INMIGRACIÓN O CATÁSTROFE | Por Santiago Lopez Legarda

La certeza con la que deberíamos vivir y comportarnos, esa sí a día de hoy, es que si no fuera por los inmigrantes que han venido a trabajar y a buscar sus oportunidades en esta tierra, nos hundiríamos en la más absoluta miseria. Somos una sociedad envejecida, con una tasa bajísima de natalidad, y sin la mano de obra y la savia nueva que aportan los inmigrantes no sobreviviríamos.

La inmigración revierte la sangría poblacional - Foto: Alberto Rodrigo
  •  Según las últimas estadísticas, en España vivimos casi 49 millones de personas, de los cuales un 14% es de origen extranjero.

 

  • Santiago López Legarda es un periodista alcalaíno que ha ejercido en diferentes medios nacionales.

 

Las recientes elecciones catalanas han deparado al parlamento de aquella comunidad el muy dudoso mérito de ser una de las pocas cámaras legislativas europeas con dos formaciones de extrema derecha en su seno. Incluso el PP de Núñez Feijóo recurrió durante la campaña al discurso duro contra la inmigración, en un intento (que sin duda resultó exitoso) de arrebatarle votos a sus rivales de VOX. Y qué decir de Alianza Catalana, que añade al fundamentalismo secesionista la xenofobia más extrema.

Al parecer, a nuestros compatriotas de extrema derecha (ya sea españolista o catalanista) se les abren las carnes al imaginar un futuro posible en el que, al conducir por las carreteras, veríamos en lontananza los minaretes de las mezquitas del mismo modo que hoy vemos los campanarios de las iglesias. Bueno, y qué, cabría preguntarles o preguntarnos, en la certeza de que ese futuro presuntamente amenazador no lo verán nuestros hijos ni nuestros nietos, por lo menos en todo lo que queda de siglo XXI. ¿Y qué será de España y de Cataluña y de Europa en el siglo XXII o el siglo XXIII? No creo que esa sea una pregunta que debamos contestar o resolver los españoles que estamos vivos a día de hoy. Hace unos cuantos siglos esto que hoy llamamos España era Al-Andalus y ya ven dónde estamos.

La certeza con la que deberíamos vivir y comportarnos, esa sí a día de hoy, es que si no fuera por los inmigrantes que han venido a trabajar y a buscar sus oportunidades en esta tierra, nos hundiríamos en la más absoluta miseria. Somos una sociedad envejecida, con una tasa bajísima de natalidad, y sin la mano de obra y la savia nueva que aportan los inmigrantes no sobreviviríamos. Muchos son musulmanes, en efecto; otros muchos proceden de países con culturas de inspiración cristiana; y habrá otros muchos que sean ateos o no creyentes o que vivan su religión con la misma desafección con que hoy vivimos la fe católica la mayoría de los españoles.

Según las últimas estadísticas, en España vivimos casi 49 millones de personas, de los cuales un 14% es de origen extranjero. Y tenemos una edad media de más de 45 años. En este aspecto solo Portugal está un poco peor que nosotros. Gracias al trabajo de los inmigrantes aún podemos encontrar frutas en el supermercado, tomar cañas en el bar de la esquina, cuidar a los más mayores, levantar los edificios en los que habitaremos, apuntarnos a los viajes del Imserso y un largo etcétera. De modo que a qué viene esa animadversión contra quienes han llegado para ofrecernos, como diría el gran Ancelotti, esa “eneryia” que tanto necesitamos.  No se trata únicamente de que sea una actitud injusta y desagradecida, es que es estúpida.

Lo que debiera preocuparnos son las condiciones de vida y de trabajo que estamos ofreciendo a los inmigrantes. Ahí están las jornadas de trabajo extenuantes, los salarios siempre bajos y muchas veces ilegalmente bajos, las dificultades para acceder a un vivienda digna o los obstáculos para adquirir la ciudadanía española. Por supuesto, y a pesar de tantos sacrificios, siguen viniendo y seguirán viniendo, porque les necesitamos y ellos, como seres humanos, tienen derecho a pelear por una vida mejor.  Lo que encuentran aquí no es el país de jauja ni mucho menos, es más bien un país que les explota laboralmente, que les relega a las duras e ingratas tareas que los nativos, gracias a la prosperidad de las últimas décadas, ya no quieren hacer. Pero lo que buscan aquí es para ellos  mejor que lo que tenían en sus lugares de origen, es una tierra de oportunidades.

Algunos de ellos, muy poquitos, acabarán siendo empresarios o deportistas de élite o científicos o escritores. Pero gracias a todos nuestra Seguridad Social bate marcas de afiliación y las autoridades económicas aseguran en sus informes que la aportación de los inmigrantes será decisiva para mantener el estado del bienestar. Contra las voces agoreras de nuestros líderes de extrema derecha, deberíamos tener al menos la humildad de reconocer que sin ellos estaríamos perdidos.

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1 Comentario

  1. Totalmente de acuerdo, Santiago. Es hora de desenmascarar las cifras engañosas que publica la extrema derecha. No son los inmigrantes los que se llevan las subvenciones, como pregonan, sino los que trabajan para que los demás podamos disfrutar de pensiones y de nuestro bienestar. ¿Si no fuse por ese notable incremento de abonados a la seguridad social, muchos de los cuales son inmigrantes, quién pagaría las pensiones? Un país que acoge a inmigrantes es un país vivo.

  2. Todo muy bonito, pero lo cierto y verdad esq hay paro y por muchos que vengan no son cubiertas, y donde les veo en buscando en la basura, y subsistiendo de esos pensionistas que tú dices que mantienen. Los inmigrantes que ya trabajan no vinieron así y ellos tampoco quieren esta invasión de personas sembrando inseguridad y comiendo de su trabajo. No crees que es mejor contratar en origen y sin poner sus vidas en peligro? No crees que sin estructura que los acoja ni empresas que los contraté solo es agra dar el problema? 🤔

  3. ¿Estamos dispuestos a aceptar 1.000.000 de alóctonos por la subida de un 0,0001 % de las pensiones? ¡Claro que sí! ¡Sacrifiquemos en el altar de las pensiones al dios del «bienestar» el futuro de España! Total, «après moi, le deluge»…

  4. Es curioso que los apologistas de ultraizquierda y que sigan con la matraca de la ultraderecha a todos los que no piensan como ellos, que gobiernen en España gracias a partidos xenófobos. Como diría el gran Forges “País”.

  5. Si todo lo que tienes que decir de la inmigración es exageradamente positivo, simplemente estás mintiendo de la misma manera que lo hace esa extrema derecha que críticas. Un artículo muy pobre, simplón, pienso para pavos.

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