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Cuatro fórmulas distintas para una misma obligación europea: así se reparte el coste real de la basura en el Corredor del Henares.
👉 Fuente: ordenanzas fiscales municipales 2025 · Origen europeo: Directiva 2018/851 y Ley 7/2022 de residuos y suelos contaminados
La tasa de basuras ha desembarcado oficialmente en los municipios del Corredor del Henares y, como suele ocurrir con los tributos que afectan al bolsillo, lo ha hecho entre polémica, confusión y un punto de resignación.
No es una ocurrencia local ni un capricho de ningún ayuntamiento: la obligación viene de Europa. Concretamente, de la Directiva 2018/851 de la Unión Europea sobre residuos y economía circular, que España incorporó mediante la Ley 7/2022 de residuos y suelos contaminados. Esa norma impone a todos los municipios la creación de una tasa específica para cubrir el coste real de la recogida, transporte y tratamiento de los residuos urbanos. En otras palabras, el principio de quien contamina, paga.
El Gobierno de España fijó el año 2025 como fecha límite para que todos los ayuntamientos cumplieran con la normativa, y eso ha obligado a los consistorios a buscar fórmulas para aplicar el cobro sin provocar una rebelión vecinal. Los más hábiles han intentado hacerlo de forma casi invisible, incluyéndola en el recibo del agua del Canal de Isabel II, lo que garantiza su recaudación. Pero, una vez dentro de la factura, el debate ha sido inevitable. Porque, si bien todos los municipios cumplen la misma ley, cada uno ha elegido su propio sistema para calcular el importe, y las diferencias entre unos y otros son notables.
Alcalá de Henares: una tasa ligada al agua y a la polémica
En Alcalá de Henares, el gobierno de coalición PP-Vox ha apostado por un modelo vinculado al consumo de agua. Cuanto más se gasta, más se paga. Según el Ayuntamiento, el coste medio rondará los 134 euros anuales y la medida cumple con la exigencia europea de trasladar los costes de los residuos a los generadores.
El argumento suena razonable sobre el papel, pero la oposición considera que es un sistema injusto. El PSOE y Más Madrid Alcalá coinciden en criticarlo por desigual y poco transparente, ya que penaliza a familias con alto consumo de agua por motivos ajenos a la basura, como hogares con personas dependientes o jardines.
Además, sostienen que el nuevo modelo beneficia a las grandes superficies, que han visto reducidas sus cuotas hasta un 70 por ciento, mientras que los hogares medios pagarán más del doble que antes. El gobierno local insiste en que la tasa se compensa con la rebaja de otros impuestos municipales, pero el argumento no convence ni a la oposición ni a buena parte del vecindario.
Torrejón de Ardoz: el valor del ladrillo como medida de la basura
El caso de Torrejón de Ardoz, gobernado por el PP, presenta otra fórmula. Allí la tasa se calcula en función del valor catastral y la superficie de la vivienda, con un coste medio de unos 15 euros al mes para el 97 por ciento de los hogares. A primera vista, parece un modelo estable, sin sorpresas por consumo.
Sin embargo, también genera desigualdades, ya que no refleja la cantidad real de residuos que genera cada hogar. La oposición socialista ha denunciado que esta forma de cálculo es “injusta e incluso ilegal”, porque se basa en criterios inmobiliarios y no en la producción de basura. Más Madrid-Equo ha llegado a presentar un recurso ante el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, argumentando que el sistema vulnera la ley de residuos al no respetar la proporcionalidad entre lo que se paga y lo que se genera.
Desde el Ayuntamiento, el alcalde Ignacio Vázquez defiende la medida como “eficiente y sencilla de aplicar” y subraya que habrá bonificaciones por reciclaje y domiciliación a partir de 2026. Aun así, no pocos vecinos la perciben como una tasa recaudatoria más que ecológica, especialmente al compararla con otros municipios del Corredor. Sobre la presencia o no de Vox en el gobierno local, la práctica política ha sido de apoyo externo, aunque sin formalizar un pacto de coalición.
Coslada: progresividad social frente a los modelos rígidos
En Coslada, el enfoque es distinto. El equipo socialista encabezado por Ángel Viveros ha diseñado una tasa que busca cierta progresividad. El cálculo depende en un 55 por ciento del número de personas empadronadas, en un 25 por ciento de los metros cuadrados del inmueble y en un 20 por ciento del valor catastral. La idea es que quien más personas viva en una vivienda y, por tanto, más residuos genere, más contribuya.
Además, se han aprobado bonificaciones del 35 por ciento para quienes usen el Punto Limpio, del 40 por ciento para familias numerosas y del 100 por ciento para hogares en riesgo de exclusión. También se ha rebajado el tipo del IBI del 0,44 al 0,40 por ciento para compensar la carga. Es, en conjunto, una de las fórmulas más equilibradas y con mejor acogida, aunque la oposición del PP la tacha de injusta y confusa.
Los populares denuncian que los criterios empleados no siempre reflejan la basura generada y que el procedimiento para solicitar bonificaciones es demasiado engorroso. Aun así, en comparación con los sistemas aplicados en otros municipios, el de Coslada es percibido como más social y redistributivo, aunque requiera una cierta gimnasia administrativa para entenderlo.
San Fernando de Henares: una fórmula mixta y un reto ambiental
En San Fernando de Henares, también gobernado por el PSOE, la tasa tiene una estructura mixta. Combina una parte fija según el valor catastral con otra variable basada en los metros cuadrados y el uso del inmueble, de modo que se adapta a las características de cada vivienda. El importe medio se sitúa en torno a 150 euros anuales y el Ayuntamiento presume de que es una de las más bajas de la comarca.
Además, el consistorio ha lanzado una campaña llamada “El Reto”, destinada a incentivar el reciclaje mediante bonificaciones y actividades para vecinos y comercios. Aunque algunos colectivos consideran que el modelo no mide la generación real de residuos, lo cierto es que el sistema sanfernandino ha sido valorado positivamente por su estabilidad y sus medidas de acompañamiento social. Las críticas se centran más en la falta de tiempo para adaptarse que en la estructura de la tasa en sí.
Dos maneras de entender la gestión de los residuos
En conjunto, las cuatro ciudades del Corredor cumplen con la misma ley y aplican el mismo principio europeo: quien contamina, paga. Pero cada una ha traducido esa norma a su manera, con resultados desiguales. En los municipios gobernados por la derecha, la fórmula ha tendido a ser más simple y rígida, apoyada en datos catastrales o de consumo; en los gobernados por la izquierda, más compleja, pero también más flexible, con bonificaciones y mecanismos de compensación.
A la hora de valorar los efectos, los modelos socialistas parecen más acordes con el espíritu de la normativa europea, que no solo busca recaudar, sino también premiar el buen comportamiento ambiental y fomentar la reducción de residuos. Frente a ellos, los modelos aplicados por gobiernos del PP o PP-Vox se presentan como más automáticos, pero al precio de una mayor desigualdad entre tipos de hogar y un menor margen de equidad real.
En definitiva, el llamado “tasazo” no lo ha inventado ningún alcalde ni presidente. Llega de Bruselas, pero se cocina en cada ayuntamiento. Y como suele pasar con las recetas europeas, la digestión depende del cocinero. En el Corredor del Henares, unos la sirven fría y otros más templada, pero todos coinciden en lo mismo: la basura, por primera vez, se paga a precio de gestión.


















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Estos son los iban a bajar los impuestos si se lo han bajado a los ricos y las grandes industrias y grandes comercios
Entonces, el impuesto municipal será más barato, porque ya incluye este servicio.
¿Cuál será el próximo invento? ¿Pagar un extra por la pintura de las marcas viales o por el número de asientos en la plaza?
Señores políticos, dejen al pueblo un poco en paz. Si lo analizamos, ya pagamos impuestos al cobrar la nómina (que paga el empleador), en el mercado pagamos impuestos, al andar por la ciudad pagamos el impuesto municipal, además del coche, el combustible, los eventos… En fin, para no extenderme más, lo dejo aquí.
Algo había que hacer para generar conciencia en las personas e intentar generar menos residuos, porque cada vez somos más y gastamos más empaquetados industriales, con esa conciencia imperante de “bueno, es una mierda, pero me ha costado muy barato…si se rompe en dos días me compro otros 10”, pero esto que han hecho es otra mierda más, mal hecha. No es ni mediológico cobrar a la gente según los metros que mide su casa. Imagina que te quedas viudo y tus hijos ya no viven en casa, pero pagas como si generases los residuos de 4 ó 5 personas….¿pero que chorrada es esta? ¿Qué tiene que ver los metros cuadrados de tu hogar con los residuos que generas? ¿Qué tiene que ver si te duchas una vez a la semana o 7 veces con el nivel de residuos que generas? ¿Es por los botes de champú que se calcula que se gastan de media al mes? Yo uso champú sólido en barra, que viene envuelto en un cartón… y el detergente para los platos lo compro en garrafas de 5 litros y es biodegradable. ¿por qué debería pagar yo lo mismo que uno que usa botes plásticos y productos contaminantes si ya estoy pagando un extra por usar productos más sostenibles? (Debería ser gravado el producto que más contamine y el más natural y menos contaminante debería ser promovido)
Que le suban los impuestos a todo aquello que sea de usar y tirar, creo que sería mucho más lógico. Lo que hacen con el tabaco, vamos; Que promuevan volver a comprar frescos sin empaquetar en supermercados y mercados a los que puedas llegar andando desde tu casa; Que comprar los empaquetados sea más caro que comprar a granel; Que exista la venta a granel y de calidad, en todos los barrios; Que sea más económico comprar en vidrio que comprar en plástico; Que obliguen a los distribuidores a que los packs de ahorro (gran cantidad, menos empaquetado) sean de verdad más económicos que los packs normales (que nunca lo son); Que existan más opciones de empaquetados para las familias de dos personas y para personas que viven solas, para no tirar tanta comida y que, a su vez, no te cobren el doble; que vuelvan a generarse puestos de profesionales del corte de fiambres, carnes, pescados….cara al público para que dejemos de lado los plastificados. Hay tantas cosas que podrían hacerse y que repercutirían en el nivel de residuos que generamos!