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“Lo peor no es darles impunidad, lo peor es que les han dado la razón”.
- Analista político colaborador de ALCALÁ HOY
“Lo peor no es darles impunidad, lo peor es que les han dado la razón”. Con estas palabras expresaba Maite Pagazaurtundúa en el Parlamento Europeo el sentir de muchos ciudadanos –votantes socialistas incluidos- con la situación que vive España tras el pacto entre el PSOE y Junts.
A pesar de su debilidad por la mentira, es inevitable sorprendernos hasta donde está dispuesto a llegar Pedro Sánchez con tal de conservar el poder.
Infame es, por otro lado, que en su discurso de investidura Sánchez anunciara que “en el nombre de España” iba a conceder una amnistía a los políticos que protagonizaron el golpe a la Constitución en el 2017.
Esos políticos que no sólo fueron condenados por perpetrar un golpe contra la democracia, sino que, además, lo fueron por malversar dinero público. Ese dinero destinado a Educación, Sanidad y servicios sociales entre otras muchas partidas.
Por siete votos procedentes de la antigua y corrupta Convergència de Jordi Pujol y por estirar un poco más su estancia en La Moncloa, Pedro Sánchez ha dilapidado el principio de igualdad consagrado en el artículo 14 de la Constitución Española. Uno de los pilares sobre los que se sustenta nuestro Estado de Derecho.
La ambición desmedida y desbocada del Presidente del Gobierno, además de poner en serio peligro nuestro sistema democrático, se ha llevado por delante al PSOE. Porque, a estas alturas, no tiene sentido hablar ya de socialismo sino más bien de sanchismo.
El PSOE, a día de hoy, es solo una estructura orgánica al servicio de Sánchez y sus intereses personales. Sin masa crítica y sin un discurso alternativo al del supremo líder que se visualice y se haga notar, hablar del PSOE es como hablar de una secta.
Tiene razón Nicolás Redondo Terreros cuando afirma que “este es otro PSOE”. Y tanto que la tiene. ¿O acaso un partido ‘de izquierdas’, progresista y que ha luchado tanto para que en España llegara la democracia, amnistiaría a una clase privilegiada en lo económico y lo social –como lo son Puigdemont y compañía- con tal de mantenerse en el poder?
Resulta ignominioso, incluso viniendo de Pedro Sánchez, comparar esta amnistía con la que se concedió en 1977 y situar al mismo nivel a Puigdemont y el resto de políticos golpistas con los miles de ciudadanos que tuvieron que exiliarse para salvar su vida. A nadie en su sano juicio se le ocurriría hacerlo.
Así las cosas, se hace imprescindible que en España aflore una izquierda nacional, es decir, no nacionalista, que abogue por recuperar los principios de igualdad, justicia social y solidaridad en los que un día basó ‘la izquierda’ su existencia. En eso están las gentes de El Jacobino con Guillermo del Valle a la cabeza. Quién sabe si las Elecciones Europeas del próximo año pueden ser la primavera de una izquierda digna de tal nombre.
Son tiempos difíciles para luchar por la libertad con un Gobierno que asume un discurso falaz y considera que el nuestro no es un país democrático, pero precisamente por eso y precisamente ahora, no podemos dejar de ondear y defender esa bandera.
En defensa propia. Desde la voz y la palabra. Por la democracia y porque lo que está en juego es nuestra condición misma de ciudadanos libres e iguales.
En resumen, Por donde pasa el PSOE no crece la hierba, ni siquiera él mismo