- Aclaración sobre una TRIBUNA DE OPINIÓN sobre los patrocinios para “maliciosos/as” de su autor, Francisco Muñoz Romero
Francisco Muñoz Romero es Profesor de Comunicación Institucional e Imagen Pública del Departamento de Teorías y Análisis de la Comunicación en la Facultad de Ciencias de la Información de la Universidad Complutense de Madrid
1. Ninguna empresa ha pagado nunca 40.000 € al alcalde/alcaldesa antes de ninguna concesión. Es un titular falso y distópico, obviamente, y llama la atención sobre la posibilidad futura de que cualquier político de cualquier gobierno de esta ciudad se vea en un titular así.
2. Si una empresa concesionaria patrocina al Ayuntamiento y vuelve a recibir una concesión, habrá “pagado” al gobierno de alguien la cantidad que sea para hacer una actividad municipal y se expone a que se relacione ese pago con “comprar un buen trato”.
3. Si una empresa desea optar a alguna concesión de la ciudad y empieza patrocinando actividades del Ayuntamiento y, con el tiempo, obtiene un contrato, se expone a que se relacione ese pago con “comprar un buen trato”.
4. La política (alguna) y los medios de comunicación (algunos) están en la dinámica que están. Se vuelve a la guerra de dosieres y el objetivo no es el debate sobre propuestas y contenidos, sino la descalificación cuando no la aniquilación personal del rival sea quien sea.
5. El titular polémico quiere evitar precisamente de esta posibilidad y elige a dos actores protagonistas para visualizarlo. A ninguna empresa, a ningún político, a ningún partido le puede interesar verse mezclado en una situación de esta naturaleza.
6. Hay espacio para el patrocinio privado de actividades públicas. El espacio empieza donde terminan los presupuestos municipales.
7. Los programas culturales, de salud o de festejos que son expresión de las prioridades políticas de los partidos en el gobierno, deben financiarse sólo a cargo de los presupuestos municipales.
8. Las iniciativas ciudadanas de tipo vecinal, educativo, deportivo, de salud, de integración e inclusión social, de música, teatro o artes, están infra financiadas. Ahí llega muy poco dinero o no llega ninguno. Ahí hay que canalizar las acciones RSC de las empresas porque enriquecen a la ciudad sin “politizar” sus contribuciones.
9. Cabe un sistema de patrocinio privado, por supuesto. Pero este patrocinio de empresas a programas de la ciudad debe tener una transparencia reforzada y una normativa específica. Hay que confiar en lo público como regulador de esta cuestión y crear instrumentos específicos para ello.
10. Esto es lo que se pone de manifiesto en la Tribuna de Opinión. Una contribución en positivo que advierte sobre los efectos torticeros de la contienda político-mediática y la necesidad de crear un espacio de financiación entre empresas y ciudad y no entre empresas y ayuntamiento, con el liderazgo de lo público.