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Pilar Blasco es licenciada en Lengua española. Actualmente jubilada, ha colaborado en publicaciones locales en temas de actualidad política y cultural.
Naturalmente la legendaria frase fue aplaudida entusiasta y furiosamente por los parlamentarios de su partido, los que se deshacen las aletas, perdón, las manos, cada vez que el amado líder abre la boca, sea en el parlamento, en los mítines del partido, en la Moncloa, donde sea. No me fijé si sus reticentes, insatisfechos chantajistas socios de gobierno aplaudieron también; normalmente no lo hacen, sino que, perdonándole la vida a Sánchez, suelen añadir en sus réplicas, amenazas y exigencias nuevas con caras de perro.
El mecanismo del aplauso aprobador, preventivo incluso, del discurso sanchista es ya rutina, aunque no deje de sorprendernos a muchos. Ni una fisura, ni un titubeo a las palabras del jefe. “Haciendo de la necesidad virtud”, plas, palas, plas. Declaramos constitucional y necesaria la amnistía, plas, plas, plas. En aras de asegurar la convivencia, plas, plas, plas. Seguidas, al final del discurso y de la aprobación por mayoría de esas leyes disgregadoras e injustas, de los abrazos, efusiones de todo tipo, besos enardecidos tipo Rubiales (pero de mujer a hombre, eso sí) y demás demostraciones ostentosas de entusiasmo unánime. Como un solo hombre/mujer, los socialistas que anteayer aplaudían con las mismas muestras lo contrario, sin rubor y sin complejos, celebran hoy el “cambio de opinión” de su amado líder. Faltaría más. Con más entusiasmo si cabe. Actitud digna de estudio por el campo de la psicología de masas. Pues el aplauso sanchista no se limita a los diputados del congreso, sino que se extiende a masas de votantes, los mismos que anteayer pensaban lo contrario. Mismo esquema mental; digno de estudio de manipulación mental gregaria.
Que nuestros representantes parlamentarios -no olvidemos que cada uno de sus señorías nos representan a todos los españoles- le aplaudan a un gobernante ambicioso y autocrático, que tiene sus intereses particulares por encima de todo, absolutamente de todo, tiene su explicación: muchos de ellos no tienen capacidades profesionales ni intelectuales para sobrevivir fuera del hemiciclo, lo mismo que muchos de los ministros y altos cargos del gobierno, cuyos méritos conocidos se resumen en la obediencia ciega y la renuncia a sus principios, si es que los tuvieron, a cambio de una sustanciosa nómina y ciertas prebendas a cargo del erario público.
Lo que ya no es tan explicable es que pequeños industriales y comerciantes, gentes de la decadente clase media trabajadora y demás currantes, exprimidos por la avaricia fiscal recaudatoria, supuestamente amantes de su nación, españoles honrados, aplaudan a Sánchez a cambio de nada. Peor aún, a cambio de pérdidas constantes de su poder adquisitivo, víctimas de subidas de precios a todos los niveles, de presión fiscal asfixiante, intromisión intolerable del Estado en sus vidas y en las de sus familias. No puede ser que por unas migajas en subsidios extraídos del bolsillo de sus conciudadanos y del suyo propio, se entreguen con tanto entusiasmo a la continuidad del régimen. Ese misterio se da en otras sociedades, supuestamente más adelantadas y prósperas que la nuestra y está por resolver a cargo de sociólogos y estudiosos de la psicología de masas.
Hasta ahora la “necesidad” de Sánchez es el poder absoluto, la virtud no la encuentro por ninguna parte. No puede ser virtud -del latín VIR, valor, fortaleza- La entrega sumisa y vergonzosa de una nación, la nuestra, con sus instituciones y su constitución a unos delincuentes condenados y prófugos. Que alguien lo explique.
PD: deliberadamente he escrito con minúsculas los nombres de las instituciones del estado.
Demasiado fascismo para digerir a semejante sarta de majaderías de esta insufrible colaboradora. Entiendo que es el precio que hay que pagar para llegar a todo el espectro de lectores de una ideología o de otra, pero esta señora resulta cansina y podría ser menos productiva. Señora Blasco usted intenta adoctrinar y lo único que consigue es repulsión. Seguro que tendrá su club de fans, no lo dudo pero debería escribir con menos frecuencia porque resulta agotadora. Yo no volveré a leer sus artículos ni por curiosidad morbosa.
jajajaja. Si no me gusta lo que escribes y no piensas como yo: ¡fascista!
Pues a mí me encantan sus artículos para echarme unas risas en el desayuno. Señora Blasco, no haga caso a las críticas y siga trabajando, que el humor, como el amor, es lo más valioso que tenemos en la vida.
Hace unos días oí decir a un diputado del partido que ha conseguido la presidencia del gobierno que “el otro partido que la pretendía está furioso porque no sabe respetar lo que ha votado el pueblo, que el pueblo ha votado un gobierno de coalición progresista y que el pueblo sabe lo que vota (o expresiones equivalentes)”.
Yo no creo que ni un solo votante haya votado la coalición de investidura que ha formado el ahora presidente. La gente vota un partido, no la coalición que luego se negocia usando nuestros votos como dinero a disposición de cada partido.
PROPONGO que, en cada nueva elección, exijamos a los partidos que presenten en sus programas electorales la relación de partidos con los que estarían dispuestos a formar coalición (no votando a los que no la presentaran).
Entonces, hasta podría tener sentido la frase (el sofisma) del referido diputado (creo que era don Patxi López).
¿La paguita de Ayuso también la votasteis?