- Seis concejales del PP y el secretario general del partido se vistieron de época en el Mercado Cervantino, con Judith Piquet de fotógrafa.
- Fotos tomadas prestadas de las redes sociales ….
El Mercado Cervantino da para mucho. Cada año, entre puestos de cuero, gaitas gallegas y humo de parrilla, aparecen escenas que solo pueden ocurrir en Alcalá: un dragón cruzando la Plaza de Cervantes, una doncella haciendo cola en el cajero, o como este sábado seis concejales del equipo de Gobierno convertidos en personajes del Siglo de Oro, tan convencidos de su papel que uno no sabía si pedirles una foto o recitarles un soneto.
Dicen que el Mercado Cervantino tiene el poder de hacer viajar en el tiempo, y algo de eso debió de pasar, porque los ediles del Partido Popular aparecieron perfectamente ataviados para la ocasión. A la cabeza del grupo, la alcaldesa Judith Piquet, que esta vez cambió el bastón de mando por el móvil, para ejercer de fotógrafa oficial de su tropa dorada. A su lado, la primera teniente de alcaldesa Isabel Ruiz Maldonado, espléndida con su capa roja, parecía salida de un retrato de Velázquez. Orlena de Miguel, concejala de Seguridad, demostró que se puede patrullar la ciudad incluso vestida de dama cortesana, y la edil de Educación, Dolores López, aportó el toque académico que exige toda recreación complutense que se precie. Vicente Pérez, responsable de Patrimonio Histórico, lució un atuendo que podría haber firmado un maestro de armas del siglo XVII, mientras que Víctor Cobo, nuevo titular de Consumo, Innovación, Transparencia y Gobierno Abierto, casi nada, se atrevió con un traje dorado que bien podría ser la metáfora visual de su cargo.
Y como el espíritu cervantino no entiende de fronteras administrativas, a la comparsa se sumó también Jorge Elías de la Peña y Montes de Oca, secretario general del PP de Alcalá, que no es concejal, pero se ha ganado un hueco en la corte popular. La banda al completo recorrió la Calle Mayor entre vítores, selfies y carcajadas, con la naturalidad de quien va al Pleno, solo que esta vez el orden del día era disfrutar.
El público, que a esas horas llenaba el mercado entre puestos de artesanía, dulces moriscos y bestias medievales, no daba crédito. Algunos pensaban que era una compañía teatral del festival; otros, que se trataba de una acción promocional del Ayuntamiento. Pero no: era simplemente el Gobierno municipal pasándoselo bien, algo que, todo hay que decirlo, no suele verse a menudo en la vida política local.
Antonio Saldaña, concejal de Fiestas Populares, estaba en su salsa, claro. Él ya es habitual de disfraces y recreaciones varias, y seguramente fue quien más convencido lucía la indumentaria. No en vano, lleva meses siendo el rostro visible de un calendario festivo que ha convertido a Alcalá en epicentro cultural y turístico de la región. “Ya solo nos falta que el Pleno sea de época”, bromeaba un vecino, mientras apuntaba con el móvil al grupo. No le faltaba razón: bastaría con que los portavoces de la oposición acudieran de capa y espada para tener una sesión plenaria digna de Lope.
La escena, además, tenía su punto de simbolismo. En la puerta del consistorio, donde comenzó el desfile fotográfico, se leía en letras doradas “Orgullosa y celosa de su pasado”, frase que parece escrita para el momento. Porque, si algo demuestra el Mercado Cervantino, es que Alcalá sigue disfrutando de su historia con una naturalidad contagiosa. Que sus concejales se animen a vestirse de época no deja de ser un guiño simpático al espíritu que da sentido a la fiesta: vivir el legado cervantino no solo como una postal turística, sino como una identidad compartida, incluso entre políticos.
Y entre capa, gorguera y jubón, lo cierto es que el grupo se lo pasó en grande. Repartieron sonrisas, se hicieron fotos con turistas y vecinos, y demostraron que la política también puede tener un lado festivo y, por qué no, teatral. En definitiva, un rato de humor y cercanía en un Mercado que, año tras año, sigue reinventando su magia.
Alguien comentó al ver las imágenes: “Estos sí que se han tomado en serio lo de Alcalá, ciudad del saber”. Y quizá tenga razón. Porque, como dijo Cervantes, “quien no sabe gozar de la ventura cuando le viene, no debe quejarse si se pasa”. Y vaya si la gozaron.
Sábete, Sancho, que Alcalá es para vivirla… y ellos lo están cumpliendo al pie de la letra.