
- El galardón, otorgado por la Fundación ADIPROPE, destaca su liderazgo en el proyecto de revitalización patrimonial.

La ciudad de Alcalá vivió ayer un momento de justicia histórica. Manuel Gala Muñoz, rector de la Universidad de Alcalá entre 1985 y 2004 y figura clave en la refundación de la institución y la transformación urbana que hoy define el casco histórico, recibió el Primer Premio Patrimonio Mundial “Federico Mayor Zaragoza” en la categoría individual. Un galardón que no solo reconoce una trayectoria académica, sino un proyecto colectivo que cambió para siempre el paisaje, la identidad y el destino de Alcalá.
El acto, celebrado en la Galería de las Colecciones Reales de Madrid, reunió a premiados, responsables de la Fundación ADIPROPE y representantes institucionales. Pero la noticia, para Alcalá, estaba en el fondo del escenario: el bastón, la presencia y la palabra pausada de Gala, que regresaba a un podio nacional para recordar que la recuperación del patrimonio también es una forma de hacer país.
El alma del proyecto que devolvió Alcalá a la Historia
La candidatura fue presentada por la Asociación Cultural UNIVERSIS, que agrupaba a profesorado emérito, jubilados y ciudadanía comprometida con la memoria universitaria. Su argumento era rotundo: no había en Alcalá persona viva cuya trayectoria encarnara de manera más completa la misión del premio. La recuperación urbanística de la ciudad, su promoción a Patrimonio Mundial en 1998 y la consolidación de la Universidad como motor cultural, académico y patrimonial tuvieron en Gala un impulsor determinante.
La lectura del escrito de apoyo, firmada por Alejandro Díez Torre y Alfonso Dávila Oliveda, dejaba claro el peso histórico de aquel proceso. Se evocó el gran proyecto de recuperación de Alcalá, un esfuerzo que unió a Universidad, Ayuntamiento, Comunidad de Madrid y el entonces Ministerio de Fomento. Un proyecto que empezó casi en silencio y terminó situando a la ciudad en el mapa internacional de la arquitectura universitaria histórica.
Gala, con el tono didáctico que nunca abandonó, agradeció el reconocimiento con una intervención breve pero cargada de memoria. Recordó a figuras ya desaparecidas como Arsenio Lópe Huerta, Curro, y a tantos colaboradores que empujaron un proyecto que parecía imposible: levantar una universidad moderna sobre los escombros de una ciudad que había renunciado a su legado.
El rector que transformó una universidad naciente en una institución europea
Manuel Gala llegó al rectorado en abril de 1984, elegido por un claustro constituyente que estrenaba la Ley de Reforma Universitaria. Tenía 45 años y una misión que hoy parece épica: dirigir una universidad que apenas existía, con facultades repartidas en barracones, sin patrimonio, sin tradición institucional reciente y compitiendo con gigantes como la Complutense o la Autónoma.
Durante dieciocho años, Gala impulsó una transformación que muchos consideran un caso de estudio en política universitaria. Dirigió la restauración de cerca del ochenta por ciento de los edificios históricos, reanudó el vínculo con el legado cisneriano y acuñó el lema que definió su mandato: “Al futuro con el pasado”.
Bajo su rectorado, la Universidad de Alcalá se organizó en tres campus, reforzó su vocación humanística y científica, y consolidó un modelo de dimensión media que garantizaba calidad y equilibrio. El resultado fue un crecimiento ordenado, una identidad reconocible y un impacto urbano y social que trascendió lo académico. Su modelo de recuperación patrimonial llegó incluso a inspirar proyectos europeos y recibió reconocimientos como los premios de Europa Nostra o la distinción de la Academia de Bellas Artes.
En 1998, la UNESCO declaró a Alcalá de Henares Ciudad Patrimonio de la Humanidad. Aquel reconocimiento mundial fue posible, en buena medida, por el trabajo silencioso, paciente y transversal que Gala lideró durante casi dos décadas.
Un premio que reconoce vida, legado y ciudad
El Premio Patrimonio Mundial “Federico Mayor Zaragoza”, que celebra este año su primera edición, distingue en dos categorías: persona física y entidad o colectivo. Gala ha sido el primer galardonado individual, mientras que el reconocimiento en la categoría grupal recayó en la Alianza de Paisajes Culturales y Sitios Afines, vinculada al ámbito patrimonial internacional.
El símbolo del premio, una escultura limpia y contemporánea, acompañada de un diploma firmado por el jurado, fue entregado entre aplausos y fotografías que ya forman parte de la memoria institucional de Alcalá. En las imágenes del acto aparece Gala rodeado de representantes de ADIPROPE, otros premiados, su círculo académico más cercano y miembros de la Universidad de Alcalá, incluido el vicerrector que acudió en representación oficial.
Para UNIVERSIS, promotora de la candidatura, el reconocimiento cierra una deuda moral con uno de los responsables directos del renacimiento patrimonial de la ciudad. Para Alcalá, supone volver a poner rostro y nombre al proyecto que permitió que su pasado dejara de ser ruina para convertirse en futuro.
Y para Manuel Gala, a sus 80 años largos, el premio llega como un recordatorio sereno: el tiempo pasa, pero las ciudades quedan. Y la Alcalá universitaria que hoy se pasea orgullosa por el mundo sigue teniendo mucho de su firma, su mirada y su empeño.
















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