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Más definitiva resulta la partida del rescate de Cervantes, fechada en Argel el 19 de septiembre de 1580 y que se conserva igualmente en el Archivo Histórico Nacional.
- Manuel Vicente Sánchez Moltó es Cronista Oficial de Alcalá de Henares
Parece inevitable. Cada cierto tiempo surge un intento por enfangar las claras aguas río arriba del más universal de nuestros escritores y hace acto de presencia alguna voz, más que iluminada interesada, en defender que Cervantes nació en su pueblo, ciudad, comarca o región, con argumentos dudosamente documentados. La lista es interminable: Alcázar de San Juan, Córdoba, Sanabria (Zamora), Galicia, Arganda y, más recientemente, Cataluña. Que desde Alcázar, con su testarudez harto conocida, se siga defendiendo lo indefendible no me extraña en absoluto, lo que me ha sorprendido es que en esta ocasión se recupere aquella vieja hipótesis de que Cervantes había nacido en la ciudad de los califas. Cuestión, que dicho sea de paso, quedó zanjada por Astrana Marín y otros investigadores cervantistas hace más de un siglo.
Lamentablemente, los medios de comunicación, entre ellos alguna cadena de televisión, se han hecho eco y han difundido profusamente la noticia del reencuentro de un documento extraviado y reinterpretado, presentándolo como una prueba irrefutable. Sé que ha calado ya en una parte de la población y, aunque ya han surgido voces autorizadas criticando la falta de rigor científico de esa “presunta” investigación, como la del catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Córdoba, Enrique Soria, que no ha dudado en calificarla como “fake new histórica”, estoy seguro de que esa respuesta no contará, ni de cerca, con la misma difusión.
Aunque creo que servirá de poco, una vez más voy a referir algunos documentos rubricados por el propio Cervantes en los que se declara natural de Alcalá. Y no sólo él, sino su padre Rodrigo, tal y como lo afirma de su puño y letra en una declaración jurada el 16 de julio de 1552: “yo soy natural de Alcalá de Henares”. De lo que no hay ninguna duda es que la familia Cervantes era originaria de Córdoba. El cordobés Pedro de Cervantes, comendador de la Orden de Santiago, fue nombrado por el cardenal Cisneros, en su condición de señor de Alcalá y su Tierra, como corregidor y justicia mayor de la por entonces villa de Alcalá. Éste, a su vez, designó a un familiar suyo, el licenciado Juan Cervantes, igualmente cordobés, para el cargo de teniente de corregidor. Por la condición de su cargo, Pedro de Cervantes presidió la lectura pública del denominado Fuero Nuevo de Alcalá el 22 de febrero de 1509 en la plaza de la Picota, seguramente acompañado de su teniente. No permanecería demasiado tiempo Juan de Cervantes en Alcalá, aunque el suficiente para que su esposa, Leonor Fernández de Torreblanca, alumbrara aquí a su hijo Rodrigo, padre de Miguel de Cervantes.
Conviene aclarar que la partida de bautismo no es el único testimonio documental probatorio de la naturaleza complutense del escritor y, además, se da la circunstancia de que existen muchos otros que si algo vienen a confirmar es precisamente los datos del registro bautismal.
Como es conocido, y el propio Cervantes lo refiere en sus obras, tomó parte como soldado en la batalla de Lepanto, siendo apresado cuando regresaba a España en 1575, permaneciendo cautivo en Argel durante cinco años. La documentación existente sobre su cautiverio aporta interesantísimos datos y ratifica que Alcalá fue la cuna del escritor. En el Archivo Histórico Nacional de Madrid se conservan varios documentos referidos al rescate de Miguel de Cervantes. En uno de ellos, datado en Madrid el 31 de julio de 1579, fray Juan Gil y fray Antón de la Bella reciben trescientos ducados, doscientos cincuenta de “doña Leonor de Cortinas, biuda, mujer que fue de Rodrigo de Cervantes” y cincuenta de “doña Andrea de Cervantes, vecinas de Alcalá”, con el fin de contribuir al “rescate de Miguel de Cervantes vecino de la dicha villa, hijo y hermano de las suso dichas que está cautivo en Argel”. El documento deja muy claro que Miguel era hijo de Rodrigo de Cervantes y de Leonor y que tenía una hermana llamada Andrea, que nació en Alcalá, siendo bautizada el 24 de noviembre de 1544 en la parroquia de Santa María. En ese mismo documento se ofrece una descripción física del cautivo especialmente interesante: “es de hedad de treynta e tres años, manco de la mano yzquierda”. De todos es conocido que el autor del Quijote perdió el uso de la mano (que no se le amputó) como consecuencia de las heridas recibidas en Lepanto.
Más definitiva resulta la partida del rescate de Cervantes, fechada en Argel el 19 de septiembre de 1580 y que se conserva igualmente en el Archivo Histórico Nacional. Allí podemos leer que Juan Gil “rescató a Miguel de Cervantes, natural de Alcalá de Henares, de edad de treinta y un años, hijo de Rodrigo de Cervantes y de doña Leonor de Cortinas, vecinos de la villa de Madrid, mediano de cuerpo, bien barbado, estropeado del brazo y mano izquierda, cautivo en la galera del Sol yendo de Nápoles a España”.
Y en estas llegamos al primer documento en el que el propio Cervantes declara su naturaleza. El 10 de octubre de 1580 Cervantes decide solicitar una información sobre su cautiverio en Argel. Información realizada a partir de las declaraciones de sus compañeros de cautiverio y con la que, según su propio testimonio, pretendía a su regreso a España solicitar una merced al Consejo de Su Magestad. Pues bien, la petición la encabeza del siguiente modo: “Miguel de Cerbantes, natural de la villa de Alcalá de Henares, en Castilla, y al presente estante en este Argel, rescatado para ir en libertad…” y va firmada y rubricada por “Miguel de Cerbantes”. En dicha información Pedro de Rivera, notario apostólico en Argel da fe y testimonio de que “Miguel de Serbantes, natural de la villa de Alcalá de Henares, que es en Castilla, estante en Argel” presentó las declaraciones de sus compañeros de cautiverio en las que se da cuenta de la actuación de Cervantes durante su prisión. Para los interesados, el documento íntegro se conserva en el Archivo General de Indias de Sevilla.
Dos meses después, ya en España, el 18 de diciembre de 1580, solicita por escrito la comprobación de la información de sus testigos acerca de su cautiverio. Vuelve a encabezar la solicitud de un modo muy similar al anterior: “Miguel de Cerbantes, natural de Alcalá de Henares, residente en esta corte”. Petición que también firma de su puño y letra: “Miguel de Cerbantes”. Este es el segundo de los documentos en los que se declara natural de Alcalá.
No quiero hacer tediosa la relación, por lo que pondré fin con una petición que el 7 de octubre de 1581 fray Juan Gil dirige al rey y en la que le solicita una limosna para seguir liberando cautivos. El interés que encierra es que incluye una relación de los rescatados por la orden de los Trinitarios en 1580 y en ella aparece mencionado en vigésimo noveno lugar “Miguel de Cervantes, de edad de 31 años, natural de Alcalá de Henares, cautivo en la galera del Sol, viniendo de Nápoles a España año 75”.
Por último, en 2016 Jesús Villalmanzo localizó en el Archivo del Reino de Valencia un nuevo documento, fechado el 8 de noviembre de 1580 en el que se toma declaración a “Miguel de Servantes, cavaller, habitador e natural de Alcalà de Henares, resident de present en València” y que, además, se trata del documento más antiguo conocido, hasta el momento, en el que aparece su firma autógrafa. Cervantes permaneció algo más de un mes en Valencia tras el regreso de su cautiverio en Argel.
Creo que esta selección de testimonios es más que suficiente para disipar definitivamente cualquier duda que todavía alguien pueda albergar.
Sobre la estrambótica teoría de que el Cervantes de Alcalá sería un primo segundo del autor del Quijote, no hay más que cotejar las firmas de tres documentos, en el que se declara natural de Córdoba de 1593 y en los que afirma lo mismo de Alcalá, ambos de 1580. Comprobaremos que, con la salvedad de la distancia de años y que en las de 1580 todavía no había adoptado el apellido Saavedra, las rúbricas son de una misma mano. Resultaría ya absolutamente extraordinario que ambos primos firmasen igual. No cabe duda, por tanto, de que se trata de un único Miguel de Cervantes. Es evidente que debemos tomar ese “natural”, no necesariamente como “nacido en”, si no que su familia era originaria de Córdoba.
En resumidas cuentas, no hay duda de que el autor del Quijote nació en Alcalá, la abundante documentación así lo corrobora. Como también es igual de cierto que su ascendencia paterna era cordobesa.
Inmenso Vicente Sánchez. Enhorabuena por publicar tan excelente artículo de opinión tan bien documentado.
Hola , tengo unos libretos de la feria de Alcalá. Del 1934 , 1936 y alguno más.
Me gustaría venderlos