- Carta remitida por Manuel Alcántara Medina
En un prolongado ruido de “desconciertos” musicales, que los vecinos del centro venimos sufriendo durante meses, en un fin de semana sí y otro también, todo parece confirmar que nuestros actuales munícipes actúan con determinación y pertinaz obsesión bullanguera digna de mejor causa. En una ciudad-patrimonio, que no se compadece con la vida normal y las ocupaciones tranquilas de los habitantes del Casco Histórico, cuyo disfrute -por alcalaínos y foráneos- parece importarles nada, a quienes programan tales eventos de decibelios, ya pasadas nuestras festividades, ferias y fiestas patronales…
En un tiempo de una administración municipal nueva, en el que nos creíamos liberados de las programaciones guturales y estrambóticos alaridos, con los que nos obsequiaban en años precedentes los munícipes de turno, nuevamente volviendo a las andadas, nos encontramos los ciudadanos y ciudadanas alcalaínos inmersos en un insufrible y continuo estruendo musical. El ruido de una ciudad entregada durante días -todo fin de semana: desde la mañana, con ensayos, hasta la medianoche, con programa y propinas– a una ocupación necia y obtusa de espacios públicos, por algo cuyo parecido con la música es a menudo irreconocible. Y como desde hace años venimos manifestando nuestra protesta por tan insufrible fenómeno, siempre, invariablemente, somos los ciudadanos tranquilos y pacíficos del Casco Histórico los que vivimos inmersos con toda nuestra vida diaria, durante fines de semana enteros, sacrificados a tan lamentable demostración de jungla de estruendos y alteraciones musicales del espacio público: los conciertos en la mal llamada “Muralla” o “Huerta” del Palacio Arzobispal; las plazas y calles aledañas (desde la Puerta de Madrid hasta la plaza de Cervantes; desde la Vía Complutense hasta las calles de Escritorios o Pescadería; y ¡por supuesto!, la Calle Mayor, plazas de Santos Niños, plaza del Palacio, calles de San Juan, Santiago y aledañas…).
Pero el ciudadano tranquilo y el sufrido vecino de tales espacios públicos, el habitante o morador de tales enclaves, que hace décadas nunca estuvo sometido a semejante balaunta musical se pregunta: pero ¿porqué razón o con qué derechos, pretextos o justificación se programan eventos tan insufribles de decibelios: a todo pasto y sin compadecerse de las vidas de alcalaínos y foráneos, así “atacados” musical y guturalmente? ¿en que base racional y equitativa, estos vecinos de Alcalá tienen que aguantar y sufrir lo que en el Alcalá de siempre nunca nos sometieron? ¿con qué justificación estos vecinos ya crónicos sufridores tienen que ser maltratados con tales “eventos” y “programas” festivaleros, sin venir a cuento; frente a otros vecinos de otros barrios de Alcalá, viendo y transitando sin ningún sobresalto de estas características? ¿Es que hay alcalaínos de primera, segunda o tercera, según su ubicación en nuestra ciudad? ¿ A santo de qué vienen tales discriminaciones vecinales? Porque contribuyentes para nuestro Ayuntamiento somos todos: votantes, contrincantes y sufridores, vecinos sumisos y pacientes, o de los otros…; y en nuestros impuestos no va incluida ninguna diferencia según la morada que ocupemos o las preferencias musicales o residenciales que tengamos…como contribuyentes…A lo mejor igual debemos empezar a pensar los vecinos, que hay algún plan de gentrificación o dedicación a parque temático de nuestro centro ciudadano; o alguna preferencia por entregárselo a determinado gremio o toma de posición determinada…
No puede ser que los vecinos del Casco Histórico no podamos hacer nuestra vida, realizar los quehaceres diarios -añadido a veces al teletrabajo- y atender a nuestras ocupaciones, con las ventanas cerradas a cal y canto, o pasando rápido hacia destinos urbanos -laborales o de ocio- sin poder ponernos a cubierto o resguardarse de tal polución acústica de decibelios, que va arruinando irremediablemente días y ocupaciones. En entornos cercanos a las plazas del Palacio, de Cervantes, la Irlandeses etc., añorando los vecinos de estas plazas a los de otras salvadas plazas de nuestra ciudad, para la fortuna de sus moradores y vecinos- de la vandalización acústica urbana…de cada fín de semana (que empieza cada viernes, y no por el anochecer…sino a media mañana o al mediodía: con preparaciones y ensayos acústicos…que se repiten sábado y a domingo, a veces).
Porque todos sabemos que otra cultura y bienestar urbanos son posibles: lejos de tales programaciones encrespadas, con el más fútil o -en este caso- recurrido pretexto de cultivos acústicos inmisericordes; porque hay cultura y ocios reconocibles y placenteros de otro tipo -desde teatros a conciertos, juegos y eventos deportivos varios- pero en recintos a cubierto y sin interferir unos en otros; o algunos en el espacio público de otros. Que siendo éste de todos y para los más variados usos, como nuestras plazas y calles del casco histórico, deben resguardarse para los fines urbanos y las ocupaciones ciudadanas, no para dar uso a unas decenas o centenares de excitados por decibelios, en una ciudad de doscientos mil habitantes…con sus derechos y libertades suspendidas por fines de semana enteros y verdaderos. Porque si los vecinos y residentes alcalaínos seguimos tratados -con el machacón programa acústico– como solían tratarnos durante años anteriores, en un fin de semana sí y otro también, de junio a noviembre que duran las programaciones acústicas insufribles de fines de semana, seguramente ya pensaremos los vecinos que todo ello forma parte de alguna actividad premeditada.
Pero una Alcalá con tal perspectiva -repetida por días- de ruido y estruendos musicales es irreconocible e inaceptable, sin justificación apropiada para los sufridos vecinos -siempre los mismos- del Casco Histórico; sabiendo además, que los programadores locales tienen a su disposición una infraestructura variada para tales fines: tanto en recintos cerrados -Auditorio Paco de Lucía; Plaza de Toros; cancha deportiva de Baloncesto, Ciudad Deportiva del Val, etc- como abiertos -parques varios: Isla del Colegio, Ferial; instalaciones del Juncal; etc.- en distintos barrios y sectores de la ciudad. Donde podría estudiarse poner a disposición de tan desinhibidos soportadores de decibelios, tan reiterada programación de eventos (desde los acústicos como este fin de semana, que no recomendamos ni a nuestros peores enemigos, como otros eventos: también reiteradamente proyectados otros años en los mismos espacios urbanos: ferias de la cerveza o del mango, etc.).
Además del desgaste a que está destinado este espacio histórico de esta Ciudad Patrimonio, hay otros costes que no nos son de recibo a los sufridos habitantes y vecinos del mismo. Porque tales programaciones no son gratis: tanto en habituales elementos ambientales y de higiene urbana, como en estrés vecinal, inhabilitaciones de ocupaciones, tareas y atenciones, que como los demás vecinos de la ciudad complutense debemos atender, como en descanso y reparación; pero también por el elemento distorsionador y poco ejemplificador que tales troníos y sus aledaños -como espacios abiertos, para públicos de todas las edades- de tales enclaves acústicos, acompañados de sus carpas de consumo en plena vía pública, que acostumbran a consumidores en plena vía pública y con pretextos así, a no respetar ciertas normativas y ordenanzas: cuyas infracciones podrían no ser tan reconducibles a otras conductas más cívicas, como las costumbres habituales de vecinos y ciudadanos mantenemos, de respeto a las normativas ciudadanas (en el caso de tales programaciones y eventos, simplemente suspendidas). Así es que no se sorprendan nuestros munícipes de otras derivaciones; porque otro Alcalá es posible, de ocio y aficiones cultivadas sin interferencia o intrusiones en la vida vecinal y urbana, como en otras ciudades patrimoniales que conocemos, modelo de bienestar y tranquilidad: de disfrute tranquilo y culto, sin abruptas interferencias de programaciones inapropiadas como las sufridas en nuestra ciudad.
No se puede decir mejor y más claro. Quizá es hora de empezar a denunciar por contaminación acústica y por exceso de decibelios, y quizá, denuncia tras denuncia y haciéndolo notorio en todos los medios de comunicación a nivel nacional, paremos de una vez esta locura, que sólo vivimos los ciudadanos del Casco Histórico.
Totalmente de acuerdo!!!
Es la ventaja de vivir en el centro, se ven las procesiones desde el balcón…
Tenemos las calles alquiladas (prostituidas) para bares y espectáculos ruidosos.
Resulta bastante propio afirmar que en el casco histórico de Alcalá de Henares se está en la “puta calle”.
Totalmente de acuerdo con el artículo .Añadiría que a todos esto hay que añadir las maquinas de limpieza que empiezan a ls 6h , algunas de ellas claxon incluido.. Las terrazas cierran a las 00:00 con lo cual no nos respetan ni nuestro derecho al descanso. Vecinos del centro animaros a ir a los plenos , haced escritos al concejal de festejos , al de urbanismo, defensor del pueblo denunciando la situación . No vale quejarse o sufrir ésto y no intentar poner remedio. Por una ciudad en la que podamos vivir y disfrutar todos
Totalmente de acuerdo con el Sr. Alcántara. Estamos muy hartos de tanto festival y tanto estruendo, y añadir lo que conllevan éstas reuniones de tanta gente ya que por el incivismo de algunos tenemos que soportar la suciedad, orines, vomiteras etc en las calles cercanas y en los jardines junto a las murallas, sumado ésto a la habitual suciedad que hay directamente en las calles por falta de limpieza diaria.
Otro problema añadído es la prohibición de aparcar no sólo en todo el recinto (Aparcamiento Pico del Obispo), si no también en toda la calle Sandoval y Rojas, por lo que muchos visitantes que vienen a nuestra ciudad tienen que intentar aparcar donde pueden o si no, terminan por irse de Alcalá ya que tampoco está dotada ésta ciudad de suficientes aparcamientos.
Todos tenemos el mismo derecho al descanso.
Soy vecino del centro desde hace 7 años y, por lo que leo, el raro soy yo.. Debo ser el único que el ruido y los festejos que se hacen no le molestan, de hecho, los agradezco al mantener siempre vivo el centro y lleno de actividades para adultos y niños (más para adultos la verdad). Creo que es un peaje a pagar por vivir en tan preciada y maravillosa zona, no se puede tener todo… Por cierto, cuando digo que soy vecino del centro me refiero a la plaza Cervantes, por lo cual sé de lo que hablo.
O sea, que usted es ¿ciego y sordo? Si es así, se entiende su intervención.
Parece el artículo de siempre escrito por el mismo de siempre. Vivir en el centro tiene ventajas, sino nos gusta, nos podemos ir, me encanta tener música en directo, y trabajo los sábados, la única pega que le pondría es que no toda es de mi gusto, pero somos muchos y hay que dar gusto a todos, incluso a los que disfrutan protestando
Agradezco que, mientras persista la agresión acústica a los vecinos del centro, siempre haya alguien que lo siga denunciando. Creo que el problema no es que se reitere la denuncia, sino que se reitere la agresión.
Según se explica, parece que fuese inherente al centro la producción de esos sonidos con fuerte volumen como si no fueran fruto de actividad voluntaria y tolerancia municipal. Como si de tormentas se tratara. Pues no, son tormentos con causante y tolerante.
Una cosa es que “nos lo hagan” y otra es que “nos lo tengan que hacer” por ser el centro.
Si a usted le encanta (según dice) tener música en directo, váyase a buscarla donde la den. No me diga a mí que si no la quiero soportar dentro de mi casa me cambie de casa.
Eso dígaselo al que se haya ido a vivir junto al río y le perjudique la humedad. No demos carta de naturaleza al ruido causado y permitido en el centro como si fuera la humedad del río o algo propio e inevitable de una zona.
Sobre la pregunta del artículo es fácil, solo ir de la ciudad, cosa que estoy preparando.
Vivo a 200 metros de la Puerta de Alcalá y para una persona, en este caso hablo para 6 trabajadores que salen a las 6:00 para trabajar el sábado, es imposible conciliar vida laboral con el descanso.
No soy contra los conciertos ni contra cualquier tipo de música, pero hay que saber dosificar para que todos estén contentos. No es compatible mi derecho de descanso con los eventos públicos y como en la Ordenanza De Protección Del Medio Ambiente Contra La Emisión De Ruidos, el propio Ayuntamiento esta excluido de las prescripciones de la Ordenanza.
Con lo cual si el que tiene que nos proteger es el mismo que se excluye de la regla, poca cosa pueden hacer los habitantes, pero como he dicho al principio, una familia que paga, consume y genera impuestos se marcha con todo a otro municipio que sepa respectar los habitantes.
Lo de los conciertos en el Pico del Obispo, los ruidos ocasionados por el servicio de limpieza (a las 6h el de la sopladora, a las 6:45h los carricoches barredores de nada, a las 7h los rezagados… y luego, esa gran terraza en que se ha convertido la calle Mayor, la más larga terraza de Europa destinada al tripeo barato y el beburcio con acompañamiento de colillas arrojadas al suelo, escupitajos, vocerío, masificación… Todo eso es un despropósito y un síntoma de nuestra decadencia como sociedad, una sociedad que no tiene capacidad de crítica. Es lamentable y doloroso, leer comentarios como los que no me duele prendas criticar, del estilo: “a mí no me molesta el ruido, a quien no le guste que se largue” o “es el peaje que hay que pagar por vivir donde se vive”… ¡No, eso no es así! El que vive en un barrio u otro tiene el mismo derecho al descanso y los actos multitudinarios deben ser muy bien estudiados antes de endilgárselos a unos u otros. Yo no tengo porque aguantar ruidos de nada, más, si me apoyan unas ordenanzas municipales que al respecto son muy claras, aunque… ¡Jajajaja! Es la propia corporación la que “se mea” en dichas ordenanzas y por eso, así nos va. Pais de borregos con algo de dinerillo, eso es en lo que nos estamos transformando.
Por cierto, servidor lleva tiempo propugnando la creación de una plataforma que poda la expulsión de Alcalá de Henares de ciudad Patrimonio de la Humanidad, sinceramente, creo que no estamos preparados, no nos lo merecemos.
Perico de los Palotes
Estoy rigurosamente de acuerdo con usted en todo lo que ha escrito.
También me toca aguantar la sopladora de las 6h, con su ruido y levantamiento de la suciedad, cosa que no hacían las tradicionales escobas, que, además, agrupaban los residuos para ser recogidos “de verdad”, no con la pantomima de la barredora circular que sólo atrapa un porcentaje del, a su vez, porcentaje de basura que no está aún en la nube levantada por la sopladora (la peor parte, la más liviana y con mejor acceso a nuestra respiración).
Todo un despliegue de máquinas para impresionar al pagador de impuestos pensando que éstos están, así, bien empleados. Puro teatro con ruido y levantamiento de basura con esas sopladoras de utilidad para mover hojas secas en jardines y objetos grandes y visibles (papeles, etc.), pero inconvenientes levantando polvo respirable en ciudad.
Rigurosamente cierto lo de la gran terraza del tripeo, beburcio, colillas, escupitajos, etc. en plena vía pública.
Si alguien se sienta en un banco a beber una cerveza, le puden multar, pero como esto está consentido y cobrado por el hay_untamiento, ya es legal.
Y no sólo la calle Mayor. Intente pasar andando por Ramón y Cajal, Bedel, etc.
Nos han vendido a los mercaderes del beburcio.
Y no sigo detallando para no repetir su escrito, pero lo asumo de principio a final.
Y ya hemos visto lo que sucede cuando, tras elecciones, se pasa del partido grande “A” al partido grande “B”, que todo sigue igual, ambos con su “concejalada”, casi empatados y a tirar millas.
Ha sido en vano votar a uno para castigar al otro pues, de ese modo, seguimos inflando a votos al partido virtual “A+B”, que se deben tronchar de risa a nuestra costa.
Como no se pueden votar “escaños vacíos”, la Ley Electoral les “regala” los concejales correspondientes a la abstención, a los votos nulos y a los votos en blanco.
A mi entender, por ahí se acaba, de hecho, la democracia. Nos vemos representados por gente a la que muchos no han votado.
Es decir, aunque la participación sea escasa y, además, contenga votos nulos o en blanco, a los políticos no les afecta, pues, aunque sólo les vote un pequeño porcentaje de la población, en cuanto que un partido (o coalición) reúna más votos que la siguiente, ya tenemos alcalde con todos los concejales. Y así nos va.
Otra cosa sería si, tras unas elecciones, hubiera tal cantidad de escaños vacíos que nadie llegara a reunir la mitad más uno del número total de escaños y hubiera que repetir elecciones hasta que algún partido prometiera en campaña hacer bien las cosas que se les reclama, y obtuviera mayoría “sin concejales regalados” por la actual ley.
Eso sería democracia, no este “trágala” y vota “A” o “B”, que nos da lo mismo (seguiremos ganando “A+B”).
Ojalá saliera algún partido nuevo (o de los actuales pequeños) prometiendo en campaña cambiar todo esto que estamos reclamando en Alcalá de Henares.
Y claro, a los que les guste el ruido y el botellón comercial callejero autorizado, que no se preocupen, que sigan votando a “A+B”. Lo mismo hasta ganaban.
De momento, lo tienen seguro.
Y sí, Perico, habría que pedir la expulsión de Alcalá de Henares de ciudad Patrimonio de la Humanidad, como sugiere.
En caso de conseguirse esa plataforma, ruego lo anuncie en la prensa local para podernos sumar a ella.
Lo del Patrimonio de la Humanidad sólo beneficia a hosteleros y similares. A los demás, nos está destruyendo el uso decente de la ciudad.