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Al finalizar su estancia en los centros, la mayoría de personas se trasladan fuera de Madrid con familia y amigos.
La crisis migratoria en las costas canarias provocó que el Gobierno central decidiera trasladar a otras comunidades autónomas a estas personas. Para ello, a finales del pasado año en la Comunidad de Madrid se habilitaron dos Centros de Estancia Temporal, en el municipio de Alcalá de Henares y en el distrito de Carabanchel en la capital. Entre ambos han atendido y ayudado en su proceso de integración a unas 7.000 personas, según indican fuentes del Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. Los traslados de estos últimos meses y las instalaciones se han limitado a la población adulta.
Este miércoles, las comunidades y la ministra de Infancia, Sira Rego, concretarán el próximo traslado de menores desde Canarias a la Península y el reparto territorial. La Conferencia Sectorial de Infancia ultimará los flecos de la reforma de la ley de extranjería que prevé hacer obligatorio el reparto de menores migrantes no acompañados en todo el territorio nacional.
“La acogida de los adultos es la primera piedra en el proceso de integración de estas personas. Por tanto, durante la estancia en el dispositivo, contemplado como una medida temporal, se asientan, recuperan del trayecto migratorio y toman decisiones sobre su futuro en España”, explican desde Accem, la ONG que gestiona el centro ubicado en Alcalá de Henares. Desde que las instalaciones comenzaron acoger a estas personas en noviembre del año pasado, más de 3.600 desplazados han recibido una atención adecuada.
La estancia media es de entre dos y tres meses. Tras ello, la mayoría de desplazados se trasladan fuera de Madrid y “piden ir con familiares o amigos que viven en otras partes de España”. Las personas que acuden proceden, principalmente, de Senegal y Mali, pero también llevan muchas de Marruecos, Guinea Conakry y Somalia. Al llegar a los Centros de Estancia Temporal se proporciona un equipo básico de aseo y ropa. Asimismo, se proporcionan los recursos que requieren, ya que muchas personas presenta “aún heridas debido al duro tránsito migratorio”, explican trabajadores de la organización.
Este recurso y el centro habilitado en Carabanchel surgieron como consecuencia de la crisis migratoria. Entre enero y mayo de 2024, unas 16.586 personas han llegado a las costas del archipiélago. Por ello, estos puntos de atención continúan operativos. De manera mensual, se evalúan las necesidades asistenciales en función del volumen de desplazados. Con las actualizaciones periódicas de los datos, la administración central decide si es necesario prolongar la duración del servicio.
La Comunidad ha acogido en estos dos espacios a unas 7.000 personas. Entre estas cifras solo se incluyen los mayores de edad, según especificó el Ministerio desde que iniciaron los traslados. La situación de los menores llegados a Canarias y el futuro reparto de unos 3.000 niños entre las regiones deberá fijarse en la reforma de la ley de extranjería que prepara el Gobierno central y presentará a las autonomías en Conferencia Sectorial de Infancia convocada para este miércoles, 10 de julio, en Tenerife.
Desde el Gobierno regional ya se preparan para asumir estos trasladas. Por ello, la Consejería de Familia, Juventud y Asuntos Sociales han iniciado la habilitación de un nuevo Centro de primera Acogida en Fuenlabrada para dar asistencia a estos menores, ya que, argumentan, la red asistencial se encontraba tensionada. Las obras de esta instalación avanzan, con la oposición del Ayuntamiento del municipio, que ha emprendido la vía legal para paralizar los trabajos.
Un recurso necesario para comenzar de cero
Las instalaciones habilitadas en Carabanchel y Alcalá de Henares actúan de una manera similar. Durante el primer día, se enseñan las instalaciones y la estancia que ocuparan durante el tiempo que permanezcan allí. Concretamente en Alcalá cuenta con un equipo multidisciplinar entre sanitarios, abogados, trabajadores sociales, integradores, psicólogos, interpretes y personal administrativo. Estos profesionales proporcionan una atención orientada cada uno de estos casos.
Asimismo, se proporcionan tres comidas diarias (desayuno, comida y cena). Durante el primer día los recién llegados asisten a un taller de temática jurídica sobre sus derechos y sobre los recursos sanitarios que dispone el centro. Como manera de “fomentar la integración y la socialización entre usuarios” se realizan talleres donde se enseña el idioma y aspectos de la cultura del país: “Los propios usuarios valoran muy positivamente el taller de idioma, ya que llegan con muchas ganas de aprender castellano para ser más autónomos”, aclaran desde la organización. Además, se fomenta la convivencia mediante dinámicas deportivas y talleres culturales que se adaptan a las diferentes fechas y festividades. Entre estos últimos, se preparan actividades de jardinería, deporte o manualidades.
Una vez abandonan las instalaciones, se les recomiendan que se dirijan hacia otros recursos y organizaciones para que sigan recibiendo acompañamiento y tengan acceso a servicios de orientación laboral o puedan continuar aprendiendo el idioma. “La idea es que, una vez que abandonen el dispositivo, sean conducidos a recursos donde puedan proseguir su proceso de integración, ya sea la sede regional de nuestra propia asociación o a otros recursos de ONG o administraciones públicas”, explican desde Accem.
El traslado desde Canarias a las comunidades autónomas lo coordina el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones. La distribución se efectúa en función de las plazas disponibles en los Centros de Estancia Temporal. Desde la organización han detallado que en estos meses de funcionamiento no se ha producido ninguna saturación de los servicios y nunca se ha dado el caso de que haya más personas que plazas disponibles. “El centro cuenta con una alta rotación, esto es, que los usuarios entran y salen con relativa agilidad, ya que se trata de un recurso de paso”, han matizado.
Unos dicen que habría que mandar barcos militares a contener los cayucos.
Una ministra (María Jesús Montero) les contesta que los barcos militares no están para “(aprox.) luchar contra pobres barquitos de madera con gente en riesgo de ahogarse que vienen a España a intentar mejorar su futuro”.
Y yo la podría entender si desde África a España sólo se pudiera viajar en “pobres barquitos de madera”. Pero eso no es cierto. Es el gobierno al que pertenece esta “generosa y magnánima” ministra quien no les permite llegar en viaje regular en barco o avión, por lo que tienen que venir luchando contra olas y tiburones.
Señora ministra, la solución está en manos de su gobierno.
A ver, ¿estamos por consentir o por impedir esta manera ilegal y peligrosa de entrar en España?
Si estamos por consentirlo, hagan el favor de cambiar las leyes (que ahora está tan de moda) para que estas entradas pasen a ser legales y puedan venir sin peligro hasta los africanos débiles o discapacitados que no se pueden ni plantear venir en cayuco, y que les haría más falta recibir nuestra solidaridad europea.
¿Qué, mejor LO DEJAMOS COMO ESTÁ para que sólo lleguen los “primos africanos de Zumosol”, aptos para currar duro y sumiso, y que se ahoguen los demás?
A ver si un día su presidente vuelve a necesitar “comprar unos votitos” para aprobar algún presupuesto, moción de censura, etc. y cambia esta ley.
Mientras tanto, usted verá cómo, pero si esta forma de entrar NO es legal habrá que desincentivarla e impedirla.
De momento, quizá ayudaría admitir la petición de asilo ÚNICAMENTE en las embajadas y consulados españoles “antes de cruzar el mar”.
Gestionar aquí la petición de asilo a los que han entrado ilegalmente provoca efecto llamada para bien de las mafias y peligro mortal de los migrantes.