- Pilar Blasco es licenciada en Lengua española y ha colaborado en publicaciones locales en temas de actualidad política y cultural.
Y van tres este año. Diríamos, si la realidad no desmintiera los deseos, los míos al menos, que los españoles reflexionamos mucho. Nada que ver. Los resultados de las elecciones españolas en todos los niveles, internacional en este caso, las europeas, dan resultados parecidos o iguales a las anteriores y las anteriores de las anteriores, con unas diferencias inapreciables, de una lentitud desesperante en especial para los que nos vemos agobiados, expoliados sobre todo, por el gobierno presente, indeseado para más de la mitad de la ciudadanía, según las cifras reales, las que reflejan persona a persona las preferencias políticas de los españoles de toda condición. Lo de un hombre un voto, que en nuestro país no tiene validez, sino que la cosa va por territorios, comunidades y provincias, identidades, nacionalidades y otras cuestiones, que se impusieron en su día en el sistema electoral constitucional, ya en su origen minado por “los males de la patria” que conocemos de siempre.
De modo que los españoles reflexionamos, es un decir, como mínimo tres veces cada cuatro años, salvo que al político en el poder de turno se le ocurra, por conveniencia, por miedo al fracaso, o ambición del éxito, por soberbia o porque se lo aconsejan sus áulicos, adelantar elecciones, ponerlas en fechas imposibles para el cuerpo -caso de las últimas nacionales del 23 de julio de 2023- a las que nos sometió Sánchez bajo los 40 grados del pleno verano español en vista de que las autonómicas le daban pérdidas. Reflexionando por mi cuenta, pienso que solo por esa tortura física, Pedro Sánchez de Gómez no merecía ser votado. Pero a la irreflexión propia de muchos, demasiados, españoles, se une la sumisión perruna o borreguil (últimamente estos adjetivos zoológicos se oyen y leen con frecuencia y con razón y por algo)
Esta vez, este domingo 9 de junio, a menos de 30 grados, se espera, en las elecciones europeas dicen que que se cumplirá lo de un hombre/mujer/binario/trans/fluido, hombre lobo, etc., un voto. ¿Será verdad y en veintitantos países votaremos unas políticas que nos convengan a nuestros intereses para convivir en Europa de la mejor manera? ¿O no? ¡Reflexionemos! Será que votaremos al partido que nos proponga medidas que hagan nuestra vida más fácil, nuestro trabajo más seguro y productivo, nuestros países más prósperos, nuestras propiedades más respetadas, nuestras ciudades más civilizadas, nuestra economía menos intervenida y nuestro pensamiento menos condicionado. La prensa más independiente, las opiniones más respetadas, la persona humana más digna, los ciudadanos más escuchados, los políticos menos sobrevalorados y más honestos, menos vendidos al poder global desconocido, las decisiones de los gobiernos nacionales más autónomas y provechosas para sus países, menos entregados sin condiciones a autoridades no siempre ecuánimes y justas…
O por el contrario votaremos en clave nacional partidista -me temo que así será- sin haber leído ni escuchado programas y propuestas razonadas y coherentes, convenientes a nuestros deseos e intereses, borreguilmente deslumbrados por personajes relumbrantes de poder y despachos de lujo, de foros de muchos idiomas para sillones vacíos en los que clamar en el desierto de babel cada uno su monólogo, más fieles, como siempre, a su partido y a sus expectativas de mantener el sueldo millonario (qué chollazo el de los burócratas europeos) y el pinganillo plurilingüe que disimula el aburrimiento y la poca atención al adversario. Por lo que vemos en la comunidad europea se reproducen comportamientos y querencias partidistas como aquí. Ambigüedades y medias tintas como aquí. Cambios de “opinión” y adhesiones imprevistas, acuerdos inesperados como aquí. Poco respeto al votante una vez en el puesto, como aquí…
El biotipo político europeo, en mi opinión, no se diferencia del nacional, al menos en España, de modo que sin temor a equivocarme y sin esperanzas de cambio, por mi parte pronostico unos resultados parecidos a los rutinarios una y otra vez, a 40, a 20 o a 0 grados, los sujetos a la política partidista contra viento y marea y contra razón, a veces contra natura. Una y otra vez sometidos a los amados líderes más o menos guapos y magnéticos, al piñón fijo de la costumbre heredada de toda la vida, que para qué vamos a leer programas (hace falta primero saber leer, leer de verdad, interpretar textos) si con oír los encendidos mítines que prometen paraísos y asalto a los cielos ya vale, para qué más. Todo lo que dicen los enemigos es mentira, bulo y fango. Votaremos a los de siempre, caiga quién caiga y haga lo que haga. Reflexionemos, nunca es tarde. O, luego será demasiado tarde.
Entre descontentos y descorazonados…
Como quiero votar contra el que hizo lo contrario de lo que dijo en campaña para comprar siete votos en el Congreso usando los votos de los ciudadanos como “dinero propio”, no sé si votar al que más puede contrarrestarle o votar al número 11 de esta lista: https://cnnespanol.cnn.com/2024/06/08/cuales-son-34-partidos-candidaturas-espana-elecciones-europeas-2024-orix/ : “Escaños en Blanco para dejar escaños vacíos (Escaños en Blanco)”, dado que ninguno de los grandes me representan.
Todo un dilema y un ensayo para cuando haya elecciones nacionales.