Brecha de Género en cuidados: una lucha continua y profunda

La estadística es reveladora: las mujeres dedicamos 3,2 veces más tiempo al día en trabajos de cuidados no remunerados que los hombres, una carga que limita severamente nuestra participación en el mercado laboral y en nuestro desarrollo personal y profesional.

Foto de Ricardo Espinosa Ibeas remitida por Más Madrid Alcalá

Por Rosa Romero, concejala portavoz de Más Madrid – Verdes Equo Alcalá en el Ayuntamiento de Alcalá de Henares

Con el Día Internacional de la Mujer en el horizonte, resurge la discusión sobre una brecha que, aunque silenciada, tiene profundas repercusiones en la vida diaria de muchas mujeres. La brecha de género en el ámbito de los cuidados no sólo evidencia una distribución desigual de las responsabilidades entre hombres y mujeres, sino que también destaca la alarmante escasez de tiempo que muchas mujeres, especialmente en estratos sociales bajos, tienen para dedicarse al autocuidado esencial.

La trivialización del autocuidado, reducido a menudo a estereotipos frívolos, oculta una realidad mucho más grave: mujeres postergando citas médicas vitales, renunciando a apoyo psicológico, disminuyendo su vida social e incluso sacrificando necesidades básicas como la alimentación… Todo por cumplir con demandas de cuidado.

La estadística es reveladora: las mujeres dedicamos 3,2 veces más tiempo al día en trabajos de cuidados no remunerados que los hombres, una carga que limita severamente nuestra participación en el mercado laboral y en nuestro desarrollo personal y profesional. A esto se le suma el panorama en el sector de cuidados profesionales, donde las mujeres, a pesar de constituir alrededor del 70% de la fuerza laboral, enfrentan condiciones laborales precarias y salarios injustamente bajos.

Este desafío multifacético exige una reflexión profunda y acciones concretas para remediar no sólo la distribución desigual de las responsabilidades de cuidado, sino también para garantizar que todas las mujeres, independientemente de su posición socioeconómica, tengan la oportunidad y los recursos para cuidar de sí mismas. En la víspera del 8M, es imperativo reconocer y actuar en contra de estas desigualdades profundamente arraigadas que afectan a la vida, la libertad y el bienestar de innumerables mujeres alrededor del mundo.

Un informe de la OIT (Organización Internacional del Trabajo) resalta cómo el trabajo de cuidados, aunque esencial para la sociedad y la economía, a menudo no recibe el reconocimiento ni la remuneración adecuada. La predominancia de mujeres en este sector no sólo perpetúa la brecha salarial de género, sino que también refuerza roles de género tradicionales y limita las oportunidades de desarrollo personal y profesional de las mujeres. Mientras que el mundo avanza hacia un futuro con trabajo decente para todos, es crucial que se aborden estas desigualdades estructurales y se reconozca la dignidad y el valor del trabajo de cuidados.

En este 8M, el llamado a la acción es claro: es hora de transformar el reconocimiento en reformas reales, asegurando que el trabajo de cuidados sea justo, valorado y equitativo, tanto en el hogar como en el ámbito profesional. Es esencial que se promueva un cambio que permita a las mujeres disfrutar del autocuidado, no como un lujo utópico, sino como una realidad cotidiana. Esto implica garantizar el acceso a recursos, tiempo y apoyo, permitiendo que el autocuidado sea una parte integral y accesible de la vida de todas las mujeres.

 

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