Núñez Feijoo bajo palio | Por Santiago López Legarda

El Gobierno de Sánchez se está forrando con la subida de los carburantes. Esta fue una de las primeras declaraciones políticas del Presidente de la Xunta luego de confirmar su candidatura a la Presidencia del Partido Popular.  Y a uno se le hace difícil imaginar otra declaración que pudiera ser aún más populista o demagógica.

  • Sorprendente resultó también que un dirigente que había sido elegido por un congreso del partido fuera apartado del poder por un sanedrín de dirigentes territoriales.

 

  • Santiago López Legarda es un periodista alcalaíno que ha ejercido en diferentes medios nacionales.

“El Gobierno de Sánchez se está forrando con la subida de los carburantes”. Esta fue una de las primeras declaraciones políticas del Presidente de la Xunta luego de confirmar su candidatura a la Presidencia del Partido Popular.  Y a uno se le hace difícil imaginar otra declaración que pudiera ser aún más populista o demagógica. Así que vamos a dar tiempo al tiempo antes de aceptar sin más esas promesas de moderación, sentido de Estado y espíritu de diálogo con que ha querido adornarse el dirigente gallego.

El liderazgo de Pablo Casado se disolvió como un azucarillo frente al desafío que le lanzó Isabel Díaz Ayuso al acusarle públicamente de haber urdido una operación de espionaje contra ella. Desde luego, Casado y su mano derecha, Teodoro García Egea, manejaron el asunto con notable torpeza. Pero fue sorprendente la rapidez con la que se quedaron solos y abandonados por la inmensa mayoría de dirigentes populares, muchos de los cuales habían sido colocados en sus puestos por el propio Casado. Una traición de libro y quizá también una conspiración de libro.

Sorprendente resultó también que un dirigente que había sido elegido por un congreso del partido fuera apartado del poder por un sanedrín de dirigentes territoriales. Y al final el líder caído, posiblemente noqueado por los golpes demoledores que le llovieron en pocas horas, nos resultó un poco decepcionante por su escaso espíritu combativo: podría haber hecho frente a la conspiración con la convocatoria de un congreso extraordinario, aun sabiéndose en minoría, y mantenerse en su puesto con todos sus poderes. Pero se limitó a implorar  a sus ejecutores que le permitiesen seguir a título decorativo a fin de tener lo que él mismo calificó como una despedida digna.

Y sorprendente sin duda la unanimidad de todos los líderes territoriales señalando a Alberto Núñez Feijoo, el hombre de las cuatro mayorías absolutas en Galicia, como la persona que podía sacar del atolladero a un PP sumido en su peor crisis desde los tiempos de Antonio Hernández Mancha. Posiblemente esa unanimidad venía fraguándose desde mucho tiempo atrás, posiblemente los llamados barones habían llegado a la conclusión de que Pablo Casado no era el líder con capacidad de llevar de nuevo al PP a la Moncloa. Y aprovecharon el grave traspiés frente a Díaz Ayuso para quitarlo de en medio. La Presidenta madrileña, con su olfato indiscutible, no dudó en ser el ariete de la conspiración, pero aún no había llegado su hora para lanzarse al liderazgo nacional. Así que no tuvo problemas para llegar a algún tipo de entendimiento con el Presidente gallego, entendimiento que sin duda pasa por disponer de manos libres para hacer y deshacer a su antojo en el territorio madrileño.

El proceso de elección de Núñez  Feijoo se le antoja a uno, salvando las distancias, muy parecido al proceso para elegir un nuevo Papa. Ningún cardenal se atrevería a decir a los periodistas “me presento para Papa” antes de entrar en la Capilla Sixtina. Pero todos desean ardientemente que el Espíritu Santo susurre su nombre al resto de miembros del colegio cardenalicio. El Presidente gallego siempre dijo que su horizonte era Galicia, pero se las arregló con gran habilidad, para que el resto de líderes territoriales pronunciasen su nombre y, en tal caso, cómo no vas a sacrificarte por el bien de tu partido y de España, que por su puesto es compatible con el bien de Galicia. De modo que el congreso de Sevilla será un encuentro sin debate político alguno, solo un acto protocolario y propagandístico para proclamar a Núñez Feijoo como  único salvador posible y como único candidato capaz  de recuperar el poder para el PP. Y el caso es que tiene muchas posibilidades de conseguirlo, pero eso ya es otro cantar.

 

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