente, coincidiendo con la visita de un equipo del programa Madrid Directo, que recogerá testimonios de primera mano.
Obra necesaria, pero con polémica institucional
El comunicado oficial del 15 de septiembre anunciaba el corte del puente: “A partir del próximo 29 de septiembre la M-300 a su paso por Alcalá de Henares quedará cortada al tráfico a la altura del puente del río, debido a los trabajos que han de realizar en el mismo. Está previsto que dicho corte se prolongue durante al menos cinco semanas”.
Los trabajos incluyen el ensanche del tablero del puente, la ampliación de aceras y la mejora de carriles de circulación, actuaciones que la Comunidad de Madrid considera imprescindibles para garantizar la seguridad y modernizar esta infraestructura centenaria. Durante el tiempo que duren las obras, se ha habilitado un desvío alternativo a través de la M-224 y la M-203.
La Dirección General de Carreteras sostiene que las rutas escolares pueden mantenerse y que la afección en tiempos de desplazamiento hacia hospitales de referencia apenas oscila entre los tres y cinco minutos adicionales. Pero la experiencia diaria contradice estos cálculos. En hora punta, los conductores denuncian trayectos que se duplican o triplican en duración, con colas que arrancan a primera hora de la mañana y persisten hasta bien entrada la tarde.
En contraste con las críticas del Consistorio de Villalbilla, el Ayuntamiento de Alcalá de Henares ha expresado su satisfacción por el inicio de esta fase de las obras, destacando que “supondrán una importante mejora para la movilidad y la seguridad en un punto estratégico de la ciudad” y celebrando la inversión de la Comunidad de Madrid en una infraestructura que consideran fundamental para el futuro de la conexión viaria complutense (ver noticia en ALCALÁ HOY).
Conviene recordar que en Villalbilla gobierna la denominada Plataforma Independiente Municipal, mientras que en Alcalá de Henares lo hace el Partido Popular en coalición con VOX, lo que explica en parte la disparidad de posiciones entre ambos ayuntamientos.
Desde Villalbilla, sin embargo, el malestar es evidente. Aunque la primera comunicación sobre las obras llegó en julio, no fue hasta el 24 de septiembre cuando Carreteras informó formalmente del cierre total. Para entonces, apenas quedaban cinco días para prepararse.
El Consistorio asegura que los cálculos de la Comunidad “no contemplan las congestiones reales en horas punta ni las situaciones de urgencia vital en las que incluso cinco minutos adicionales pueden ser determinantes”. Por ello reclaman un protocolo de coordinación con SUMMA112 y hospitales, así como refuerzo del transporte escolar y público.
“Las medidas actuales no garantizan la movilidad, la seguridad ni el bienestar de nuestros vecinos. Exigimos un plan revisado, con compromisos claros y verificables”, afirma el Ayuntamiento. Entre las propuestas destacan el incremento de frecuencias de autobuses, la puesta en marcha de un servicio lanzadera Villalbilla-Alcalá durante el tiempo que duren las obras y un plan de seguimiento de la puntualidad.
La voz de los vecinos: “nos sentimos abandonados”
Mientras la Comunidad de Madrid defiende la necesidad de la obra y el Ayuntamiento de Alcalá la celebra, los vecinos viven el día a día del corte total. En la urbanización Los Gigantes, el enfado es palpable. “Estamos totalmente incomunicados tras el cierre del puente. El autobús ya no para en la rotonda, no hay acceso seguro a pie, nos excluyeron del Partibús y seguimos sin alternativas de transporte. Nos sentimos abandonados y exigimos una solución urgente”, denunciaba una vecina en redes sociales.
Otros testimonios apuntan a la dificultad para acudir al trabajo o al colegio: “El trayecto a Alcalá se ha duplicado en tiempo y distancia, y en días de lluvia el caos puede ser aún mayor”, se queja un padre que cada mañana lleva a sus hijos a clase.
La preocupación se extiende también a las personas mayores y dependientes, especialmente en residencias de la zona. “Un servicio de emergencia para subir a Villalbilla se va a retrasar bastante más de lo normal”, alerta una trabajadora. El temor a que una ambulancia quede atrapada en un atasco es uno de los argumentos más repetidos en las últimas jornadas.
Además, llega octubre y con él la festividad de Todos los Santos, lo que multiplica la preocupación por los accesos al cementerio de Alcalá. “Ir a visitar a nuestros familiares se va a convertir en una odisea”, comenta un vecino que recuerda la estrechez de la carretera de Mejorada y el temido descenso del Gurugú como única alternativa real.
De la indignación a la protesta
La indignación ha desembocado en la organización de protestas. El evento creado en Facebook bajo el lema “No al cierre total del puente” ya reúne a decenas de participantes. La cita del lunes 6 pretende visibilizar el problema ante los medios y poner cara a las consecuencias cotidianas de un corte que, según muchos, se alargará más de lo previsto. “Nos dicen cinco semanas, pero todos sabemos que será más, como siempre”, ironiza una residente.
El puente de Zulema, que durante décadas ha sido el enlace natural entre Villalbilla y Alcalá, se ha convertido en un símbolo de desconexión forzada. Lo que debía ser una mejora de infraestructuras se ha transformado en un campo de batalla entre administraciones y vecinos.
Mientras tanto, el tráfico se colapsa, las rutas escolares sufren retrasos y los enfermos que necesitan tratamientos hospitalarios viven con la angustia añadida del tiempo perdido en la carretera.
El lunes 6 será un día clave: las cámaras de televisión recogerán la protesta y los testimonios de quienes se sienten atrapados por un cierre total que, para muchos, debería haberse planteado de forma parcial, dejando al menos habilitado un paso para emergencias.
En palabras de una vecina: “No pedimos milagros, pedimos sentido común. Que se piense en la gente antes que en los informes”.


















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Ahora se dan cuenta todos los “alcalaínos” residentes en Villalbilla (es decir, Los Hueros, Peñas Albas y el Zulema, por ejemplo) que eso no es bambi.
Cuando optas por residir en urbanizaciones alejadas, tranquilas, sin molestias, medio de lujo, y presumir a lo largo de toda la vida de ello, y teniendo como mejor comunicación con Alcalá la entrada por carretera del puente en cuestión, pues pasa, que cuando hay obras, te jodes.
Y no hay más.
Si señor, toda la razón. Quieres vivir fuera de la ciudad… pues disfrútalo.
Perdona envidiosooooo. El gurugu y el Zulema cerrado y a la vez y encima no hacerlo en verano sino cuando la gente va a estudiar y a trabajar me parece falta de organización. Las infraestructuras son de todos.
Menudo alcalaíno q envidia a sus vecinos…. Te jodes tú
seguidismo del gañanismo…”patilavida”
La inteligencia te persigue, pero eres más rápido…
hhhmmmm…. huele a envidia desde pisos paco que tira para atrás
Menudo comentario gañán…y no hay más.
Parece que a José y Jesús se alegran cuándo otros vecinos protestan por un problema real.
Pero para que no haya dudas aclaro que:
1° Vivo en Villalbilla y prácticamente accedo a Alcala a diario
2° Dicen que para hacer una tortilla primero hay que romper los huevos.
3° Por ello estoy totalmente de acuerdo con las obras, son imprescindibles para mejorar la comunicación y seguridad.
4° El corte del puente tambien va a afectar a los muchos vecinos de Alcala que acceden al parque de Los Cerros, fundamentalmente los fines de semana.
Y por último. Todo lo anterior no invalida que propongamos, y que sean atendidas, las propuestas que hacemos respecto al transporte público, el escolar y la comunicación con el hospital, entre otras.
Hola Rafael
No me alegro para nada de que haya gente que vaya a estar jodida por dicha situación.
También los ciudadanos de Alcalá estamos afectados puesto que al Cementerio Jardín o a la comúnmente conocida perrera, o como bien dices el parque de los Cerros por ejemplo, también tendremos que dar una buena vuelta.
Pero no hay que rasgarse las vestiduras por tal hecho.
Se acepta y ya está.
Una cosa es ir al parque de los cerros y otra cosa es ir a trabajar o llevar a tus hijos al colegio o como en nuestro caso dos niños con necesidades especiales a un colegio de educación especial en Alcalá. Una hora y media de viaje llevan estos niños cada día hasta llegar al cole por culpa y no las obras, si no de una mala organización. Sin pensar en la gente y sus necesidades. Y que sepáis que si se vive en Villalbilla es porque Alcalá es un sitio inaccesible para vivir económicamente por lo menos en nuestro caso.
A los que dijeron 5 min llevo 40 en fila de a uno nisiquiera nos dan prioridad en el stop de torres