
- La presencia de periodistas llama la atención de los inmigrantes y pronto se forma un corrillo en el que se habla inglés, francés y algunas palabras en árabe.

17:00 de la tarde en la plaza José Cadalso de Alcalá de Henares. Por la pesada puerta corredera de un recinto militar comienzan a salir a cuentagotas pequeños grupos de jóvenes. Sin embargo, no se trata de soldados profesionales. Son algunos de los cientos de inmigrantes a los que el Ministerio del Migración ha alojado temporalmente en este acuartelamiento. Unos muchachos que, según narran a GRAN MADRID, se enfrentan a unas condiciones más que espartanas. «Huimos de nuestros países, vinimos buscando la libertad y estamos peor que en la cárcel», resume uno de ellos.
Es la última crónica que relata la situación de los inmigrantes provenientes de Canarias en las instalaciones del acuartelamiento en nuestra ciudad pero no la única. ALCALÁ HOY viene haciéndose eco de crónicas similares y de las denuncias de Red Española de Inmigración y Ayuda al Refugiado desde hace varias semanas. Eso sí, parece ser que en esta ocasión ha suscitado un interés especial para el PP complutense y la alcaldía que se han apresurado a repostear la crónica de EL MUNDO.
Esto es lo que llevamos denunciando desde que comenzó la derivación de inmigrantes a Alcalá de Henares.
El Gobierno se ha dedicado más a insultarnos que a encargarse de sus competencias.
Ahora son los afectados quienes hablan .. 🤔🤔https://t.co/c68ycdLZ7S— Judith Piquet (@JudithPiquet) January 31, 2024
Los inmigrantes que están trayendo a Alcala desde Canarias denuncian que “llevan dos meses mal alimentados, con la misma ropa y sin médicos”
❌@AytoAlcalaH sigue sin tener ninguna información. @javiRpalacios es complice de la politica migratoria que perjudica a los alcalainos pic.twitter.com/s2A1rOujWt
— PP Alcalá de Henares (@ppdealcala) January 31, 2024
Muchachos en la veintena, se relata en la crónica de este último día de enero rubricada por Daniel J. Ollero y Luis F. Durán, varados en este viejo recinto militar -rebautizado por el Gobierno central como Centro de Acogida, Emergencia y Derivación de Alcalá de Henares-, solo pueden abandonarlo entre las cinco y las ocho y media de la tarde para salir a hacer deporte o dar un paseo. «Queremos salir de aquí y poder estudiar español para ganarnos la vida», cuenta en inglés un joven de Ghana, que, junto a otro compatriota, ha sido uno de los más puntuales en salir de paseo. Sin embargo, ellos mismos son conscientes de que se trata de un deseo sine die. «Yo antes estuve en un hotel y algunos de los chicos que estuvieron conmigo ya están pudiendo estudiar, pero nosotros seguimos aquí encerrados», se lamentan los chicos con amargura.
La presencia de periodistas llama la atención de los inmigrantes y pronto se forma un corrillo en el que se habla inglés, francés y algunas palabras en árabe. Senegal, Ghana, Mali, el Magreb… Pese a proceder de distintas lenguas y regiones, hay quórum en sus reivindicaciones: «Casi no nos enseñan español», protestan. «Si hay suerte, hay clase un día a la semana… pero muchas veces ni eso», apunta otro muchacho.
Entonces, una trabajadora interrumpe la conversación: «No, no, no, muy mal. No podéis hablar», les grita. A continuación, su mensaje cambia de destinatario: «Ellos tienen prohibido hablar», afirma dirigiéndose a los periodistas de este periódico.
La escena provoca cierta confusión. Muchos no entienden lo que dice esta mujer y solicitan una traducción. Sin embargo, las palabras surten efecto en algunos chicos que deciden seguir su camino. Otros, en cambio, deciden seguir hablando sin miedo. «La comida es horrible, no podemos lavarnos todos los días, no podemos lavar nuestra ropa; yo llevo 17 días con el mismo pantalón, pero algunos llevan meses con la misma ropa», se quejan mientras señalan su propia vestimenta. «Yo llevo dos meses así», interrumpe un muchacho, mientras muestra sus pies en los que solo lleva unas pequeñas chancletas de baño sin calcetines en pleno mes de enero.
Una carestía que se produce pese a que vecinos de la zona cuentan que, tanto ellos mismos a título particular como distintas asociaciones, se han acercado al centro a prestar ropa destinada a los alojados.
A la hora de relatar sus condiciones de vida, el símil que constantemente sale de la boca de los jóvenes es el de una «prisión» para describir sus condiciones vitales y su limitada libertad de actuación y movimientos. Además de la suciedad y los problemas de acceso al higiene personal, se quejan de la falta de atención médica. «Estás mal, dices que necesitas ver a un médico y te responden que mañana. Al día siguiente, vuelven a decirte que mañana… Y así sucesivamente», protesta uno de ellos.
Preguntados por las quejas de políticos y asociaciones de comerciantes, los jóvenes responden: «¿Qué problemas vamos a tener? Si aquí no conocemos a nadie y lo único que hacemos es salir un rato al parque que está junto al centro comercial».
Una situación en un limbo legal, sobre la que la Red Española de Inmigración y Ayuda al Refugiado presentó la semana pasada un recurso ante la Audiencia Nacional, denunciando la expulsión «sin fundamentación ni resolución por parte de la Secretaría de Estado de Migraciones» de más de 21 migrantes usuarios del centro de Alcalá de Henares.
Los vecinos del Ensanche de Alcalá y comerciantes de la zona aseguraron ayer que hasta el momento no hay problemas de convivencia cuando los inmigrantes salen del centro a partir de las cinco de la tarde. “Ellos se pasean sin problemas y no hay ningún conflicto”, apuntó un hombre. Aurora, vecina de unos chalés cercanos, reitera que los migrantes son muy pacíficos y educados.
Con todo, hay personas que han decidido reforzar las medidas de seguridad privadas y han colocado alarmas en sus chalés, pese a que la Policía Nacional desmiente que haya un aumento de delitos.
Lo de que sólo pueden salir por la tarde no es verdad. Los puedes ver por la mañana en los alrededores del Magna o paseando por el centro.
Lo que no entiendo es que no les den una solución. Por qué no les dan cursos de formación, primero de español para que se puedan comunicar y luego, por ejemplo, de albañilería u oficios donde se necesita mano de obra.
O concederles un viaje de vuelta a su origen, por ejemplo.
Esto es un desastre compran alcohol en ahorra más de Miguel de Unamuno y luego se pegan entre ellos el otro día pase miedo en la puerta de Alcalá Magna tres magrebíes en situación muy violenta con otros de color y por cierto el otro día me comentaba un vecino que vende su casa que le costó un dineral y ahora que es su jubilación no la quiere nadie por el centro este que hacemos con este Español decente que después de toda su vida pagando hay tiene su jubilación y ahora no vale nada yo entiendo que alguien quiera mejorar su vida pero de esta manera no van a mejorar nada si no empeorar mirar cómo está Lavapiés o el barrio de Tetuán y Alcalá es un firme candidato para terminar igual no seamos cínicos de esta manera es pobreza delincuencia y demás cosas malas que ya sabemos no nos engañemos este gobierno está haciendo daño y después la solución llegará tarde quie tiene hijos hijas no quieren este ambiente es una pena pero esto no va a terminar bien aparte hay que saber que si usas un 38 de pie en la caja de zapatos no entra un 48 porque revienta y España no tiene capacidad para esto pero como al final siempre pagan los mismos estamos entrando en un país de miseria y no lo queremos ver pero España tiene mala pinta