LA MOTOSIERRA | Por Pilar Blasco

Javier Milei echó mano hace apenas 5 años de la motosierra para cumplir la misión que en la selva tiene el dicho aparato, desbrozar la maleza, cortar lo enfermo y lo excesivo para que viva lo sano y renazca lo nuevo en libertad (¡Viva la libertad, carajo!). No es necesario explicar más de la imagen metafórica a los que sufrimos la maleza depredadora que se ha infiltrado en pocos años en sociedades incluso menos atormentadas que la argentina, más estables económica y socialmente, aparentemente más modernas y civilizadas.

  • Pilar Blasco es  licenciada en Lengua española y ha colaborado en publicaciones locales en temas de actualidad política y cultural.

La metáfora de la motosierra para limpiar la sociedad de malas hiervas, ramificaciones múltiples de las que enmarañan la visión y los beneficios de la flora, especies invasoras, parásitas, malignas, venenosas, devoradoras del medio ambiente, desequilibrantes y tóxicas, la inventó hace unos pocos años el que entonces era un desconocido personaje atrabiliario (aparentemente), tirando a payaso, malhablado, predicador en el desierto moral y material de la Argentina fallida del último medio siglo. La argentina en otro siglo potencia mundial económica, millonaria en recursos, pionera cultural, hoy en día sometida a la corrupción Kirchnerista, acostumbrada al malvivir, a la inseguridad, a la decadencia permanente, en caída libre al precipicio de la desigualdad, la miseria económica y moral, al wokismo disolvente y la destructora 2030.

Como si esos países hermanos se pudieran permitir el lujo de las veleidades de género, las políticas verdes, los calentamientos globales, invasiones migratorias y demás maldades de la Agenda. Cuando sus ciudadanos lo que están pensando y les apremia es el día a día, cómo terminar el mes o la semana con sueldos de miseria y paguitas sociales vergonzantes. Cómo sobrevivir a la inflación continua, cómo comer y vestir dignamente, cómo comprar el boleto de avión a sus hijos para que se busquen la vida en Madrid o en Roma, se abran paso  y ayuden a la familia desde el otro lado. Mientras contemplan el espectáculo de las élites dominantes llenándose la bolsa con sueldazos, comprando fincas y mansiones con la venta del país a otras élites mayores, sus cortes de enchufados a la teta del dinero público expoliado a las clases medias (lo que queda de ellas) a base de abusos fiscales. Aguantando los efectos de la inseguridad, los crímenes y abusos, la soberbia y la corrupción de gobernantes sin escrúpulos a los que sistemas también corruptos han permitido llegar al poder.

El personaje del tupé a lo Elvis, futbolista en el pasado, cantante de rock y otras aficiones juveniles, que estudiaba economía en sus ratos libres, tiró por la calle de en medio, se echó literalmente a ella a predicar con una motosierra en las manos, escenificando la metáfora de la poda en vivo y en directo. Sin importarle, como ha demostrado y sigue haciéndolo, lo que otros consideran hacer el ridículo, ignorando las buenas formas, la corrección política, y otras zarandajas inventadas para coartar libertades de expresión del sentido común y del hartazgo social a los sometidos de  la dictadura y las tiranías encubiertas de los nuevos órdenes mundiales, la agenda de la galleta de colorines, del comunismo siglo XXI y demás perversiones con las que amordazar a las sociedades hasta ahora libres. Argentina, a pesar de las circunstancias económicas, era una sociedad libre de pensamiento, intelectualmente sólida; una sociedad occidental. Como otras. La agenda de la galleta vino precisamente a acabar con eso, lo más peligroso para los magnates globalistas, el pensamiento libre y crítico.

Javier Milei echó mano hace apenas 5 años de la motosierra para cumplir la misión que en la selva tiene el dicho aparato, desbrozar la maleza, cortar lo enfermo y lo excesivo para que viva lo sano y renazca lo nuevo en libertad (¡Viva la libertad, carajo!). No es necesario explicar más de la imagen metafórica a los que sufrimos la maleza depredadora que se ha infiltrado en pocos años en sociedades incluso menos atormentadas que la argentina, más estables económica y socialmente, aparentemente más modernas y civilizadas. Más dormidas o más engreídas políticamente, por aquello de que aquí estamos por encima y no nos puede pasar. No nos podía pasar lo de Argentina y no nos puede pasar lo de Venezuela. Otro país en otro siglo multimillonario en recursos y dinero. Como Argentina, refugio de emigrantes, españoles también, asolado ahora por la tiranía y el narco (o la tiranía del narco), fábrica de exiliados del terror y la miseria a todas partes del mundo, a España también.

Con esa motosierra virtual se ha presentado en los foros internacionales en la misma actitud que ante los suyos, cantando las verdades del barquero, calificando apropiadamente los hechos, llamando a las cosas por sus nombres, sin complejos ni correcciones más allá de las imprescindibles. Delante de los magnates del globalismo mundial, en sus foros, calándose las gafas de leer y mirando por encima de frente al auditorio, ha expuesto descarnadamente, con cifras y datos la realidad de su país (¡no hay plata!), ha desplegado sus planes económicos y políticos, pregonado sus logros y sus proyectos. Y lo más importante, ha denunciado sin pelos en la lengua, la implicación y la complicidad  de esos organismos mundiales corruptos, en la decadencia y la contaminación de las sociedades libres y desarrolladas.

Que en el mundo occidental, en Europa, en España por supuesto, nos hace falta una motosierra antes de que sea demasiado tarde, es obvio (palabra cuya profusión los argentinos han importado y hemos adoptado con gusto, como tantas otras costumbres y expresiones, al fin y al cabo hablamos español). Que la motosierra necesita manos firmes que la manejen, también. Que las malas hierbas de varios tipos y naturalezas que proliferan en nuestro bosque son potentes y pueden ahogar nuestra libertad, ya lo están haciendo. Que la motosierra se nutre de combustible para ponerse en marcha y funcionar, es lógico y necesario. Por continuar en la alegoría, el combustible se lo dieron a Milei, masivamente, los argentinos. Se llama votos. El resultado lo estamos viendo, cambios profundos, difíciles, de los que van a la raíz del mal y, por lo tanto, cuesta realizar y no se ven inmediatamente. Requieren paciencia, fe y esperanza. No digo más.

Exégesis:

Los trabajos de tala y poda, manual o mecánica, implican peligros, los desechos de la tala pueden caer sobre el operario con consecuencias nefastas. Hay que tomar medidas de protección. Pero los efectos son muy beneficiosos para el bosque.

¡ Nuestro canal en Telegram! Si te ha interesado esta información, únete ahora a nuestro canal de telegram @alcalahoy para estar al tanto de nuestras noticias.

1 Comentario

  1. Deja ser a los bosques. Ellos no nos necesitan para sobrevivir. Tu visión antropocèntrica quiere justificar un extractivismo de buen hacer !falacias!

Comentar

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.