- El último desayuno de Alberto, el “vaquero” asesinado por unas botas de 130 euros: “Me lo encontré y no sé por qué lo apuñalé”
Isabel hablaba por teléfono con su padre, Alberto, todos los días por la mañana. Desde las 9.30 horas ambos se quedaban pegados al móvil contando historias. Hasta que un día Alberto no llamó. Isabel sospechaba que algo no iba bien, hasta que su madre le llamó para comunicarle la trágica noticia: un ladrón había acabado con su vida.
Alberto vivía en la Asociación Betel, una entidad “sin ánimo de lucro cuyo fin es la acogida de personas en exclusión social y problemas de adicciones”. Permanecía allí desde hace 17 años, en una parcela de esta entidad ubicada en Camarma de Esteruelas, municipio muy próximo a Alcalá de Henares. Le conocían como El Abuelo, al ser de los más veteranos. Todos los días madrugaba para hacerle el desayuno a sus compañeros y dar de comer a los animales, su mayor afición.
Su hija sostiene que Alberto tenía 70 años cuando sucedió la tragedia y padecía un glaucoma que le había hecho perder la visión del ojo izquierdo -y además “el derecho ya le daba problemas”-. A esto se le suma una movilidad reducida, pero Isabel mantiene que estas lesiones no eran impedimentos para sus aficiones ecuestres: “Tras la operación de cadera apenas podía subirse a un coche. Le encantaban los animales. Cuando le decíamos que volviese a casa para que estuviera con nosotros, no quería. Era como un vaquero”.
Los hechos sucedieron el pasado 22 de mayo de 2022 sobre las 10 de la mañana. El agresor, Mhamed A. un hombre de 43 años de nacionalidad marroquí, “cuyo arraigo en España no ha quedado acreditado y con antecedentes no computables a hechos de reincidencia», se presentó en la finca Montecillo, perteneciente a la Asociación Betel.
“Con ánimo de obtener un beneficio patrimonial ilícito y tras acceder sin empleo de la fuerza”, Mhamed se apoderó de unas botas tasadas en, aproximadamente, 130 euros y un cuchillo de cocina. Situado a unos 100 metros de Alberto y equipado del arma blanca, le atacó en la parcela por la espalda “con ánimo directo de terminar con su vida”, según refleja la sentencia a la que ha tenido acceso GRAN MADRID.
Una vez consumado el delito, Mhamed se dirigió a la urbanización El Practicante, del mismo municipio, donde se coló en otra vivienda en la que causó bastantes destrozos. Allí se cambió de ropa y hasta durmió, para más tarde robar el móvil al dueño de la casa, hasta que finalmente se marchó.
A raíz de las múltiples lesiones causadas a Alberto, más de 10, ubicadas mayormente en el abdomen y en las manos, el hombre fue ingresado de urgencia al Hospital 12 de Octubre. La víctima permaneció allí durante 27 días, hasta que falleció el 18 de junio. El caso lo investigó el Juzgado de Instrucción nº 6 de Alcalá de Henares.
Mohamed, su atacante, tiene antecedentes por tráfico de drogas
El atacante tiene antecedentes previos por delitos de tráficos de drogas y por provocar un incendio. Por éste último delito se encontraba cumpliendo una condena de internamiento en un centro psiquiátrico, tal y como ha podido comprobar EL MUNDO.
Al crimen de Camarma de Esteruelas se puso punto y final la semana pasada. La sección sexta de la Audiencia Provincial de Madrid condenó al autor de los hechos a nueve años de prisión por un delito de asesinato y otros dos años más por un delito de robo con fuerza. Durante el juicio, el asesino relató cómo fue el altercado: “Me encontré con él, estaba de espaldas, no sé por qué le apuñalé”. “Yo fui en su busca, no entablamos conversación”, añadió en la vista oral.
La familia de Alberto, bajo la representación del abogado Jorge Sanz Escribano, solicitó la prisión permanente para Mhamed. En concepto de responsabilidad civil, el condenado deberá indemnizar a la familia con 100.000 euros a cada uno de sus tres hijos, entre los que se encuentra Isabel.
“Todo lo que le suceda me parece poco. Es que han matado a mi padre. Esperamos que nadie pase por lo que estamos pasando nosotros”, reconoce a este diario. Asimismo, confirma que no han mantenido contacto con Betel desde la tragedia de Alberto. Por su parte, el letrado de Vadillo Abogados apunta que “el autor pudo salir con total impunidad [del lugar donde sucedieron los hechos], debido a la ausencia total de seguridad y vigilancia”.