Nouriel Roubini vaticina el mejor escenario para acciones y bonos en 2024

El docente en economía de la Universidad de Nueva York, Nouriel Roubini, ha hecho públicos sus vaticinios. A pesar de que presenta ciertos tintes pesimistas, (algo que por otro lado suele ser común), confía en el rendimiento de los bonos y acciones en caso de que la economía se vea inmersa en una nueva recesión suave o de que no registre apenas crecimiento.

Nouriel Roubini, an economics professor, speaks at a panel discussion at the SALT conference in Las Vegas May 14, 2014. REUTERS/Rick Wilking
  • El académico continúa introduciendo sus reflexiones para “abordar cualquier pronóstico para 2024 con humildad”.

El Dow Jones ascendió ligeramente antes de la publicación de los informes de inflación estadounidenses que podrían cambiar el rumbo en la política de la Reserva Federal. Sin duda, dichos informes sentarán las bases y los indicios sobre las perspectivas de recorte de las tasas de interés.

El pasado lunes, el Nasdaq 100 volvió a descender tras sobrepasar su máximo histórico de cierre, registrado en noviembre de 2021. Pero, ¿qué dicen los expertos?

El docente en economía de la Universidad de Nueva York, Nouriel Roubini, ha hecho públicos sus vaticinios. A pesar de que presenta ciertos tintes pesimistas, (algo que por otro lado suele ser común), confía en el rendimiento de los bonos y acciones en caso de que la economía se vea inmersa en una nueva recesión suave o de que no registre apenas crecimiento.

No obstante, el experto apunta que dadas las circunstancias del mercado, lo peor que podría ocurrir es que el PIB continúe su crecimiento de una forma abrupta en Estados Unidos impidiendo que la recesión logre materializarse en las economías avanzadas. Se trata de una afirmación que, si bien puede parecer contradictoria, entraña su lógica.

Dentro de su columna publicada en Project Syndicate, podemos ver un tono ligeramente más comedido. En general, Roubini, siempre se ha caracterizado por hacer unas predicciones bastante catastrofistas en las que ha concedido especial protagonismo a los riesgos a la baja (tanto a nivel geopolítico como materias primas o ciberataques por ejemplo).


Tres posibles escenarios para 2024

En su última entrega podemos percibir cierto tono de reflexión en donde hay espacio para hablar de la recesión que pronosticaba el pasado año pero que, sin embargo, nunca llegó a manifestarse. “Hace un año por estas fechas, alrededor del 85% de los economistas y analistas de mercado –incluyéndome a mí– esperaban que la economía estadounidense y mundial sufriera una recesión. La resistencia de la inflación sugería que la política monetaria se endurecería antes de relajarse rápidamente una vez que llegara la recesión; los mercados de valores caerían y los rendimientos de los bonos se mantendrían altos. En cambio, ocurrió mayoritariamente lo contrario. La inflación cayó más de lo esperado, se evitó una recesión, los mercados bursátiles subieron y los rendimientos de los bonos cayeron después de subir”, relata.

El académico continúa introduciendo sus reflexiones para “abordar cualquier pronóstico para 2024 con humildad”. Para ello, hace un boceto de diferentes escenarios que podrían darse en la economía. Sus inclinaciones, en este caso, se orientan más hacia un aterrizaje suavizado en el que se den los primeros recortes de interés por parte de los bancos centrales. En concreto, apuesta porque se producirán a lo largo del primer o segundo trimestre. “Este escenario sería el mejor para los mercados de acciones y bonos, que ya han comenzado a recuperarse a la espera de ello”.

Pero, ¿qué ocurriría en el caso de que la economía no detuviese su crecimiento? En el supuesto de que no se produjese un aterrizaje, la inflación descendería en menor medida y no cumpliría con las previsiones de los mercados o la Reserva Federal de Estados Unidos. A su vez, se seguirían generando empleos y el PIB continuaría ascendiendo de forma abrupta. La principal consecuencia en estas circunstancias sería un retraso mayor de la reducción de los tipos y, además, se llevaría a cabo de un modo más ralentizado del previsto por la Reserva Federal, los bancos centrales o los mercados. Aunque a priori no pudiera preverlo, un contexto de no aterrizaje sería perjudicial para el mercado de acciones y bonos porque, más allá de un crecimiento inesperado, los tipos de interés “los tipos de interés se mantendrán algo más altos por más tiempo”.

Otra opción sería un escenario condicionado por un aterrizaje con una recesión breve capaz de reducir la inflación de un modo más acentuado y en un espacio de tiempo más corto de lo que, en principio, prevén los bancos centrales. “Los tipos de interés se reducirían antes, y en lugar de los tres recortes de 25 puntos básicos que la Reserva Federal ha señalado, podría haber seis, que es lo que los mercados están descontando actualmente”, anuncia.

Por último, también cabría la posibilidad (aunque menos probable) de que se generase una recesión más intensa que llevase a una situación de crisis a nivel de deuda y crédito. “Otros shocks geopolíticos, como las nuevas tensiones entre Estados Unidos y China, probablemente serán menos estanflacionarios (menor crecimiento y mayor inflación) y quizá más contractivos (menor crecimiento y menor inflación), a menos que el comercio se altere masivamente o que la producción y las exportaciones de chips taiwaneses se vean perjudicadas”.


El mejor supuesto para los bonos y las acciones

Una vez presentados los diferentes supuestos, el experto reconoce que la mejor circunstancia sería un aterrizaje suave, especialmente para la valorización de las acciones, los activos y los bonos. Por otra parte, puntualiza que, a pesar de que un escenario sin aterrizaje como tal podría ser positivo para la economía real, podría tener un efecto negativo en el mercado de los bonos y las acciones en tanto que dificultaría los recortes de tipos por parte de los bancos centrales.

Además, en el supuesto de que se generase un aterrizaje abrupto, las acciones pagarían las consecuencias “al menos hasta que la breve y superficial recesión parezca haber tocado fondo”. En este caso, podría ser algo positivo para los precios de los bonos pues llevaría a recortes de tasas antes.

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