- Pilar Blasco es licenciada en Lengua española y ha colaborado en publicaciones locales en temas de actualidad política y cultural.
Un agricultor que se precie se desplaza en un tractor, su herramienta de trabajo, su inversión mayor después, incluso antes de la vivienda, su presente y su futuro y probablemente de su familia. Y eso que los campesinos que pueblan estos días nuestras carreteras vienen con lo puesto; no exhiben el resto de aperos que arrastra el tractor a lo largo de las labores agrícolas. Ni el remolque, ni la cosechadora, ni la grada de disco, sembradora, bomba de fumigar, el mini tractor o la mula para la huerta… la recolectora de fruta en sus variantes, etc.
Tampoco cargan con los productos químicos o naturales como fertilizantes, insecticidas y demás industria que acompaña una cosecha. Y el combustible, el gasoil, todos sabemos a qué precio llenamos el depósito de un turismo… Todo ello cuesta un riñón agrícola pagado en los plazos de hipoteca reglamentarios si son de su propiedad; lo mismo o más si se alquila a terceros. Mano de obra en muchas ocasiones, depende del tipo de explotación; con sus correspondientes SMI, mutua de accidentes, etc.
Hace falta tener mucha tierra propia o en arriendo para que su explotación sea rentable. De horas de trabajo y preocupaciones no hablamos. Impuestos equiparables al expolio fiscal que padecemos todos los españoles; más reglamentos, leyes y normas, papeleo multiplicado por el número de administraciones que nos saquean, tres como mínimo, cuatro con Europa. De la ganadería no hablo para no alargar mi alegato en favor del sector primario, del que algo conozco y al que siempre he admirado, igual que al autónomo y al empresario en general, grande o pequeño. El que nos da de comer en sentido literal y en contribución fiscal. Solo decir que el ganadero no conoce fiestas en el calendario, hacerse cargo de cientos de animales y sacarlos adelante para carne o para leche o lo que produzcan, es de lo más esclavo y caro.
Pero el hallazgo argumental al que me refiero es, repito, la manida proclama que la izquierda rancia enarbola sin rubor y sin vergüenza, la que estamos oyendo estos días en bocas sindicales, las del fulard y sueldazo a costa del contribuyente y que dice así: ¡Empresarios, es que Son empresarios! O sea, sospechosos por sí mismos, sospechosos siempre, siempre explotadores, siempre corruptos, los de la fachosfera del otro lado del muro erigido en discurso presidencial recientemente (otro “hallazgo” dialéctico que ya tiene su respuesta entre el populacho), en fin sospechosos habituales, como los de aquella película de criminales.
Lo repite por emulación, faltaría más, la progresía urbanita, incluso la del pueblo llano, que también tiene su parte de fidelidad al régimen, generalmente por adscripción política, sin reflexión y sin argumentos que valgan; los vemos y oímos en las redes, hasta en algunas televisiones del común defendiendo al gobierno y sus políticas caiga quien caiga. Pero hasta los reaccionarios de la progrez, urbana y rural, están algo confundidos sin atreverse a tomar claramente partido contra la gente del campo. Será porque en el fondo se sienten envidiosos y acomplejados ante los atrevidos emprendedores que se lanzan a la selva de la libertad y la autonomía económica arriesgando ahorros y trabajo sin medida para producir riqueza en lugar de parasitar la que producen otros.
En estas páginas, hace pocas semanas escribí sobre este tema cuando eran un rumor las marchas en Francia y Alemania con poco eco en nuestro país, no fuera a contagiarse la revolución siempre pendiente del campo español, del llamado sector primario, que por fin está en pie de guerra justa y pacífica pero fuerte y con visos de durar, de que se le reconozca y respete. Dispuestos a llegar a donde haga falta. Ya era hora y bienvenida sea a primera página la gente del tractor. Ójala que no los dividan y engañen las artimañas de los poderes ocultos de la burocracia planetaria 2030.
“(…) sin reflexión y sin argumentos que valgan; los vemos y oímos en las redes, hasta en algunas televisiones del común defendiendo al gobierno y sus políticas caiga quien caiga”.
¡Su ideología es más clara que el agua limpia! Con lo cual, de reflexiva tiene poco. Dice y expresa lo que el partido dice. Amen a la licenciada.
Muy propio de la hi(progre)sía… : poner el sambenito de “explotadores” a los empresarios y a los que generan riqueza y les dan de comer. Comparto la opinión de Pilar y también el apoyo a los agricultores y todo el sector primario en general.
Los empresarios de la política pretenden ser los únicos empresarios con derecho a serlo. Los demás,… todos obreros a su servicio.