- HONORIS CAUSA Por Pedro Enrique Andarelli, editor de ALCALÁ HOY (con título oficioso en Retrancología Comparada)
Primero fue el máster de Cifuentes, con cremas, trabajos fantasma y fotocopias en diferido. Luego vino el máster imposible de Casado, donde aprobar era tan fácil que daba vergüenza pedir el título. Y ahora, como si estuviésemos en una reposición de verano de “Cine de Barrio” en versión académica, llega la saga de Noelia Núñez: “Tres carreras y ninguna era verdad”. Más que una historia política, parece una tragicomedia castiza con pretensiones de ópera bufa.
La ya exdiputada del PP por Madrid, Noelia Núñez, se presentó ante España como una promesa brillante: joven, rotunda, fiel escudera de Ayuso y alumna aventajada de Feijóo. Hasta que el ministro Óscar Puente, ese francotirador tuitero con puntería quirúrgica, sacó el bisturí digital y descubrió que la señora Núñez tenía en su perfil tres carreras universitarias… que no tenía. Ni una. A lo sumo, estudios intermitentes y la voluntad inquebrantable de ser alguien en esta vida sin pasar por la facultad. Como muchos, sí. Pero sin colarlo en el CV.
A Núñez la pillaron, dimitió y dijo que fue “un error”. Claro, un despiste como quien dice que ha estudiado chino mandarín en la Universidad de Pekín porque una vez pidió un arroz, tres delicias. Noelia ha pedido perdón y ha dimitido. O más bien la han dimitido, como sugieren Gonzalo Miró, Elisa Beni y el propio Ramoncín, que desde su púlpito en Más vale tarde sentenció que esto no fue un lapsus: fue una mentira como la Catedral de Burgos. Y punto.
Lo mejor de todo es que el PP, en vez de agachar las orejas, sacó su artillería y respondió: “Y tú más”. ¿Cómo? Rebuscando en los currículums ajenos. Que si Patxi López empezó Ingeniería, pero no la acabó, que si Pilar Bernabé figuraba como licenciada sin serlo, que si Óscar Puente tenía un máster que no era “oficial”… aunque ojo, aquí conviene ser justos: Puente nunca mintió. Dijo siempre que su máster era de la Fundación Jaime Vera, un curso de formación política con pedigrí socialista pero sin reconocimiento académico oficial. ¿Que se hincha un poco al ponerlo en el CV? Puede ser. ¿Qué es lo mismo que decir que tienes un máster de Harvard? Pues hombre, tampoco.
Y ahí entró Miguel Tellado, secretario general del PP, con su propia incógnita existencial: ¿periodista o politólogo? ¿O ambos? ¿O ninguno? En la web del PP era periodista. En la del Congreso, licenciado en Políticas. Al verse en el ojo del huracán, cambió su bío de la web del partido en tiempo récord. Ahora, oficialmente, Tellado no es periodista ni politólogo: es una entidad abstracta con pasado difuso y futuro editable.
Lo de Juanma Moreno ya roza lo paranormal. Primero apareció como licenciado en ADE, luego como diplomado en Protocolo, y ahora mismo no está claro si es más de letras o de ciencias. El caso es que gobierna Andalucía con soltura, y eso, según algunos, basta. Porque aquí lo importante no es saber, sino parecer.
Desde Sumar y Podemos han salido en defensa de la política sin titulitis. Yolanda Díaz e Irene Montero insisten en que lo que cuenta es la honestidad, no el diploma. Y tienen parte de razón: uno puede ser un pésimo político con tres carreras o un gran representante sin ninguna. Pero hay una pequeña diferencia: otra cosa muy distinta es inventarse las carreras. Ahí ya entramos en terreno de trilero.
Y Vox, mientras tanto, a lo suyo: reprochar al PP que les arruinen la semana mediática con escándalos innecesarios y regalarle oxígeno al Gobierno. Que hay que ver lo mal que respira la ultraderecha cuando otros se llevan el foco.
Y ahora, pasemos al capítulo alcalaíno, ese toque local que no puede faltar en esta tragicomedia nacional. Porque en medio de tanta polémica curricular, uno se pregunta: ¿cómo andamos por Alcalá? ¿Tenemos todos los títulos en regla?
Y entonces aparece él, nuestro Gustavo Severien Tigeras, tercer teniente de alcalde, responsable del Área de Hacienda y gestor institucional. En su ficha oficial leemos que cursó “Estudios de Derecho”. Y aquí saltan todas las alarmas semánticas del contribuyente atento.
¿”Estudios de Derecho”? ¿Eso qué es exactamente? ¿Una licenciatura? ¿Un grado? ¿Un acceso a mayores de 25? ¿Una matrícula no formalizada? ¿O simplemente varios años visitando la Facultad, como quien pasa por la cafetería de Filología porque el café es mejor? Porque ya sabemos qué hay quien “estudió Derecho” como hay quien “empezó a correr” porque se compró unas zapatillas en el Decathlon.
Y si encima a esto le sumamos que Gustavo, más que verbo prudente, tiene un verbo enrevesado que haría palidecer a cualquier leguleyo, la cosa se complica. No es que hable claro: es que habla como un contrato notarial en latín vulgar. Uno sale de sus intervenciones con la sensación de haber aprobado una oposición sin haberla hecho.
Querido Gustavo, no es por ti, es por el bien común. Si eres licenciado en Derecho, dilo claro. Y si no lo eres, dilo también. En esta época de posverdades, de carreras imaginarias y másteres de pega, un poco de sinceridad no vendría mal. Al fin y al cabo, cobrando 79.638,86 € anuales, un 93 % del sueldo de la alcaldesa, lo mínimo que pedimos los complutenses es saber si nuestro concejal de Hacienda pasó de primero de carrera.
Y si resulta que solo fueron unos añitos de Derecho, no pasa nada. Todos tenemos un pasado. Algunos incluso tienen carreras. Otros las están buscando todavía.


















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Bueno, si pone “Estudios en X” no está engañando: es la fórmula que habitualmente se usa cuando uno ha cursado la carrera pero no la ha terminado. Es verdad que la fórmula tiene su gracia, porque no especifica si solo ha cursado el primer año o bien llegó al último pero le quedó alguna asignatura por dedicarse de lleno otros menesteres profesionales (más bien será este último caso, quiero creer). Y es verdad que, en esos casos, a efectos legales solo se tiene el Bachillerato y eso es lo que se debería decir, pero al ser una fórmula comúnmente aceptada no habría engaño.
Cuentan por ahí que hay universidades que en su día funcionaban como factorías de títulos para los políticos locales que querían dar el salto a la política nacional. No sé si la misma de Casado u otra. Pero quizá debería investigarse eso más fondo.
El eterno PP, que necesita mentir para ¿triunfar?
Este señor comenzó en el Ayuntamiento de Alcalá como licenciado en Derecho, ahora ha rebajado la licencitura a “cursado”, al seer licenciado cobró más en nñomina por tener una licenciatura, lo que es lo mismo, estafó a todo Alcalá de Henares, este señor es tan presuntuoso que nos la ha colado a todos y nunca ha tenido ningún título, lo mismo que le pasó a Bartolo, por lo menos él siempre dijop que la dejó a medias, como la gran mayoria de políticos que tenemos.