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Hubo un tiempo, no tan lejano, en el que muchos se mofaban del fútbol femenino, hasta el punto de intentar convertirlo en una charada.
- Manuel Vicente Sánchez Moltó es Cronista Oficial de Alcalá de Henares
Se veía venir en los últimos años el gran desarrollo del fútbol femenino en España. El extraordinario logro de la Selección consiguiendo el título de Campeona del Mundo, que muy pocos esperaban y que nos ha emocionado a todos, ha sido el aliciente para convertirlo en un deporte mayoritario. Por SI alguien todavía albergaba alguna duda, la reciente y brillante clasificación para disputar la Women’s Nations League, ha venido a confirmar que lo del título mundial no fue una casualidad.
Pero no siempre fue así. Hubo un tiempo, no tan lejano, en el que muchos se mofaban del fútbol femenino, hasta el punto de intentar convertirlo en una charada. Recuerdo perfectamente una serie de lamentables “partidos de fútbol”, entre las “folclóricas” y las “finolis”, a iniciativa de Pedro Roiz Cossío, presidente del Rayo Vallecano. Bien situado en el régimen franquista, fue durante muchos años consejero provincial y jefe local del Movimiento en Madrid, y en ese momento tenía puestas sus expectativas en las elecciones de 1971 para ser elegido procurador en las Cortes por el denominado “Tercio Familiar”.
Con la excusa de recaudar fondos para las guarderías del Patronato de Nuestra Señora del Socorro, el partido se celebró el tres de enero de 1971. Las folclóricas, capitaneadas por Lola Flores, contó en sus filas con su hermana Carmen, Marujita Díaz, Rocío Jurado, Conchita Bautista y Gracia Montes. Mientras que Encarnita Polo, Luciana Wolf y Mara Lasso formaban parte del equipo rival. Completaban la charada el conocido cómico Manolo Gómez Bur, como masajista, siendo el árbitro todo un galán de aquellos tiempos, el actor Juan Luis Galiardo. El partido acabó a cero, aunque el árbitro quiso conceder algunos goles “honoris causa”. Los interesados pueden rastrear en el archivo del No-Do un reportaje de este lamentable espectáculo.
Poco después, el diecinueve de marzo, se repetiría el “show” en Sevilla. El éxito hizo que ese mismo año Pedro Masó estrenara la película «Las Ibéricas F.C.», con Rosanna Yanni, Ingrid Garbo, Claudia Gravy y Tina Sáinz, en los papeles estelares. Para algunos una de las peores películas de la historia del cine español. No creo que haga falta explicar el daño que estas burlas provocaron sobre un fútbol femenino que en aquellos tiempos daba sus primeros pasos.
Un mes antes, el ocho de diciembre de 1970, había tenido lugar el primer partido oficial de fútbol femenino, entre el Sizam Paloma (hoy, Olímpico Villaverde) y el C.F. Mercacredit, que logró reunir a ocho mil personas en el campo de fútbol de Boetticher, en Villaverde, que pagaron veinticinco pesetas por su entrada. Ganó por 5-1 el Sizam, marcando los cinco goles Conchi “Amancio” (Concepción Sánchez Freire), una muchacha de trece años, a la que se puede considerar como la primera figura internacional del fútbol femenino moderno. Conchi, fue la primera futbolista española fichada por un equipo extranjero. En Italia pasó por diferentes equipos hasta ser fichada finalmente por el Arsenal. Fue la primera capitana de la Selección Española y a lo largo de su carrera consiguió diez ligas, cinco copas y marcó más de quinientos goles, retirándose a los cuarenta años. Lamentablemente, hoy es una gran desconocida. Rafael Muga, presidente del Mercacredit, fue el promotor del partido. A su conclusión fue conducido al cuartelillo por una pareja de la Guardia Civil. Allí, el comandante del puesto, no dando crédito, llegó a preguntarle: “¿Pero de verdad ha organizado usted un partido de fútbol con mujeres?”.
Muga también se encargó de convocar a la primera selección española femenina, que debutó el veintiuno de febrero de 1971 frente a Portugal en La Condomina (Murcia). Eso sí, sin himno, ni escudo en la camiseta, porque no estaban reconocidas. El presidente de la federación murciana, Manuel Cerezuela, hizo todo lo posible en las puertas del estadio para que el público no accediera a presenciar el encuentro. Ganaban al descanso las españolas por 3-1, aunque al final quedaron en un empate a tres. Merced a las muy buenas actuaciones de las jugadoras españolas en los distintos amistosos celebrados, la Selección fue invitada a participar en el Mundial de México de 1971, pero el presidente de la Federación Española, José Luis Pérez-Payá, prohibió expresamente su participación. El cinco de mayo de 1971 tuvo lugar una reunión en Madrid, que contó con la presencia de cuarenta equipos de toda España, pero no sería hasta octubre de 1980, siendo ministro de Cultura y Deportes Iñigo Cavero, cuando se admitió al fútbol femenino en la Federación Española. Aún tuvieron que pasar más de dos años para que se disputara el primer partido internacional, el cinco de febrero de 1983, frente a Portugal.
Alcalá no se quedó atrás. Un grupo de jóvenes aficionadas al fútbol, encabezadas por Marisa Gilabert, con el apoyo del que sería su entrenador, Julián del Olmo, decidieron crear un equipo. La Real Sociedad Deportiva Alcalá les patrocinó, cediéndoles las equipaciones (sin el escudo) y las instalaciones. El veintiuno de febrero de 1970 disputaron un amistoso contra el mencionado Mercacredit en el desaparecido campo de El Humilladero (sobre el que hoy se erige el centro comercial Boisan). El partido se jugó en dos tiempos de treinta minutos. El encuentro tuvo su emoción, ya que con el 1-2 en el marcador, las complutenses fallaron un penalti, acabando perdiendo por 1-4. La crónica del partido, que la Agencia Cifra tituló “Primer partido femenino en Alcalá”, se quedó más en la anécdota que en el propio encuentro: “El primer sorprendido fue el taquillero del campo de la Virgen del Val al hacer recuento de lo ingresado: más dinero que cuando juegan los hombres”. El pie de la fotografía que acompaña este artículo dice: “Una discusión en el centro del campo”. José Félix Huerta e Iván Pozuelo en su historia de la R.S.D. Alcalá nos desvelan los nombres de estas pioneras del fútbol complutense: Pilar Franco, María Luisa, Chelo Franco, Pepita Ortiz, Manoli Ortiz, Geni Tato, Antonia Millán, Blanca Palacios, Paquita Sánchez Ferrer, Rosita González y Luisa Gómez, entrando de refresco María José, Emilia Tato, Alicia Cabezas, Mari Feli García y Carmen Mari.
Tras ésta, repitieron la experiencia el veinticinco de abril, jugando otro partido en Almadén contra el Manchego. En esta ocasión vencieron con un contundente 8-0, con cinco goles de Blanca, y el resto de María Luisa, Rosita y Antonia. Blanca Palacios destacó desde el primer momento como una excelente goleadora, hasta el punto de que algún otro equipo intentó ficharla.
Lamentablemente poco duró la aventura. Algunas jugadoras, presionadas por sus novios, decidieron abandonar el equipo y el Alcalá dejó de patrocinarlas, lo que explica que no haya constancia de que el equipo tuviera continuidad en la siguiente temporada. Pero merece la pena recordar que casi medio siglo antes de que aquí asentará sus reales el Atlético de Madrid, las alcalaínas ya jugaban al fútbol. Y no lo tuvieron nada fácil, son muchos los prejuicios y condicionantes sociales que tuvieron que superar, entre ellos la simple circunstancia de salir a jugar en pantalón corto, como muy bien me relató Marisa Gilabert. No estaría de más que, de algún modo, se hiciera un reconocimiento público a aquellas pioneras, aquellas “guerreras” alcalaínas, que en tiempos tan difíciles quisieron hacer valer su deseo de ser jugadoras de fútbol. La mayoría aún permanecen en nuestra ciudad.
Gracias por la noticia. Me alegra leer el nombre de mi madre, mi tía y algunas mujeres más a las cuales he conocido con el paso de los años.